¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este
viernes de la 6ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Juan
16,20-23a
Lectio
Viernes, 22 de mayo de 2020
Tiempo de Pascua
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que por la resurrección de tu Hijo nos has hecho renacer a la
vida eterna; levanta nuestros corazones hacia el Salvador, que está sentado a
tu derecha, a fin de que cuando venga de nuevo, los que hemos renacido en el
bautismo seamos revestidos de una inmortalidad gloriosa. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Juan 16,20-23ª
En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar.
3) Reflexión
• En estos días entre Ascensión y Pentecostés, los evangelios de cada
día están sacados de los capítulos de 16 a 21 del evangelio de San Juan, y
forman parte del así llamado “Libro de la Consolación o de la Revelación” (Jn
13,1 a 21,31). Este libro está subdividido de la siguiente manera: despedida de
los amigos (Jn 13,1 a 14,31); testamento de Jesús y oración al Padre (Jn 15,1 a
17,28); la obra consumida (Jn 18,1 a 20,31). El ambiente es de tristeza y de
expectativa. Tristeza, porque Jesús se despide y la añoranza invade el corazón.
Expectativa, porque está llegando la hora de recibir el don prometido del
consolador que hará desaparecer la tristeza y traerá la alegría de la presencia
amiga de Jesús en medio de la comunidad.
• Juan 16,20: La tristeza se transformará en Alegría. Jesús dice: “También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar”. La frecuente alusión a la tristeza y al sufrimiento refleja el ambiente de las comunidades de finales del primer siglo en Asia Menor (actual Turquía), para las cuales Juan escribe su evangelio. Ellas vivían en una situación difícil de persecución y de opresión que era causa de tristeza. Los apóstoles habían enseñado que Jesús volvería pronto, pero la parusía, el retorno glorioso de Jesús, se estaba demorando y la persecución aumentaba. Muchos eran impacientes: “¿Hasta cuándo?” (cf 2Tess 2,1-5; 2Pd 3,8-9). Porque una persona sólo aguanta una situación de sufrimiento y de persecución cuando sabe que el sufrimiento es camino y condición para la perfecta alegría. Y entonces, aún teniendo la muerte delante de los ojos, la persona aguanta el dolor. Por esto el evangelio presenta la comparación tan bonita del parto.
• Juan 16,21: La comparación con los dolores del parto. Todos
entienden esta comparación, sobre todo las madres: “La mujer, cuando va a dar a
luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al
niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el
mundo”. El dolor y la tristeza causadas por la persecución, aunque no ofrezcan
un horizonte de mejoría, non son estertores de muerte, sino dolores de parto.
Las madres saben de esto por experiencia. El dolor es terrible, pero aguantan,
porque saben que el dolor es fuente de vida nueva. Así es el dolor de la
persecución de los cristianos, y así puede y debe ser vivido cualquier dolor,
siempre que sea a la luz de la experiencia de la muerte y resurrección de
Jesús.
• Juan 16,22-23a: La alegría eterna. Jesús aplica una comparación:
También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará
vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. En ese día no
haréis más preguntas. Esta es la certeza que anima a las comunidades cansadas y
perseguidas de Asia Menor y las hace cantar de alegría en medio de los dolores.
Como dice San Juan de la Cruz: “¡En una noche oscura, con ansias y amores
inflamada, oh dichosa ventura, salí sin ser notada, estando ya mi casa
sosegada!” La expresión En ese día indica la llegada definitiva del Reino que
trae consigo su propia claridad. A la luz de Dios no habrá más necesidad de
preguntar cosa alguna. La luz de Dios es la respuesta total y plena a todas las
preguntas que pueden nacer de dentro del corazón humano.
4) Para la reflexión personal
• Tristeza e alegría. Existen juntas en la vida. ¿Cómo acontecen en mi
vida?
• Dolores de parto. Esta experiencia está en el origen de la vida de
cada uno de nosotros. Mi madre aguantó el dolor con esperanza, y por esto yo
estoy vivo. Me detengo un momento y pienso en este misterio de la vida.
5) Oración final
¡Pueblos todos, tocad palmas,
aclamad a Dios con gritos de alegría!
Porque el Señor, el Altísimo, es terrible,
el Gran Rey de toda la tierra. (Sal 47,2-3)
aclamad a Dios con gritos de alegría!
Porque el Señor, el Altísimo, es terrible,
el Gran Rey de toda la tierra. (Sal 47,2-3)
Orden de los Carmelitas
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