¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en
este martes de la 10ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo A,
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Mateo
5,13-16
Lectio
Martes, 9 de junio de 2020
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas; y
concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda.
Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 5,13-16
«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.
«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.
«Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada
en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo
del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en
la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
3) Reflexión
• Ayer, al meditar las ocho bienaventuranzas, hemos pasado por el
portal de entrada del Sermón del Monte (Mt 5,1-12). En el evangelio de hoy
recibimos una importante instrucción sobre la misión de la comunidad. Tiene que
ser sal de la tierra y luz del mundo (Mt 5,13-16). La sal no existe para sí,
sino para dar sabor a la comida.
La luz no existe para sí, sino para iluminar
el camino. La comunidad no existe para sí, sino para servir al pueblo. En la
época en que Mateo escribió su evangelio, esta misión estaba siendo difícil
para las comunidades de los judíos convertidos. A pesar de vivir en la
observancia fiel de la ley de Moisés, estaban siendo expulsadas de la
sinagogas, cortadas de su pasado judío. De cara a esto, entre los paganos
convertidos algunos decían: “Con la venida de Jesús, la ley de Moisés está
superada”. Todo esto causaba tensiones e incertezas.
La apertura de unos
parecía criticar la observancia de otros, y viceversa. Este conflicto generó
una crisis que llevó a cada cual a encerrarse en su propia posición. Algunos
querían avanzar, otros querían poner la lámpara bajo la mesa. Muchos se
preguntaban: "Al final, ¿cuál es nuestra misión?" Recordando y
actualizando las palabras de Jesús, el Evangelio de Mateo trata de ayudarlos:
• Mateo 5,13-16: Sal de la tierra. Usando imágenes de la vida
cotidiana, con palabras sencillas y directas, Jesús hace saber cuál es la
misión y la razón de ser de una comunidad cristiana: ser sal. En aquel tiempo,
con el calor que hacía, la gente y los animales necesitaban consumir mucha sal.
La gente iba consumiendo la sal que el abastecedor dejaba en grandes bloques en
la plaza pública. Al final lo que sobraba quedaba esparcido como polvo en
tierra, y había perdido el gusto. “Ya no sirve para nada más que para ser
tirada afuera y pisoteada por los hombres”. Jesús evoca esta costumbre para
aclarar a los discípulos y discípulas la misión que deben realizar.
• Mateo 5,14-16: Luz del mundo. La comparación es obvia. Nadie
enciende una lámpara para colocarla bajo un celemín. Una ciudad situada en cima
de un monte no consigue quedar escondida. La comunidad debe ser luz, debe
iluminar. No debe temer que aparezca el bien que hace. No lo hace para que la
vean, pero lo que hace es posible que se vea. La sal no existe para sí. La luz
no existe para sí. Y así ha de ser la comunidad: no puede quedarse encerrada en
sí misma. “Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."
• Mateo 5,17-19: Ni una coma de la ley caerá. Entre los judíos
convertidos había dos tendencias. Unos pensaban que no era necesario observar
las leyes del AT, porque es por la fe en Jesús que somos salvados y no por la
observancia de la Ley (Rom 3,21-26). Otros pensaban que ellos, siendo judíos,
debían continuar a observar las leyes del AT (Hec 15,1-2). En cada una de las
dos tendencias había grupos más radicales.
Ante este conflicto, Mateo procura llegar a un equilibrio entre los
dos extremos. La comunidad debe ser el espacio donde este equilibrio puede ser
alcanzado y vivido. La respuesta dada por Jesús a los que le criticaban seguía
siendo bien actual: “¡No he venido a abolir la Ley, sino a darle
cumplimiento!”. Las comunidades no pueden ir contra la Ley, ni pueden
encerrarse en la observancia de la ley. Al igual que Jesús, deben dar un paso y
mostrar, en la práctica, que el objetivo que la ley quiere alcanzar en la vida
es la práctica perfecta del amor.
• Las diversas tendencias en las primeras comunidades cristianas. El
plan de salvación tiene tres etapas unidas entre sí por la tierra de la vida:
a) El Antiguo Testamento: la caminada del pueblo hebreo, orientada por la ley
de Dios. b) La vida de Jesús de Nazaret: renueva la ley de Dios desde su
experiencia de Dios como Padre/Madre. c) La vida de las Comunidades: a través
del Espíritu de Jesús, tratan de vivir la vida como Jesús la vivió. La unidad
de estas tres etapas engendra la certeza de fe de que Dios está en medio de
nosotros. Los intentos de quebrar o enflaquecer la unidad de este plan de
salvación engendraban varios grupos y tendencias en las comunidades:
i) Los fariseos no reconocían a Jesús como Mesías y aceptaban sólo el
AT. Dentro de las comunidades había gente simpatizante con la línea de los
fariseos (Hec 15,5).
ii) Algunos judíos convertidos aceptaban a Jesús como Mesías, pero no
aceptaban la libertad del Espíritu con que las comunidades vivían la presencia
de Jesús resucitado. (Hec 15,1).
iii) Otros, tanto judíos como paganos convertidos, pensaban que con
Jesús había llegado el fin del AT. De aquí en adelante, sólo Jesús y la vida en
el Espíritu.
iv) Había también cristianos que vivían tan plenamente la vida en la
libertad del Espíritu que no miraban más la vida de Jesús de Nazaret ni el
Antiguo Testamento (1Cor 12,3).
v) Ahora bien, la gran preocupación del Evangelio de Mateo es mostrar
que el AT, Jesús de Nazaret y la vida en el Espíritu no pueden separarse. Los
tres forman parte del mismo y único proyecto de Dios y nos comunican la certeza
central de la fe: el Dios de Abrahán y Sara está presente en medio de las
comunidades por la fe en Jesús de Nazaret.
4) Para la reflexión personal
• Para ti, en tu experiencia de vida, ¿para que sirve la sal? Tu
comunidad, ¿está siendo sal? ¿De qué manera tu comunidad está siendo luz?
• Las personas del barrio, ¿cómo ven a tu comunidad? Tu comunidad ¿tiene atracción? ¿Es señal? ¿De qué? ¿Para quién?
• Las personas del barrio, ¿cómo ven a tu comunidad? Tu comunidad ¿tiene atracción? ¿Es señal? ¿De qué? ¿Para quién?
5) Oración final
Amor y verdad son las sendas del Señor
para quien guarda su alianza y sus preceptos.
Haz gala de tu nombre, Señor,
y perdona mi culpa, que es grande. (Sal 25,10-11)
para quien guarda su alianza y sus preceptos.
Haz gala de tu nombre, Señor,
y perdona mi culpa, que es grande. (Sal 25,10-11)
Orden de los Carmelitas