miércoles, 8 de septiembre de 2010

¡Dichosa tú, María, que has sido elegida para ser Madre de Dios y Madre nuestra!

¡Amor y paz!

Para explicar el origen de Jesús, en el evangelio de hoy Mateo emplea un recurso literario utilizado en la antigüedad, que es la genealogía. Las genealogías servían para conocer los antepasados de una persona, y esto era de suma importancia en la cultura de los pueblos del oriente antiguo, en la que el individuo se entendía a sí mismo y era visto por los demás como parte de un grupo con el que establecía una relación de parentela por los lazos de la sangre y de la carne (SBL).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Miércoles en que celebramos la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 1,1-16.18-23.

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Comentario

El presente relato trata de un hecho individual, único y extraordinario: el nacimiento del Mesías anunciado a José en sueños.

Apoyado en la profecía de Isaías 7,14, Mateo desarrolla o amplía el presente pasaje.


El hebreo ( almah = que significa muchacha, joven núbil"; es referido probablemente a la esposa de Ajaz, la madre del rey Ezequías. Traducido al griego, los judíos de la diáspora tradujeron "parthenos" = virgen. Mateo sigue esta traducción. Muchos piensan que hubo una intención de carácter apologético contra quienes empezaban a difundir ideas erróneas sobre el nacimiento de Jesús.


Este relato intenta exponer con toda claridad que la maternidad de María no es obra de José, sino del Espíritu Santo.

El nombre del niño expresa y anuncia su destino: nacerá para salvar a su pueblo de los pecados.


Por los textos que nos propone la liturgia de este día, no cabe duda de que existe una estrecha relación entre el nacimiento de Jesús y de María. La importancia de esta fiesta es señalada por la figura y el rol de esta mujer. Por su Sí al proyecto de Dios, por su amor y sus cuidados, por su fe en el Dios liberador que puso en ella su mirada, por su esperanza que encarna las esperanzas de su pueblo.


Esta festividad nos sitúa en el marco de una historia en la que emerge la acción divina (desde abajo) y proclama la fe en un Dios que no tarda en cumplir sus promesas. Desde esta clave el creyente descubre en cada momento un momento salvífico. Dios actúa a cada paso en el campo humano de esta historia de cada día, suscitando hombres y mujeres que hacen posible y sacramental el actuar de Dios. Como dice un himno de Laudes: "y tú te regocijas, oh Dios, y tú prolongas, en sus pequeñas manos, tus manos poderosas..." Así fue en María, con su nacimiento, hizo posible toda una concatenación de hechos significativos que dieron paso a una fe y una esperanza que cruzan y se prolongan en el tiempo y en el espacio.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)

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