¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes en que
celebramos la fiesta de la Transfiguración del Señor.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: La Transfiguración de Jesús (C)
Lectio
Martes, 6 Agosto ,
2019
La Transfiguración de
Jesús
Una nueva forma para la
realización de las profecías
Lucas 9,28-36
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a
leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en
el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les
ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de
tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza,
apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la
Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre
todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que
también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza
de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de
nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti,
Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén.
2. Lectura
a) Clave de lectura:
Pocos días antes, Jesús había anunciado que Él, el Hijo
del Hombre, debía ser rechazado y crucificado por las autoridades (Lc 9,22; Mc
8,31). Según la información del Evangelio de Marcos y Mateo, los discípulos,
sobre todo Pedro, no entendieron el anuncio de Jesús y quedaron escandalizados
por la noticia (Mt 16,22; Mc 8,32). Jesús reaccionó duramente y se dirigió a
Pedro llamándolo Satanás (Mt 16,23; Mc 8,33). Y esto, porque las palabras de
Jesús no respondían al ideal de Mesías glorioso que ellos tenían en su mente.
Lucas no habla de la reacción de Pedro y de la dura respuesta de Jesús, pero
cuenta, como hacen los otros, el episodio de la Transfiguración, por él
entendido como una ayuda por parte de Jesús, de modo que los discípulos puedan
superar el escándalo y cambiar de idea respecto al Mesías (Lc 9,28-36).
Llevando consigo a los tres discípulos, Jesús sube a una montaña a rezar, y en
la oración, se transfigura. En el curso de la lectura del texto, es bueno
observar cuanto sigue: ¿Quiénes aparecen en la montaña para conversar con
Jesús? ¿Cuál es el tema de la conversación? ¿Cuál es la conducta de los
discípulos?
b) Una división del
texto para ayudar a leerlo:
i) Lucas 9,28: El momento de crisis
ii) Lucas 9,29: El cambio producido en la oración
iii) Lucas 9,30-31: La aparición de dos hombres y su
conversación con Jesús
iv) Lucas 9,32-34: La reacción de los discípulos
v) Lucas 9,35-36: La voz del Padre
c) El texto:
28 Unos ocho días después de estas palabras,
tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. 29 Y mientras
oraba, el aspecto de su rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura
fulgurante. 30 Y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y
Elías; 31 los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en
Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero
permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con
él. 33 Cuando ellos se separaron de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es
estarnos aquí. Podríamos hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y
otra para Elías», sin saber lo que decía. 34 Estaba diciendo estas cosas cuando
se formó una nube y los cubrió con su sombra; y, al entrar en la nube, se llenaron
de temor. 35 Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi
Elegido; escuchadle.» 36 Cuando cesó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos
callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
3. Un momento de
silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e
iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Qué es lo que más te ha gustado en este episodio de
la Transfiguración? ¿Por qué?
b) ¿Quiénes van a la montaña con Jesús ¿Por qué lo
hacen?
c) Moisés y Elías aparecen sobre la montaña junto a
Jesús. ¿Qué significado tienen estos personajes del Antiguo Testamento para
Jesús, para los discípulos, para las comunidades de los años ochenta? ¿Y hoy,
para nosotros?
d) ¿Cuál es la profecía del Antiguo Testamento que se
cumple en las palabras del Padre respecto a Jesús?
e) ¿Cuál es la conducta de los discípulos en este
episodio?
f) ¿Has tenido alguna transfiguración en tu vida? ¿Cómo
te ha ayudado la experiencia de la transfiguración para asumir mejor tu misión?
g) Compara la descripción de Lucas sobre la
Transfiguración (Lc 9,28-36) con la descripción que hace de la agonía de Jesús
en el Huerto (Lc 22, 39-46). Trata de ver si son semejantes ¿Cuál es el
significado de esta semejanza?
5. Una clave de
lectura
para los que desean profundizar en el tema.
a) El contexto del
discurso de Jesús:
En los dos capítulos precedentes del Evangelio de
Lucas, se impone la novedad traída por Jesús y crecen las tensiones entre el
Nuevo y el Antiguo Testamento. Al final, Jesús se da cuenta que ninguno había
entendido su propuesta y mucho menos su persona. La gente pensaba que fuese
como Juan el Bautista, Elías o cualquiera de los Profetas (Lc 9,18-19). Los
discípulos lo aceptaban como el Mesías, pero como un Mesías glorioso, según la
propaganda del gobierno y de la religión oficial del Templo (Lc 9,20-21). Jesús
trató de explicar a los discípulos que el camino previsto por los profetas era
un camino de sufrimiento, por el papel asumido hacia los marginados, y el
discípulo podía ser tal, sólo si tomaba su cruz (Lc 9,22-26). Pero no tuvo
mucho éxito. Y en este contexto de crisis, es cuando sucede la Transfiguración.
En los años treinta la experiencia de la Transfiguración tuvo un significado
muy importante en la vida de Jesús y de los discípulos. Les ayudó a superar la
crisis de fe y a cambiar los propios ideales respecto al Mesías. En los años
ochenta, época en la que escribe Lucas para sus comunidades cristianas de
Grecia, el significado de la Transfiguración se intensificó y se propagó. A la
luz de la resurrección de Jesús y de la expansión de la Buena Nueva entre los
paganos en casi todos los países, desde la Palestina hasta Italia, la
experiencia de la Transfiguración comenzaba a ser vista como una confirmación
de la fe de las Comunidades Cristianas en Jesús, Hijo de Dios. Los dos significados están presentes en la
descripción e interpretación de la Transfiguración, en el evangelio de Lucas.
b) Comentario del texto:
Lucas 9,28: El
momento de crisis
Varias veces Jesús había entrado en conflicto con las
gentes y con las autoridades religiosas y civiles de la época (Lc 4,28-29;
5,20-21; 6,2-11; 7,30-39; 8,37; 9,9). Él sabía que no le permitían hacer
aquello que estaba haciendo. Antes o después, lo detendrían. Además, en aquella
sociedad, el anuncio del Reino, como lo hacía Jesús, no estaba tolerado. ¡O
daba marcha atrás, o le esperaba la muerte! No había otra alternativa. Pero
Jesús no retrocede. Por esto en el horizonte aparece la cruz, no ya como una
posibilidad, sino como una certeza (Lc 9,22). Junto a la cruz aparece la
tentación de continuar el camino del Mesías
Glorioso y no el de Siervo
Sufridor Crucificado, anunciado por el profeta Isaías (Mc 8,32-33). En
esta hora difícil, Jesús sube a la montaña para orar, llevando consigo a Pedro,
Santiago y Juan. En la oración encuentra la fuerza para no perder la dirección
de su misión (cfr Mc 1, 35).
Lucas 9,29: El
cambio que tiene lugar durante la oración
Apenas Jesús ora, su aspecto cambia y aparece glorioso. Su rostro cambia de aspecto y su
vestido aparece blanco y refulgente. Es la gloria que los discípulos imaginaban
para el Mesías. Este cambio de aspecto les demostraba que Jesús, de hecho, era
el Mesías que todos esperaban. Pero lo que sigue del episodio de la
Transfiguración indicará que el camino hacia la gloria es muy diverso del que
ellos imaginaban. La transfiguración será una llamada a la conversión.
Lucas 9,30-31: Dos
hombres aparecen y hablan con Jesús
Junto a Jesús, en la misma gloria aparecen Moisés y
Elías, los dos mayores exponentes del Antiguo Testamento, que representaban la
Ley y los Profetas. Hablan con Jesús del “éxodo” que debería llevar a
cumplimiento en Jerusalén”. Así, delante de sus discípulos, la Ley y los
Profetas confirman que Jesús es verdaderamente el Mesías Glorioso, prometido en el Antiguo Testamento y
esperado por todo el pueblo. Además confirman que el camino hacia la Gloria pasa por la vía dolorosa del
éxodo. El éxodo de Jesús es su Pasión, Muerte y Resurrección. Por medio de su
“éxodo” Jesús rompe el dominio de la falsa idea divulgada, sea por el gobierno
como por la religión oficial y que mantenía a todos enmarcados en la visión de
un Mesías glorioso nacionalista. La experiencia de la Transfiguración
confirmaba que Jesús con su opción de Mesías Siervo constituía una ayuda para
liberarlos de sus ideas falsas sobre el Mesías y descubrir un nuevo significado
del Reino de Dios.
Lucas 9,32-34: La
reacción de los discípulos
Los discípulos estaban profundamente dormidos. Cuando
se despertaron, pudieron ver la gloria de Jesús y los dos hombres que estaban
con Él. Pero la reacción de Pedro indica que no se dieron cuenta del
significado de la gloria con
la que Jesús aparecía delante de ellos. Como nos sucede también tantas veces,
sólo nos damos cuenta de lo que nos interesa. El resto escapa a nuestra
atención. “Maestro, bueno es estarnos aquí”. ¡Y no queremos descender de la
montaña! Cuando se habla de Cruz, tanto en el Monte de la Transfiguración, como
en el Monte de los Olivos (Lc 22,45), ¡ellos duermen! ¡A ellos les gusta más
la Gloria que la Cruz! No les agrada oír hablar de la cruz.
Ellos desean asegurar el momento de la gloria en el Monte, y se ofrecen para
construir tres tiendas. Pedro no sabía lo que decía. Mientras Pedro habla, una
nube desciende de lo alto y les envuelve con su sombra. Lucas dice que los
discípulos tuvieron miedo cuando la nube los envolvió. La nube es un símbolo de
la presencia de Dios. La nube acompañó
a la muchedumbre en su camino por el desierto (Ex 40, 34-38; Num 10,11-12).
Cuando Jesús subió al cielo, fue cubierto por una nube y no lo vieron más (Act
1,9). Una señal de que Jesús había entrado para siempre en el mundo de Dios.
Lucas 9,35-36: La
voz del Padre
Una voz sale de la nube y dice: “Este es mi Hijo, mi
Elegido, escuchadle”. Con esta misma frase el profeta Isaías había anunciado al
Mesías–Siervo (Is 42,1). Después de Moisés y Elías, ahora es el mismo Dios
quien presenta a Jesús como Mesías-Siervo, que llegará a la gloria mediante la
cruz. Y nos deja una advertencia final : “¡Escuchadle!”. En el momento en el
que la voz celeste se hace sentir, Moisés y Elías desaparecen y queda Jesús
solo. Esto significa, que de ahora en adelante es sólo Él, el que interpreta
las Escrituras y la Voluntad de Dios. Es Él la Palabra de Dios para los
discípulos: “¡Escuchadle!”
La afirmación “Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle”
era muy importante para las comunidades de finales de los años ochenta. Por
medio de esta afirmación, Dios Padre confirmaba la fe de los cristianos en
Jesús como Hijo de Dios. En el
tiempo de Jesús, o sea, hacia los años 30, la expresión Hijo del Hombre indicaba una dignidad y
una misión muy elevada. Jesús mismo relativizaba el término y decía que todos
son hijos de Dios (cfr Jn 10,33-35). Pero para pocos el título de Hijo de Dios se convirtió en el resumen
de todos los títulos, más de ciento, que los primeros cristianos dieron a Jesús
en la segunda mitad del siglo primero. En los siglos siguientes, fue en este
título de Hijo de Dios, donde la
Iglesia concentró toda su fe en la persona de Jesús.
c) Más profundización:
i) La Transfiguración se narra en los tres evangelios:
Mateo (Mt 17,1-9), Marcos (Mc 9,2-8) y Lucas (Lc 9,28-36). Señal de que este
episodio recogía un mensaje muy importante. Como hemos dicho, se trató de una
ayuda muy grande para Jesús, para sus discípulos y para las primeras
comunidades. Confirmó a Jesús en su misión en cualidad de Mesías-Siervo. Ayudó
a los discípulos a superar la crisis que la cruz y el sufrimiento les causaban.
Llevaba a las comunidades a profundizar en su fe en Jesús, Hijo de Dios, Aquél
que reveló el Padre y que se convirtió en la nueva clave para interpretar la
Ley y los Profetas. La Transfiguración continúa siendo una ayuda para superar
las crisis que el sufrimiento y la cruz nos producen hoy. Los discípulos
soñolientos son el espejo de todos nosotros. La voz del Padre se dirige a
ellos, como a nosotros: “¡Este es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle!”
ii) En el evangelio de Lucas existe una semejanza muy
grande entre la Transfiguración (Lc 9,28-36) y la escena de la Agonía de Jesús
en el Huerto de los Olivos (Lc 22,39-46). Se puede percibir lo siguiente: en
los dos episodios, Jesús sube a una Montaña para orar y lleva consigo a sus
tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan. En las dos ocasiones, Jesús cambia de
aspecto y se transfigura delante de ellos: glorioso en la Transfiguración,
sudando sangre en el Huerto de los Olivos. Las dos veces aparecen figuras
celestiales para confortarlo, Moisés y Elías y un ángel del cielo. Y tanto en
la Transfiguración como en el Huerto, los discípulos duermen, se muestran
extraños al hecho y parece que no entienden nada. Al final de los dos
episodios, Jesús se reúne de nuevo con sus discípulos. Sin duda alguna, Lucas
tuvo la intención de acentuar la semejanza de estos tres episodios. ¿Cuál
sería? Y meditando y rezando llegaremos a entender el significado que supera
las palabras, y a percibir la intención de su autor. El Espíritu Santo nos
guiará.
iii) Lucas describe la Transfiguración. Hay momentos en
la vida en los que el sufrimiento es tan grande que una persona llega a pensar:
¡Dios me ha abandonado! Y de improviso la persona descubre que Él jamás se ha
alejado, sino que la persona tenía los ojos vendados y no se daba cuenta de la
presencia de Dios. Entonces todo cambia y se transfigura. ¡Es la
Transfiguración! Sucede cada día en nuestra vida.
6. Salmo 42 (41)
“Mi alma tiene sed del
Dios vivo!”
Como anhela la cierva los arroyos,
así te anhela mi ser, Dios mío.
Mi ser tiene sed de Dios,
del Dios vivo;
¿cuándo podré ir a ver
el rostro de Dios?
Son mis lágrimas mi pan
de día y de noche,
cuando me dicen todo el día:
«¿Dónde está tu Dios?».
El recuerdo me llena de nostalgia:
cuando entraba en la Tienda admirable
y llegaba hasta la Casa de Dios,
entre gritos de acción de gracias
y el júbilo de los grupos de romeros.
¿Por qué desfallezco ahora
y me siento tan azorado?
Espero en Dios, aún lo alabaré:
¡Salvación de mi rostro, Dios mío!
Me siento desfallecer,
por eso te recuerdo,
desde el Jordán y el Hermón
a ti, montaña humilde.
Un abismo llama a otro abismo
en medio del fragor de tus cascadas,
todas tus olas y tus crestas
han pasado sobre mí.
De día enviará Yahvé su amor,
y el canto que me inspire por la noche
será oración al Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿por qué he de andar sombrío
por la opresión del enemigo?
Me rompen todos los huesos
los insultos de mis adversarios,
todo el día repitiéndome:
¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué desfallezco ahora
y me siento tan azorado?
Espero en Dios, aún lo alabaré:
¡Salvación de mi rostro, Dios mío!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha
hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras
acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho
ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino
también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la
unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Orden de los Carmelitas