lunes, 15 de octubre de 2012

Reconozcamos la presencia de Dios en nuestra vida diaria

¡Amor y paz!

Nos atraen los espectáculos, pero pasamos por alto los ‘milagros’ de la vida cotidiana. La presencia de Dios en las pequeñas cosas... En su misma obra, en la naturaleza, en los gestos amables, en una sonrisa… Y si se trata de signos verdaderamente extraordinarios, ¿cuál es más grande que la muerte y resurrección de Cristo?

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Lunes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 11,29-32. 
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás. 
Comentario

-Como sea que el gentío se apiñaba a su alrededor, Jesús se puso a decirles:... Un gentío cada vez mayor. Una gran aglomeración de personas... en la acera. ¿Qué es lo que pasa? Unos recién llegados, curiosos, se unen a los que ya están allí estacionados.

-Se puso a decirles: "Esta generación es mala. Pide una señal...
La razón de esa aglomeración, es el deseo de lo maravilloso.
Algo sorprendente va a pasar. Hará algún milagro.

Las muchedumbres están siempre ávidas de lo sensacional. ¿Y yo? ¿Espero también que Dios se me manifieste más?

-Y no se le dará otra señal, excepto la señal de Jonás.

Jesús claramente rehúsa hacer esa "señal" maravillosa que se le pide. Y a los que se lo piden ¡les califica como "malos"! Esa generación es mala.

Es curioso que los contemporáneos hayan podido pedir una señal, siendo así que Jesús había hecho tantos milagros ante sus propios ojos. Pero nunca es bastante.

Señor, danos humildad de corazón para aceptar la acción de Dios en el mundo que de ordinario es gris, sin relieve.

Pues, si bien el mundo entero está penetrado de la Presencia y de los signos de Dios, sin embargo no son presencias ni signos esplendorosos. Es preciso que nuestros ojos tengan más luz, para que sepamos ir discerniendo más y más "lo que Tú, Señor, estás obrando" en los acontecimientos, en las personas que me rodean, en los grupos donde convivo, en los que trabajo, en mi...

-En efecto, igual que Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive así va a serlo el Hijo del hombre para la gente de esa generación.

El "signo de Jonás". Muy simplemente, un hombre que recorre las calles de Nínive gritando que hay que convertirse! He ahí el único y pobre signo que tuvieron los habitantes de Nínive.

¡El "signo" de Dios? Es la llamada a la conversión que percibimos a veces: - esa vocecita tímida que alguna vez nos habla en el fondo de nuestras conciencias y que nos repite: "cambia de vida".

Ese vozarrón del evangelio que nos sacude a menudo y que nos increpa: "cambia de vida".

-Los ninivitas se levantarán en el Juicio contra esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay algo mayor que Jonás.

Tal era sin duda el sentido original de las palabras de Jesús.

Jesús, como Jonás, por su palabra y por su persona, anuncia el Juicio e incita a la conversión. Lucas sólo relató esta interpretación, sencilla y exigente.

-La reina de Saba se pondrá en pie en el Juicio para carearse con esa generación y la condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y hay más que Salomón aquí.

Ser capaz de "venir desde los confines de la tierra". Para escuchar a un "sabio". ¡Qué aventura! ¡Qué decisión! A esta reina pagana no la arredraron las dificultades ni las molestias, ciertamente.

Más que buscar lo excepcional... hay que atender a las llamadas de mi vida cotidiana... tener confianza en los que han recibido la gracia de anunciar el evangelio... no ahogar con hermosos pretextos la Palabra de Jesús que nos invita a la revisión y a la conversión.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DÍA 2
EVANG. DE PENTECOSTÉS A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 224 s.