¡Amor y paz!
Jesucristo tiene predilección por los pobres, por
los oprimidos, por los enfermos. Nos lo dice el Evangelio de hoy. También
nosotros nos encontramos entre ellos: nos hemos hecho cojos por el apego a las
criaturas, lisiados por el amor propio, ciegos por el orgullo, mudos por la
soberbia y hemos contraído otras enfermedades espirituales. Hemos de pensar que
solo Él es quien sana y que los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía
han sido instituidos para esto.
Miremos a Jesús, cómo se compadece de la multitud
que le sigue sin acordarse del sustento necesario. Y cómo realiza el milagro de
la multiplicación de los panes y de los peces, que es símbolo de la Eucaristía,
como lo ha entendido toda la tradición de la Iglesia (P.
Manuel Garrido Bonaño, O.S.B).
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 1ª. Semana
de Adviento.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Mateo 15,29-37.
Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino". Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?". Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados". Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
Comentario
¿De dónde nace la
multiplicación de los panes? La respuesta está en la invitación de Jesús a los
discípulos: “Dadles vosotros...”, “dar”, compartir.
¿Qué comparten los
discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son precisamente
esos panes y esos peces los que en las manos del Señor sacian a toda la
multitud. Y son justamente los discípulos, perplejos ante la incapacidad de sus
medios y la pobreza de lo que pueden poner a disposición, quienes acomodan a la
gente y distribuyen —confiando en la palabra de Jesús— los panes y los peces
que sacian a la multitud. Y esto nos dice que en la Iglesia, pero también en la
sociedad, una palabra clave de la que no debemos tener miedo es “solidaridad”,
o sea, saber poner a disposición de Dios lo que tenemos, nuestras humildes
capacidades, porque sólo compartiendo, sólo en el don, nuestra vida será
fecunda, dará fruto. Solidaridad: ¡una palabra malmirada por el espíritu
mundano!
En la
Eucaristía, de nuevo, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su
Cuerpo, Él se hace don. Y también nosotros experimentamos la “solidaridad de
Dios” con el hombre, una solidaridad que jamás se agota, una solidaridad que no
acaba de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la
Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que
vence el mal, el egoísmo y la muerte.
Jesús también se da a nosotros
en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más, se hace alimento, el
verdadero alimento que sostiene nuestra vida también en los momentos en los que
el camino se hace duro, los obstáculos ralentizan nuestros pasos. Y en la
Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, el del servicio, el de
compartir, el del don, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si se
comparte, se convierte en riqueza, porque el poder de Dios, que es el del amor,
desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.
Papa
Francisco
Homilía del 30/05/2013 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)
Homilía del 30/05/2013 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)
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