¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario,
en este sábado de la semana 21a del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice...
Primera Lectura
Lectura de la primera
carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 4, 9-11
Hermanos:
Acerca del amor fraterno
no hace falta que os escriba, porque Dios mismo os ha enseñado a amaros los
unos a los otros.
Como ya lo hacéis con todos los hermanos de Macedonia. Hermanos, os exhortamos a seguir progresando: esforzaos por mantener la calma, ocupándoos de vuestros propios asuntos y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado.
Salmo
Sal 97, 1. 7-8. 9
R. El Señor llega
para regir los pueblos con rectitud.
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
Retumbe el mar y cuanto
contiene,
la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes. R.
Al Señor, que llega para
regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud. R.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos esta parábola:
- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor. " Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes."»
Reflexión
Esforzaos…trabajando
con vuestras propias manos
El texto de la primera
lectura nos presenta el primer escrito del Nuevo Testamento (año 51). Pablo
evangeliza Tesalónica, junto a Silas, en su segundo viaje misionero. Sin
embargo, tiene que huir precipitadamente a Atenas, dejando a medias la
evangelización de la ciudad por la oposición que encuentra en los judíos (Hch
17,5-10).
Esta comunidad queda con
una formación cristiana deficiente, con dificultades en lo relativo al amor
fraterno, y no tienen claro lo que respecta a la parusía del Señor (segunda
venida del Señor) y a la resurrección de los muertos, lo que conlleva un mal
planteamiento de la vida en relación al trabajo.
Consideran que, si el
Señor va a venir pronto, ya no es necesario trabajar, ni ocuparse de los
asuntos de la vida cotidiana. Ante la imposibilidad de Pablo de volver a la
ciudad y completar la formación, decide escribir esta carta.
Precisamente el texto
que nos presenta la liturgia de hoy es una exhortación al amor fraterno y al
trabajo. Respecto al primero, Pablo afirma que Dios les ha enseñado a amarse
los unos a los otros, pero han de seguir progresando en ese camino. El amor
es una tarea permanente que no puede descuidarse. Exige continuamente poner
en juego todo lo que somos y tenemos, puesto que es el primer testimonio, es
signo y preludio de la fraternidad universal del Reino.
En relación al trabajo,
como hemos visto, los tesalonicenses, en la espera inmediata de la venida del
Señor, han decidido que ya no es necesario trabajar. En este contexto, Pablo,
anima a vivir el trabajo como forma de honestidad: “el que no trabaja que no
coma” (2 Ts 3,10). Vivir del propio trabajo dignifica al ser humano y a la
vez constituye el empeño por construir un mundo mejor, más justo, más humano,
más fraterno.
No podemos olvidar que
todas las dimensiones del ser humano han de ser leídas y vividas a la luz de
la Buena Noticia del Reino, también el trabajo. Esto nos lleva a
preguntarnos: ¿cómo vivo mi actividad laboral: ¿es sólo un medio de vida? ¿Lo
vivo como una forma de construir un mundo más humano? ¿Comparto con otros el
trabajo, como un bien escaso que es?
Siervo negligente y
holgazán
El texto del evangelio
de hoy pertenece al discurso escatológico de Jesús (24,3-25,46). Nuestra
parábola está en la línea de otras anteriores, en que se invita a vigilar
atenta y responsablemente, mientras se espera la segunda venida del Señor.
Tiene tres partes:
a) El Señor se marcha y
entrega a cada siervo una cantidad (14-15)
En la ausencia del Señor
era posible que éste repartiera una serie de bienes a sus empleados para que
negociaran con ellos. Hay que subrayar que, al distribuir los talentos, no se
da a todos lo mismo sino a cada uno según “su capacidad” (v. 15). Con ello se
indica que nadie se ve exigido por encima de sus posibilidades Dios no nos
pide lo que no podemos dar.
b) Descripción de lo que
hace cada uno en su ausencia (16-18)
A continuación, el texto
indica que los dos primeros “inmediatamente se ponen a negociar (ergázomai)”
(vv.16-17). Este verbo en el evangelio mateano tiene el matiz de trabajar por
Cristo (Mt 7,23). Ambos obtienen el doble de lo recibido; en cambio, el
último, lo esconde en tierra (v. 18), lo que llevara al relato a centrarse en
él.
c) El dueño vuelve y
pide cuentas (19-30)
A la vuelta del Señor se
presentan uno a uno para rendirle cuentas. Para los dos primeros se repite la
misma fórmula: “Siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré
un cargo importante; entra en el gozo de tu señor (vv. 19-21; 22-23). Hay que
señalar que el dueño no remarca el dinero obtenido, sino el haber hecho
fructificar al máximo lo recibido. Contrasta el tercero (vv.24-30), quien
devuelve intacto el talento.
Este siervo no ha hecho
nada censurable, sólo ha cumplido con su deber: no ha robado a su amo, ni ha
perdido la propiedad que se le había confiado y por supuesto, la restituye
intacta. A pesar de todo, el amo le reprende duramente: “siervo negligente y
holgazán”. El Señor le amonesta porque se ha limitado a conservar; no ha
puesto en juego el espíritu de iniciativa, ni ha arriesgado nada.
La parábola critica a
aquellos que, sabiéndose discípulos de Jesús, no son capaces de ir más allá
de lo establecido y lo mandado, no asumen correr riesgos, poniendo su
inteligencia, iniciativa y creatividad al servicio del Reino. Éste exige
todas nuestras capacidades y habilidades para que pueda desplegar en nosotros
y nuestros hermanos, su fuerza humanizadora.
La parábola constituye
un despertador a la responsabilidad personal en esta tarea ¿Soy consciente de
los talentos recibidos sin compararme con los de nadie? ¿Soy capaz de correr
riesgos y poner toda mi creatividad e inteligencia al servicio del proyecto de
Jesús?
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