¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en
este jueves de la 4ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Juan
13,16-20
Lectio
Jueves, 7 de mayo de 2020
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que has restaurado la naturaleza humana elevándola sobre su
condición original; no olvides tus inefables designios de amor y conserva en
quienes han renacido por el bautismo los dones que tan generosamente han
recibido. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 13,16-20
«En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado
más que el que lo envía. «Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me
refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que
cumplirse la Escritura: El que come mi pan ha alzado contra mí su talón. «Os lo
digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo
Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe, me acoge a mí,
y quien me acoja a mí, acoge a aquel que me ha enviado.»
3) Reflexión
• A partir de hoy, para tres semanas, todos los días, excepto las
fiestas, el evangelio del día está sacado de la larga conversación de Jesús con
los discípulos durante la Ultima Cena (Jn de 13 a 17). En estos cinco
capítulos, que describen la despedida de Jesús, se percibe la presencia de los
tres hilos de los que hablamos anteriormente y que tejen y componen el
evangelio de Juan: la palabra de Jesús, la palabra de las comunidades y la
palabra del evangelista que hizo la última redacción del Cuarto Evangelio. En
estos cinco capítulos, los tres hilos están de tal manera entrelazados que el
todo se presenta como una pieza única de rara belleza e inspiración, en la que
es difícil distinguir lo que es del uno y lo que es del otro, pero en el cual
todo es Palabra de Dios para nosotros.
• Estos cinco capítulos traen la conversación que Jesús tuvo con sus amigos, en
vísperas de ser detenido y condenado a muerte. Era una conversación amistosa,
que queda en la memoria del Discípulo Amado. Jesús, así parece, quería
prolongar al máximo ese último encuentro, momento de mucha intimidad. Lo mismo
acontece hoy. Hay conversación y conversación. Hay conversaciones superficiales
en las que se gastan palabras y que revelan el vacío de las personas. Y hay
conversaciones que van al fondo del corazón y quedan en la memoria. Todos
nosotros, de vez en cuando, tenemos estos momentos de convivencia amistosa, que
dilatan el corazón y se convierten en fuerza en la hora de las dificultades.
Ayudan a tener confianza y a vencer el miedo.
• Los cinco versículos del Evangelio de hoy sacan dos conclusiones del
lavatorio de los pies (Jn 13,1-15). Hablan (a) del servicio como característica
principal de los seguidores de Jesús, y (b) de la a identidad de Jesús como
revelación del Padre.
• Juan 13,16-17: No es más el siervo que su amo. Jesús acaba de lavar los pies
a sus discípulos. Pedro se asusta y no quiere que Jesús le lave los pies. “Si
no te lavo los pies, no podrás compartir conmigo” (Jn 13,8). Y basta lavar los
pies; el resto no necesita ser lavado (Jn 13,10). El valor simbólico del gesto
del lavatorio consistía en aceptar a Jesús que se entrega a sí mismo por los
demás, y no aceptar a un mesías rey glorioso. Esta entrega de sí como siervo de
todos es la llave para entender el gesto del lavatorio. Entender esto es la
raíz de la felicidad de una persona: “Sabiendo esto, dichosos seréis si lo
cumplís". Pero había personas, también entre los discípulos, que no
aceptaban a Jesús como Mesías Siervo. No querían ser siervos de otros.
Probablemente, querían un mesías glorioso como Rey y Juez, según la ideología
oficial. Jesús dice:"No me refiero a todos vosotros. Yo conozco a los que
he elegido, pero tenía que cumplirse la Escritura: ¡El que come mi pan, ha
alzado contra mi su talón!” Juan se refiere a Judas, cuya traición va a ser
anunciada inmediatamente después (Jn 13,21-30).
• Juan 13,18-20: Digo esto desde ahora, para que creáis que YO SOY. Fue en
ocasión de la liberación de Egipto a los pies del Monte Sínai, que Dios reveló
su nombre a Moisés: “¡Estoy con vosotros!” (Es 3,12), “Yo soy el que soy” (Ex
3,14), “Estoy” o “Yo soy” me mandó a vosotros” (Ex 3,14). El nombre Yahvé (Ex
3,15) expresa la certeza absoluta de la presencia libertadora de Dios junto con
su pueblo. De muchas maneras y en muchas ocasiones Jesús usa esta misma
expresión Yo soy o Soy yo (Jn 8,24; 8,28; 8,58; Jo 6,20; 18,5.8; Mc 14,62; Lc
22,70). Jesús es la presencia del rostro libertador de Dios en medio de
nosotros.
4) Para la reflexión personal
• El siervo no es mayor que su señor. ¿Cómo hago de mi vida un
servicio permanente a los otros?
• Jesús sabe convivir con las personas que no lo aceptaban. ¿Yo lo consigo?
5) Oración final
Cantaré por siempre el amor del Señor,
anunciaré tu lealtad de edad en edad.
Dije: «Firme está por siempre el amor,
en ellos cimentada tu lealtad.» (Sal 89,2-3)
anunciaré tu lealtad de edad en edad.
Dije: «Firme está por siempre el amor,
en ellos cimentada tu lealtad.» (Sal 89,2-3)
Orden de los Carmelitas