martes, 23 de octubre de 2012

Estemos atentos a lo fundamental: hacer que Dios reine en el mundo


¡Amor y paz!

Este texto es el final de una serie de recomendaciones que Jesús hace a sus discípulos para que no anden obsesionados por la comida o el vestido y aprendan que existe una jerarquía de valores en la comunidad cristiana: la vida vale más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. La vida es el valor supremo; lo material es necesario, pero al servicio de la vida.

Y ¿cómo llegará el discípulo a poseer la vida en plenitud? No precisamente acaparando bienes materiales, sino más bien compartiéndolos con los que no tienen y centrándose en lo que es fundamental: buscar que reine Dios en el mundo. 

De ahí que la principal actitud del cristiano sea tener una disposición ininterrumpida al servicio: “tener el delantal puesto y encendidos los candiles a la espera del señor que vuelve de la boda, para abrirle la puerta” (Servicio Bíblico Latinoamericano).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la XXIX Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 12,35-38. 
Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.  Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así! 
Comentario

Desde hace unos años se ha insistido mucho y con razón, sobre la necesidad que tienen los cristianos de insertar su fe en lo más profundo de su vida humana, y, por lo tanto, de participar con los demás hombres en los grandes proyectos colectivos de liberación humana y de fraternidad universal que cruzan la historia.

Hubo épocas, en efecto, en las que los cristianos parecieron desinteresarse de lo terreno y de lo temporal. La reciente y gran acusación contra la Iglesia era la de decir que la Fe era el "opio del pueblo"... el pensamiento del cielo y del infierno era como un refugio que adormecía a los hombres y que los alienaba de sus tareas humanas.

¿Qué es lo que piensa Jesús de esto? ¿Es alienador el evangelio? Y si aliena a los hombres, ¿en qué dirección lo hace?

-Jesús decía: "Poneos el traje de trabajo" -"llevad ceñida la cintura"- y "mantened las lámparas encendidas".

Llevar puesto el delantal es estar presto para el trabajo. Es el "uniforme" de servicio. (Lucas 12, 37;17, 8;Juan 13, 4; Efesios 6, 14). Era también el atuendo del viajero el que llevaban los Hebreos para celebrar la Pascua (Éxodo 12, 11) Tener la lámpara encendida, es estar siempre a punto, incluso durante la noche.

No, el cristiano no es un alienado... Por el contrario, está en alerta constante, siempre presto a la acción y preparado para servir día y noche.

¿Estoy yo preparado para servir en todo instante, en todo momento?

-Pareceos a los que aguardan a que su amo vuelva de la boda para, cuando llegue, abrirle en cuanto llame.

¿Por qué y para quién hay que estar siempre disponible? Para la "llegada" o para el "retorno", de alguien. El detalle "retorno de la boda" quiere indicar que se trata de una hora tardía e indeterminada: en las civilizaciones rurales de antaño, puede decirse que las bodas eran la única circunstancia en la cual se regresaba tarde a casa.

Sí, Jesús viene... Se corre el riesgo de no estar esperándolo... porque su llegada es de "improviso", imprevisible, oculta... ¿Estoy siempre a punto de recibir a Jesús? "Viene" de muchas maneras:

- en su Palabra, propuesta cada día, esta allí. ¿Soy fiel a la oración?

- él está en todo hombre que necesita de mí... "he tenido hambre, estaba 
solo..." - en la Iglesia y lo que me propone, esta allí... "quien a vosotros escucha, a mí me escucha..."

- en los acontecimientos, "signos de los tiempos", que es preciso descifrar, esta allí...

- en mis alegrías y mis penas, en mi muerte y en mi vida esta allí.

Los hijos vuelven de la escuela: es Jesús quien viene y espera mi disponibilidad. Un colega viene a pedirme que le eche una mano: es Jesús quien viene. Se me invita a una reunión importante para participar en la vida de la escuela, de la empresa, de la colectividad, de la Iglesia... ¿me quedaré tranquilo en mi rincón? Estoy preparando la comida...

Trabajo en mi oficina, en mi despacho, en mi taller...

Acepto una responsabilidad que se me confía...

Es Jesús que viene y al que hay que recibir.

-Dichosos esos criados si el Amo al llegar los encuentra "en vela".

Velar, en sentido estricto, es renunciar al sueño de la noche, para terminar un trabajo urgente, o para no ser sorprendido por un enemigo... En un sentido más simbólico, es luchar contra el entorpecimiento, la negligencia, para estar siempre en estado de disponibilidad. ¡Dichosos! ¡Dichosos ellos!

-Os aseguro que el Amo se ceñirá el delantal, los hará recostarse y les servirá uno a uno.

Noel Quesson
Palabra de Dios para cada día 2
Evang. de Pentecostés a Adviento
Edit. Claret/Barcelona 1983.Pág. 238 s.