¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este XIV Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: 14º
Domingo del Tiempo Ordinario (A)
Lectio
Domingo, 5 de julio de 2020
La Buena Noticia del Reino de Dios revelada a los pequeños
El espejo del evangelio nos hace entender lo que acontece hoy
El espejo del evangelio nos hace entender lo que acontece hoy
Mateo 11,25-30
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la
Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el
camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les
ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de
tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza,
apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en
la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los
pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también
nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu
resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros
como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Tí, Jesús,
Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2.Lectura
a) Una clave de lectura:
Cuando Jesús se dio cuenta que los pequeños entendían la buena nueva
del Reino, se alegró intensamente.
Espontáneamente se dirigió al Padre con una plegaria de acción de gracias e hizo una invitación generosa a todos los que sufren, oprimidos por el peso de la vida. El texto revela la ternura de Jesús al acoger a los pequeños y su bondad al ofrecerse a los pobres como fuente de reposo y de paz.
Espontáneamente se dirigió al Padre con una plegaria de acción de gracias e hizo una invitación generosa a todos los que sufren, oprimidos por el peso de la vida. El texto revela la ternura de Jesús al acoger a los pequeños y su bondad al ofrecerse a los pobres como fuente de reposo y de paz.
b) Una división del texto para ayudar a la lectura:
Mt 11,25-26; Oración de acción de gracias al Padre
Mt 11,27; Jesús se presenta como el camino que lleva al Padre
Mt 11,28-30; Invitación a todos los que sufren y a los oprimidos
Mt 11,27; Jesús se presenta como el camino que lleva al Padre
Mt 11,28-30; Invitación a todos los que sufren y a los oprimidos
c) El texto:
25-26: En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te
bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas
a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal
ha sido tu beneplácito.
27: Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
28-30: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
27: Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
28-30: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar
nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la reflexión personal.
a) ¿Cuál es el punto del texto que más ha llamado mi atención y que
más me gusta?
b) En la primera parte (25-27), Jesús se dirige al Padre. ¿Qué imagen del Padre
revela en su oración? ¿Cuáles son los motivos que le empujan a dar alabanza a
Dios? Y yo ¿qué imagen tengo de Dios? ¿Cómo y cuándo alabo al Padre?
c) ¿A quién se dirige Jesús en la segunda parte (28-30)? ¿Cuál es el yugo que
mayormente pesaba sobre el pueblo de aquel tiempo? Y ahora ¿cuál es el yugo que
más cansa?
d) ¿Cuál es el yugo que me da descanso?
e) ¿Cómo pueden las palabras de Jesús ayudar a nuestra comunidad a ser un lugar de reposo para nuestras vidas?
e) ¿Cómo pueden las palabras de Jesús ayudar a nuestra comunidad a ser un lugar de reposo para nuestras vidas?
f) Jesús se presenta como revelador y como camino al Padre. ¿Quién es Jesús
para mí?
5. Una clave de lectura
para aquéllos que quieran profundizar más en el tema.
a) El contexto literario de las palabras de Jesús: capítulos 10-12 del Evangelio de Mateo.
* En el Evangelio de Mateo, el discurso de la Misión ocupa
todo el capítulo 10. En la parte narrativa que sigue después de los capítulos
11 y 12, donde se describe cómo Jesús realiza la Misión, aparecen
incomprensiones y resistencias que Jesús debe afrontar. Juan Bautista, que
miraba a Jesús con una mirada del pasado, no lo comprende (Mt 11, 1-15). El
pueblo, que miraba a Jesús sólo por interés, no es capaz de entenderlo (Mt 11,
16-19). Las grandes ciudades en torno al lago, que habían oído la predicación y
habían visto los milagros, no quieren abrirse a su mensaje (Mt 11, 20-24). Los
escribas y doctores que juzgaban todo a partir de su ciencia, no son capaces de
entender la predicación de Jesús (Mt 11,25). Ni siquiera los parientes lo
entienden (Mt 12,46-50) Sólo los pequeños entienden y aceptan la buena
nueva del Reino (Mt 11,25-30). Los otros quieren sacrificios, pero Jesús quiere
misericordia (Mt 12,8). La resistencia contra Jesús lleva a los fariseos a
intentar matarlo (Mt 12,9-14). Ellos lo llaman Beelzebul (Mt 12, 22-32). Pero
Jesús no cede; él continúa asumiendo la misión del Siervo, descrito por el
profeta Isaías (Is 43, 1-4) y citado al completo por Mateo (Mt 12, 15-31).
* Así, este contexto de los capítulos 10-12 sugiere que la aceptación
de la buena nueva por parte de los pequeños es la realización de la
profecía de Isaías. Jesús es el Mesías esperado, pero es diverso de lo que la
mayoría imaginaba. No es el Mesías glorioso nacionalista, ni siquiera un juez
severo, ni un Mesías rey poderoso. Sino que es el Mesías humilde y siervo que
"no rompe la caña cascada, ni apagará la mecha humeante" (Mt 12,20).
Él proseguirá luchando, hasta cuando la justicia y el derecho prevalezcan en el
mundo (Mt 12,18. 20-21). La acogida del Reino por parte de
los pequeños es la luz que brilla (Mt 5,14), es la sal que da sabor (Mt
5,13), es el grano de mostaza que (una vez convertido en árbol grande)
permitirá a las aves del cielo anidar entre sus ramas (Mt 13, 31-32).
b) Breve comentario a las palabras de Jesús:
* Mateo 11, 25-26: Sólo los pequeños pueden entender y aceptar la
buena nueva del Reino.
De frente a la acogida del mensaje del Reino por parte de
los pequeños, Jesús tiene un gran gozo y espontáneamente, transforma su
gozo en una oración al Padre: "Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a
los pequeñuelos. Sí, Padre, porque así te plugo". Los sabios, los
doctores de aquel tiempo, habían creado una serie de leyes en torno a la pureza
legal, que después imponían al pueblo en nombre de Dios (Mt 15, 1-9). Ellos
pensaban que Dios exigía todas estas observancias, para que el pueblo pudiese
tener paz. Pero la ley del amor, revelada por Jesús, afirmaba lo contrario. De
hecho, lo que cuenta, no es lo que hacemos por Dios, sino más bien, ¡lo que
Dios, en su gran misericordia, hace por nosotros! Los pequeños oían
esta nueva noticia y se alegraban. Los sabios y doctores no conseguían entender
tal clase de enseñanza. Hoy, como en aquel tiempo, Jesús está enseñando muchas
cosas a los pobres y a los pequeños. Los sabios e inteligentes harán bien
en convertirse en discípulos de estos pequeños.
¡Jesús oraba mucho! Oraba con los discípulos, oraba con el pueblo, oraba
solo. Pasaba noches enteras en oración. Llegó a resumir todo su mensaje en una
oración de siete peticiones, que es el Padre Nuestro. A veces, como
en este caso, los evangelios nos informan del contenido de la oración de Jesús
(Mt 11,25-26; 26-39; Jn 11,41-42; 17,1-26). Otras veces nos dan a conocer que
Jesús rezaba los Salmos (Mt 26,30; 27,46). En la mayoría de los casos, sin
embargo, dicen simplemente que Jesús oraba. Hoy por todas partes se están
multiplicando los grupos de oración.
En el Evangelio de Mateo, el término pequeños (elachistoi,
mikroi, nepioi) a veces indican a los niños, otras veces indica sectores
excluídos de la sociedad. No es fácil distinguir. A veces lo que se
llama pequeño en un evangelio, es llamado niño en otro.
Además, no siempre es fácil distinguir entre lo que pertenece a la época de
Jesús y lo que es, por el contrario, del tiempo de las comunidades para las que
han sido escritos los evangelios. Pero, aun siendo esto así, lo que resulta
claro es el contexto de exclusión que reinaba en aquella época y la imagen de
persona acogedora de los pequeños que las comunidades primitivas
tenían de Jesús.
* Mateo 11,27: El origen de la nueva Ley: el Hijo conoce al Padre
Jesús siendo el Hijo, conoce al Padre y sabe lo que el Padre quería, cuando en el pasado, había llamado a Abrahán y a Sara para formar un pueblo o cuando consignó la Ley a Moisés para reforzar la alianza. La experiencia de Dios como Padre ayudaba a Jesús a entender de una manera nueva las cosas que Dios había dicho en el pasado. Lo ayudaba a reconocer errores y límites, dentro de los cuales la buena nueva de Dios había estado prisionera de la ideología dominante. La intimidad con el Padre le ofrecía un criterio nuevo que lo colocaba en contacto directo con el autor de la Biblia. Jesús no iba de la letra a la raíz, sino de la raíz a la letra. Él buscaba el sentido en la fuente. Para entender el sentido de una carta es importante estudiar las palabras que contiene. Pero la amistad con el autor de la carta puede ayudar a descubrir una dimensión más profunda en esas palabras, que el solo estudio no es capaz de revelar.
Jesús siendo el Hijo, conoce al Padre y sabe lo que el Padre quería, cuando en el pasado, había llamado a Abrahán y a Sara para formar un pueblo o cuando consignó la Ley a Moisés para reforzar la alianza. La experiencia de Dios como Padre ayudaba a Jesús a entender de una manera nueva las cosas que Dios había dicho en el pasado. Lo ayudaba a reconocer errores y límites, dentro de los cuales la buena nueva de Dios había estado prisionera de la ideología dominante. La intimidad con el Padre le ofrecía un criterio nuevo que lo colocaba en contacto directo con el autor de la Biblia. Jesús no iba de la letra a la raíz, sino de la raíz a la letra. Él buscaba el sentido en la fuente. Para entender el sentido de una carta es importante estudiar las palabras que contiene. Pero la amistad con el autor de la carta puede ayudar a descubrir una dimensión más profunda en esas palabras, que el solo estudio no es capaz de revelar.
* Mateo 11,28-30
Jesús invita a todos aquéllos que están cansados y promete
su descanso. El pueblo de aquel tiempo, vivía cansado, bajo el doble peso de
los impuestos y de las observancias exigidas por las leyes de pureza. Y Jesús
dice: "Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mi, que soy manso y
humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi yugo es
blando y mi carga ligera". A través del Profeta Jeremías Dios había
invitado al pueblo a investigar en el pasado para conocer qué camino bueno
podría dar descanso a las almas (Jer. 6,16). Este camino bueno aparece ahora en
Cristo. Jesús ofrece descanso a las almas. Él es el camino (Jn 14,6).
Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón. Como Moisés,
Jesús era manso y humilde (Num 12,3). Muchas veces esta frase ha sido
manipulada para pedir al pueblo sumisión, mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús
quiso decir es todo lo contrario. Él pide que el pueblo, para poder entender
las cosas del Reino, no le dé tanta importancia a "los sabios y
doctores" esto es, a los profesores oficiales de la religión del tiempo y
que confíen más en los pequeños. Los oprimidos deben comenzar a aprender
de Él, de Jesús, que es "manso y humilde de corazón".
En la Biblia muchas veces la palabra humilde es sinónimo de humillado. Jesús no hacía como los escribas que se envanecían de su ciencia, sino que era como el pueblo humilde y humillado. Él, el Maestro, sabía por experiencia qué cosa pasaba por el corazón del pueblo y cuánto el pueblo sufría en la vida de cada día.
c) Para iluminar las actitudes de Jesús:
* El estilo de Jesús en el anuncio de la buena nueva del Reino
En su modo de anunciar la buena nueva del Reino, Jesús revela una gran pasión por el Padre y por el pueblo humillado. Diferente de los doctores de su tiempo, Jesús anuncia la buena nueva de Dios, en cualquier lugar en donde encuentra gente que lo escucha. En las sinagogas durante la celebración de la Palabra (Mt 4,23). En las casas de los amigos (Mt 13,36). Caminando por los caminos con los discípulos (Mt 12,1-8). En el mar, a lo largo de las playas, sentado en la barca (Mt 13,1-3). Sobre la montaña donde proclama las bienaventuranzas (Mt 5,1). En las plazas de los pueblos y de las ciudades, donde el pueblo transporta a los enfermos (Mt 14,34-36). También en el templo de Jerusalén durante las peregrinaciones (Mt 26,35). En Jesús ¡todo es revelación de lo que dentro le anima! No sólo anuncia la buena nueva del Reino, sino que Él es una prueba viva del Reino. En Él aparece ya lo que acontece cuando una persona humana deja que Dios reine y tome posesión de su vida.
En su modo de anunciar la buena nueva del Reino, Jesús revela una gran pasión por el Padre y por el pueblo humillado. Diferente de los doctores de su tiempo, Jesús anuncia la buena nueva de Dios, en cualquier lugar en donde encuentra gente que lo escucha. En las sinagogas durante la celebración de la Palabra (Mt 4,23). En las casas de los amigos (Mt 13,36). Caminando por los caminos con los discípulos (Mt 12,1-8). En el mar, a lo largo de las playas, sentado en la barca (Mt 13,1-3). Sobre la montaña donde proclama las bienaventuranzas (Mt 5,1). En las plazas de los pueblos y de las ciudades, donde el pueblo transporta a los enfermos (Mt 14,34-36). También en el templo de Jerusalén durante las peregrinaciones (Mt 26,35). En Jesús ¡todo es revelación de lo que dentro le anima! No sólo anuncia la buena nueva del Reino, sino que Él es una prueba viva del Reino. En Él aparece ya lo que acontece cuando una persona humana deja que Dios reine y tome posesión de su vida.
* La invitación de la Sabiduría Divina a todos los que la buscan
Jesús invita a todos los que sufren bajo el peso de la vida a encontrar en Él reposo y alivio (Mt 11,25-30) En esta invitación resuenan las palabras tan bellas de Isaías que consolaba al pueblo cansado por el destierro (Is 55,1-3). Esta invitación está en relación con la Sabiduría Divina, que convoca en torno a sí a las personas (Sir 24,18-19) afirmando que " sus caminos son caminos deleitosos y son paz todas sus sendas" (Prov 3, 17). También dice: " La sabiduría exalta a sus hijos y acoge a los que la buscan. El que la ama, ama la vida, y los que madrugan para salir a su encuentro, serán llenos de alegría" (Sir 4, 11-12). Esta invitación revela un aspecto importante del rostro femenino de Dios, la ternura y el acogimiento que consuela, revitaliza las personas y les hace sentir bien. ¡Jesús es el alivio que Dios ofrece al pueblo fatigado!
6. Salmo 132 (131)
La oración de los pequeños
Mi corazón, Señor, no es engreído,
ni son mis ojos altaneros.
No doy vía libre a la grandeza,
ni a prodigios que me superan.
ni son mis ojos altaneros.
No doy vía libre a la grandeza,
ni a prodigios que me superan.
No, me mantengo en paz y silencio,
como niño en el regazo materno.
¡Mi deseo no supera al de un niño!
¡Espera, Israel, en el Señor
desde ahora y por siempre!
como niño en el regazo materno.
¡Mi deseo no supera al de un niño!
¡Espera, Israel, en el Señor
desde ahora y por siempre!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor
la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos
comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que
nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en
práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu
Santo por todos los siglos de los siglos. Amén
Orden de los Carmelitas