viernes, 20 de mayo de 2011

"No se inquieten; crean en Dios y también en mi”

¡Amor y paz!

Estamos en pleno discurso de la última cena. Después de lavar los pies a los discípulos, Jesús ha anunciado su muerte, con la traición de Judas y las negaciones de Pedro. Estos anuncios han creado un clima de tristeza, de tal manera que el Señor los invita a no temer y les anuncia que estarán definitivamente juntos con Él, para lo cual deben permanecer firmes en la fe.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Viernes de la IV Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Juan 14,1-6.
"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy". Tomás le dijo:  Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. 
Comentario

Los capítulos 13 al 17 constituyen en el evangelio de San Juan lo que se suele llamar “Discursos de despedida”. El evangelista ha puesto en boca de Jesús una serie de discursos que semejan su testamento, así como en el AT los patriarcas y los grandes personajes al morir se despedían de su familia, haciéndole recomendaciones y anunciándole aquellas cosas que Dios les concedía conocer anticipadamente (por ejemplo Jacob: Gn 49, 1-28; José: 50, 24-25; Moisés: Dt 33, aunque todo el libro puede considerarse como sus testamento; David: 1Re 2, 1-9; etc.), así Jesús se despide de sus discípulos, los prepara para enfrentar su ausencia, les revela el sentido de lo que le va a sobrevenir: la muerte ignominiosa de la cruz. También les anuncia su glorificación ya próxima y la venida del Espíritu Santo. No faltan las recomendaciones e incluso el mandamiento: el de amarse los unos a los otros. Las lecturas del evangelio de san Juan que hacemos a partir de hoy, corresponden a esta sección de su obra.

En el pasaje que hoy hemos leído los primeros versículos del capítulo 14. Jesús promete a sus discípulos que, a pesar de la separación que se avecina, estarán definitivamente juntos con su maestro. Por eso deben permanecer firmes en la fe en Dios y en la fe en Cristo, sin que les tiemble el corazón. La imagen de la casa paterna donde se reúnen los hijos les es presentada por Jesús como imagen de esa vida de entrañable unión que les promete. Una casa paterna con muchas moradas, donde hay sitio holgado para todos. El camino que conduce a esta casa ya les es conocido a los discípulos, a pesar de la desconcertada pregunta de Tomás. El camino es Jesús y Dios Padre nos ha querido mostrar ese camino, nos ha puesto en él, para que lleguemos más seguramente a su regazo amoroso.

Aquí podríamos evocar la canción de los muchachos exploradores: “no es más que un hasta luego, no es más que un triste adiós, muy pronto junto al fuego nos reunirá el Señor”. Jesús consuela a sus discípulos por su próxima ausencia que, según las medidas de Dios, será una breve ausencia, e incluso estará colmada por la presencia confortante del Espíritu.

Esas palabras de Jesús también son para nosotros, hoy. También nosotros erramos muchas veces el camino y preguntamos, desconcertados, por dónde se va a la casa paterna. También a nosotros nos parece, a veces, que Jesús esta ausente. Cuando experimentamos las dificultades de ser cristianos, de permanecer fieles al Evangelio. Y a veces experimentamos también la confusión del mundo, de tantas verdades contradictorias y efímeras. Y la muerte es nuestra experiencia cotidiana: la de los pobres y oprimidos, la muerte de tantos seres humanos a causa de la guerra, las muertes absurdas, tempranas, accidentales. Nuestra propia muerte que se nos aparece como la meta ineludible, casi siempre temida e indeseada. Las palabras de Jesús deben sernos luz y esperanza: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)