¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este miércoles de la 2a
semana de Pascua, Ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Lectio: Juan 3,16-21
Lectio
Miércoles, 1 May ,
2019
Tiempo
de Pascua
1) Oración inicial
Al revivir nuevamente
este año el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la dignidad
perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de
clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor. Por
nuestro Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según san Juan 3,16-21
Porque tanto amó Dios
al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no
perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al
mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree
en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído
en el nombre del Hijo unigénito de Dios. Y el juicio está en que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran
malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que
no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que
quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
3) Reflexión
• El evangelio de Juan
es como un tejido, hecho con tres hilos diferentes pero parecidos. Los tres se
combinan tan bien entre sí que, a veces, no da para percibir cuando se pasa de
un hilo al otro. (a) El primer hilo son los hechos y las palabras de Jesús de
los años treinta, conservados por los testigos oculares que guardaron las cosas
que Jesús hizo y enseñó. (b) El segundo hilo son los hechos de la vida de las
comunidades. A partir de su fe en Jesús y convencidas de la presencia de Jesús
en medio de ellas, las comunidades iluminaban su caminar con las palabras y los
gestos de Jesús. Esto ha tenido un impacto sobre la descripción de los hechos.
Por ejemplo, el conflicto de las comunidades con los fariseos del final del
primer siglo marcó la forma de describir los conflictos de Jesús con los
fariseos. (c) El tercer hilo son comentarios hechos por el evangelista. En
ciertos pasajes, es difícil percibir cuando Jesús deja de hablar y cuando el
evangelista empieza a hacer sus comentarios. El texto del evangelio de hoy, por
ejemplo, es una bonita y profunda reflexión del evangelista sobre la acción de
Jesús. La gente casi no percibe la diferencia entre las palabras de Jesús y las
palabras del evangelista. De cualquier forma, tanto las unas como las otras,
son palabras de Dios.
• Juan 3,16: Dios amó
el mundo. La palabra mundo es una de las palabras más frecuentes en el
Evangelio de Juan: ¡78 veces! Tiene diversos significados. En primer lugar,
mundo puede significar la tierra, el espacio habitado por los seres humanos (Jn
11,9; 21,25) o el universo creado (Jn 17,5.24). Mundo puede significar también
las personas que habitan esta tierra, la humanidad toda (Jn 1,9; 3,16; 4,42;
6,14; 8,12). Puede significar también un gran grupo, un grupo numeroso de
personas, en el sentido de la expresión “todo el mundo” (Jn 12,19; 14,27).
Aquí, en nuestro texto, la palabra mundo tiene el sentido de humanidad, de todo
ser humano. Dios ama la humanidad de tal modo que llegó a entregar a su hijo
único. Quien acepta que Dios llega hasta nosotros en Jesús, éste ya pasó por la
muerte y ya tiene vida eterna.
• Juan 3,17-19: El
verdadero sentido del juicio. La imagen de Dios que aflora de estos tres
versículos es la de un padre lleno de ternura y no la de un juez severo. Dios
mandó a su hijo no para juzgar y condenar al mundo, sino para que el mundo se
salve por él. Quien cree en Jesús y lo acepta como revelación de Dios no es
juzgado, pues ya ha sido aceptado por Dios. Y quien no cree en Jesús, ya ha
sido juzgado. Se excluye él mismo. Y el evangelista repite lo que ya ha dicho
en el prólogo: muchas personas no quieren aceptar a Jesús, porque su luz revela
la maldad que en ellas existe (cf. Jn 1,5.10-11).
• Juan 3,20-21:
Practicar la verdad. Existe en todo ser humano una semilla divina, un rasgo del
Creador. Jesús, como revelación del Padre, es una respuesta a este deseo más
profundo del ser humano. Quien quiere ser fiel a lo más profundo de sí mismo,
aceptará a Jesús. Es difícil encontrar una visión ecuménica más amplia que lo
que el Evangelio de Juan expresa en estos versículos.
• Completando el
significado de la palabra mundo en el Cuarto Evangelio. Otras veces, la palabra
mundo significa aquella parte de la humanidad que se opone a Jesús y a su
mensaje. Allí la palabra mundo toma el sentido de “adversarios” u “opositores”
(Jn 7,4.7; 8,23.26; 9,39; 12,25). Este mundo contrario a la práctica
libertadora de Jesús está gobernado por el Adversario o Satanás, también
llamado “príncipe de este mundo” (Jn 14,30; 16,11). El representa el imperio
romano y, al mismo tiempo, los líderes de los judíos que están expulsando a los
seguidores de Jesús de las sinagogas. Este mundo persigue y mata las
comunidades, trayendo tribulaciones a los fieles (Jn 16,33). Jesús las
liberará, venciendo al príncipe de este mundo (Jn 12,31). Así, mundo significa
una situación de injusticia, de opresión, que engendra odio y persecución
contra las comunidades del Discípulo Amado. Los perseguidores son aquellas
personas que están en el poder, los dirigentes, tanto del imperio como de la
sinagoga. En fin, todos aquellos que practican la injusticia usando para esto
el nombre de Dios (Jn 16,2). La esperanza que el evangelio trae a las
comunidades perseguidas es que Jesús es más fuerte que el mundo. Por esto dice:
“En el mundo tendréis tribulaciones. Pero ¡ánimo: yo vencí el mundo!” (Jn
16,33).
4) Para la reflexión
personal
• Tanto amó Dio al
mundo que llegó a entregar a su propio hijo. Esta verdad ¿ha llegado a penetrar
en lo más profundo de mi ser, de mi conciencia?
• La realidad más
ecuménica que existe es la vida que Dios nos da y por la que entregó a su
propio hijo. ¿Cómo vivo el ecumenismo en mi vida de cada día?
5) Oración final
Bendeciré en todo
tiempo a Yahvé,
sin cesar en mi boca
su alabanza;
en Yahvé se gloría mi
ser,
¡que lo oigan los
humildes y se alegren! (Sal 34,2-3)
Orden de los Carmelitas