sábado, 1 de mayo de 2010

‘SI ME CONOCEN, CONOCERÁN A MI PADRE’, DICE JESÚS

¡Amor y paz!

En el Evangelio de hoy nos revela la relación de Jesús con el Padre. A una pregunta de Felipe, hace una afirmación decisiva: “Yo estoy en el Padre y el Padre en mí... el Padre permanece en mí y él mismo hace las obras”.

Las consecuencias son trascendentales: Al Padre nadie le ha visto: pero el que ha visto a Jesús, ya ha visto al Padre. El que cree y acepta a Cristo, ha creído y aceptado al mismo Dios. Jesús es la puerta, el camino, la luz, y en Él tenemos acceso a Dios Padre.

También el éxito de nuestra oración queda asegurado: “lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré”.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 4ª. Semana de Pascua.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Juan 14,7-14.

Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta". Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.

Comentario

Nosotros los cristianos nos atrevemos a afirmar y anunciar que hemos visto el rostro del verdadero Dios. Que Él nos ha mostrado su amor paternal en la persona de Jesús quien pudo decir: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre”. Afirmamos, creemos, que la Palabra de Jesús es la misma Palabra definitiva de Dios, que sus obras son las que Dios le ha encomendado hacer y que ahora Jesús, constituido en gloria a la derecha del Padre, es la imagen verdadera y perfecta de Dios. Esto lo afirmamos y creemos apoyándonos, entre otras, en palabras como las que Jesús ha dirigido hay a sus apóstoles en el cenáculo.

En las palabras de Jesús, en su Evangelio, vemos colmadas nuestras expectativas: el anhelo de justicia y de verdad, de belleza y de amor, de vida y felicidad que experimentamos todos los seres humanos. Encontramos en ellas una razón absolutamente válida para luchar por la dignidad de los seres humanos, pisoteada por los poderes del mundo, para reclamar justicia para todas las víctimas del egoísmo, la soberbia y la ambición de los tiranos de la historia.

Incluso sabemos que podemos dirigir nuestra voz a Jesús glorificado, apoyándonos en su promesa: “Lo que pidan en mi nombre yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica).
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