¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este miércoles de la 4a
semana de Pascua.
Dios nos
bendice,,,
Lectio: Juan 12,44-50
Lectio
Miércoles, 15 May ,
2019
Tiempo
de Pascua
1) Oración inicial
Señor, tú que eres la
vida de los fieles, la gloria de los humildes y la felicidad de los santos,
escucha nuestras súplicas y sacia con la abundancia de tus dones a los que
tienen sed de tus promesas. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según Juan 12,44-50
Jesús gritó y dijo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me
ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que
todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y
no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino
para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene
quien le juzgue: la palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día;
porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me
ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida
eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a
mí.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy
nos trae la parte final del Libro de las Señales, en la cual el evangelista
hace un balance. Muchos creen en Jesús y tienen el valor de manifestar su fe
públicamente. Otros discípulos creyeron, pero no tuvieron el valor de manifestar
públicamente su fe. Tenían miedo a ser expulsados de la sinagoga. Y muchos no
creyeron: “Después de tantas señales que había hecho delante de ellos, no
creyeron en él. Así se cumplió la palabra dicha por el profeta Isaías:
"Señor, ¿quién ha dado crédito a nuestras palabras? ¿A quién descubriste
los secretos de nuestra salvación?" (Jn 12,37-38). Después de esta
constatación general, Juan vuelve a tomar algunos temas centrales de su
evangelio:
• Juan 12,44-45: Creer
en Jesús es creer en aquel que le ha enviado. Esta frase es un resumen del
evangelio de Juan. Es un tema que aparece y reaparece de muchas maneras. Jesús
está tan unido al Padre, que ya no habla en su nombre, sino que siempre habla
en nombre del Padre. Quien ve a Jesús, ve al Padre. Si se quiere conocer a
Dios, hay que mirar a Jesús. ¡Dios es Jesús!
• Juan 12,46: Jesús es
la luz que vino al mundo. Aquí Juan retoma lo que había dicho en el prólogo:
“El verbo era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este
mundo” (Jn 1,9). “La luz brilla en las tinieblas, pero las tinieblas no
pudieron vencerla” (Jn 1,5). Aquí él repite: “Yo vine al mundo como luz, para
que todo aquel que cree en mí no siga en las tinieblas”. Jesús es una respuesta
vital a los grandes interrogantes que mueven e inspiran la búsqueda del ser
humano. Es una luz que aclara el horizonte. Hace descubrir el lado luminoso de
la oscuridad de la fe.
• Juan 12,47-48: No
vine para juzgar al mundo. Llegando al final de una etapa, surge la pregunta:
“¿Cómo va a ser el juicio? En estos dos versículos el evangelista aclara el
tema del juicio. El juicio no se hace con amenazas de maldiciones. Jesús dice:
Yo no condeno quien oye mis palabras y no obedece a mis palabras, porque no he
venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvar al mundo. Quien me
rechaza y no acepta mis palabras, ya tiene su juez: la palabra que yo hablé
será su juez en el último día. El juicio consiste en la manera en que la
persona se define ante la verdad y ante su propia conciencia.
• Juan 13,49-50: Lo
que digo, lo digo según el Padre me dice. Las últimas palabras del Libro de las
Señales son un resumen de todo que Jesús dice y hace hasta ahora. El reafirma
lo que afirmaba desde el comienzo: “Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino
que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y
yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el
Padre me lo ha dicho a mí.» Jesús es el reflejo fiel del Padre. Por esto mismo,
no ofrece prueba ni argumento a los que le provocan para que se legitime y
presente sus credenciales. Es el Padre quien lo legitima a través de las obras
que él hace. Y diciendo obras, no se refiere sólo a los grandes milagros, sino
a todo lo que él dice y hace, hasta en las más mínimas cosas. Jesús, él mismo,
es Señal del Padre. El es el milagro ambulante, la transparencia total. El ya
no se pertenece, sino que es enteramente propiedad del Padre. Las credenciales
de un embajador no vienen de él, sino que vienen de aquel que le presenta.
Vienen del Padre.
4) Para una relación
personal
• Juan hace un balance
de la actividad reveladora de Jesús. Si yo hiciera un balance de mi vida, ¿qué
habría de positivo en mí?
• ¿Hay algo en mí que
me condena?
5) Oración final
¡Que los pueblos te
den gracias, oh Dios,
que todos los pueblos
te den gracias!
Que se alegren y
exulten las naciones,
pues juzgas al mundo
con justicia,
con equidad juzgas a
los pueblos,
gobiernas las naciones
de la tierra. (Sal 67,4-5)
Orden de os Carmelitas