¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este viernes en que
la Iglesias celebra la fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: S.
LORENZO (MÁRTIR) JUAN 12,24-26
Lectio:
Viernes, 10 agosto, 2018
Tiempo Ordinario
1) Oración
inicial
Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Juan 12,24-26
En verdad, en verdad os digo:
si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda él solo;
pero si muere,
da mucho fruto.
El que ama su vida, la pierde;
y el que odia su vida en este mundo,
la guardará para una vida eterna.
Si alguno me sirve, que me siga,
y donde yo esté, allí estará también mi servidor.
Si alguno me sirve, el Padre le honrará.
Del santo Evangelio según Juan 12,24-26
En verdad, en verdad os digo:
si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda él solo;
pero si muere,
da mucho fruto.
El que ama su vida, la pierde;
y el que odia su vida en este mundo,
la guardará para una vida eterna.
Si alguno me sirve, que me siga,
y donde yo esté, allí estará también mi servidor.
Si alguno me sirve, el Padre le honrará.
3) Reflexión
• El pasaje contiene palabras solemnes y cruciales sobre el modo en que la misión de Jesús y de sus discípulos “produce mucho fruto”. Pero esta declaración solemne y central de Jesús, “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (v.24) está incluida en el contexto de 12,12-36 donde se narra el encuentro de Jesús como mesías con Israel y el rechazo de su propuesta mesiánica por parte de éste. ¿Cuáles son los temas principales que describen el mesianismo de Jesús? Los judíos esperaban un mesías bajo la apariencia de un rey poderoso que continuaría el estilo real de David y restituiría a Israel su pasado glorioso. Sin embargo Jesús pone en el centro de su mesianismo la donación de su vida y la posibilidad dada al hombre de poder aceptar el proyecto de Dios sobre la misma.
• Historia de una semilla.
Jesús presenta, con una mini-parábola, la donación de su vida, característica
crucial de su mesianismo. El acontecimiento central y decisivo de su vida lo
describe recurriendo al ambiente, del cual toma las imágines con el fin de que
su palabras resulten interesantes y cercanas. Se trata de la historia de una
semilla, una pequeña parábola para comunicarse con la gente de manera sencilla
y trasparente: la semilla empieza su itinerario en los oscuros meandros de la
tierra donde se ahoga y se pudre, pero en primavera se convierte en un tallo verde
y en verano en una espiga repleta de granos. La parábola tiene dos puntos
focales: producir mucho fruto y encontrar la vida eterna. Los Primeros Padres
de la Iglesia han visto en la semilla que se hunde en la oscuridad de la tierra
una alusión a la Encarnación del Hijo de Dios. Parecería que la fuerza vital de
la semilla está destinada a perderse en la tierra ya que la semilla se pudre y
muere.
Mas he aquí después la
sorpresa de la naturaleza: cuando se doran las espigas en el verano, se revela
el secreto profundo de aquella muerte. Jesús sabe que la muerte está a punto de
cernerse sobre su persona, pero sin embargo no la ve como una bestia feroz que
devora. Es verdad que ella tiene las características de las tinieblas y del
desgarramiento, pero Jesús posee la fuerza secreta propia del parto, un
misterio de fecundidad y de vida. A la luz de esta visión se comprende otra
expresión de Jesús: “El que ama su vida la perderá y el que odia su vida en
este mundo la conservará para la vida eterna”. El que considera la propia vida
como una posesión fría vivida en el propio egoísmo es como una semilla cerrada
en sí misma y sin perspectivas de vida. Sin embargo, el que “odia su vida”,
expresión semítica muy incisiva para indicar la renuncia a realizarse
únicamente a sí mismo, descentra el eje que mantiene el sentido de la
existencia hacia la donación a los demás; sólo así se vuelve creativa la vida y
pasa a ser fuente de paz, de felicidad y de vida. Es la realidad de la semilla
que germina. Pero el lector podrá extraer de la mini-parábola otra riqueza, la
dimensión “pascual”. Jesús es consciente de que para conducir la humanidad a la
meta de la vida divina, él debe pasar por la vía estrecha de la muerte en cruz.
El discípulo que sigue la estela de esta vía afronta su “hora”, la hora de la
muerte, con la seguridad de que ésta lo introducirá en la vida eterna, es
decir, a la comunión con Dios.
• Síntesis. La historia de
la semilla es morir para multiplicarse; su función es hacer un servicio a la
vida. El anonadamiento de Jesús es comparable a la semilla de vida sepultada en
la tierra. En la vida de Jesús, amar es servir y servir es perderse en la vida
de los demás, morir a sí mismo para dar vida. Jesús, mientras se aproxima su
“hora”, el momento decisivo de su misión, promete a los suyos la seguridad de
una consolación y de una alegría sin fin, aunque vaya acompañada de todo tipo
de perturbación. Él pone el ejemplo de la semilla que se ha de pudrir y el de
la mujer que ha de parir con dolor. Cristo ha elegido la cruz para él y para
los suyos: el que quiera ser discípulo suyo está llamado a compartir su propio
itinerario. Él habló siempre con radicalidad a sus discípulos: “El que quiera
salvar la propia vida la perderá. El que la pierda por mí la salvará” (Lc
9,24).
4) Para la reflexión
personal
• ¿Es tu vida expresión de
la donación de ti mismo? ¿Eres una semilla de amor que produce amor? ¿Eres
consciente de que para ser semilla de alegría, la alegría de los trigales, es
necesario el momento de la siembra?
• ¿Crees poder decir que
has elegido seguir al Señor si después no abrazas la cruz con él? Cuando en ti
se desencadena la lucha entre el “sí” y el “no”, entre el valor y la duda,
entre la fe y la incredulidad, entre el amor y el egoísmo, ¿te sientes turbado
pensando que estas tentaciones no son propias del que sigue a Jesús?
5) Oración final
Feliz el hombre que se apiada y presta,
y arregla rectamente sus asuntos.
Nunca verá su existencia amenazada,
el justo dejará un recuerdo estable. (Sal 112,5-6)
Orden de los Carmelitas