¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este sábado en que celebramos la fiesta del apóstol
Santiago.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: San
Santiago apóstol, Mt. 20,20-28
Lectio
Sábado, 25 de julio de 2020
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos dones
de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren
fielmente en el cumplimiento de tu ley. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Mateo 20,20-28
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos,
y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella:
«Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu
izquierda, en tu Reino.» Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber
la copa que yo voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos.» Díceles: «Mi copa, sí la
beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el
concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.»
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
3) Reflexión
• Jesús y los discípulos están en camino hacia Jerusalén (Mt 20,17).
Jesús sabe que van a matarlo (Mt 20,8). El profeta Isaías lo había anunciado ya
(Is 50,4-6; 53,1-10). Su muerte no será fruto de un destino o de un plan ya
preestablecido, sino que será consecuencia del compromiso libremente asumido de
ser fiel a la misión que recibió del Padre junto a los pobres de su tierra.
Jesús ya tenía dicho que el discípulo tiene que seguir al maestro y cargar su
cruz detrás de él (Mt 16,21.24), pero los discípulos no entendieron bien qué
estaba ocurriendo (Mt 16,22-23; 17,23). El sufrimiento y la cruz no se
combinaban con la idea que ellos tenían del Mesías.
• Mateo 20,20-21: La petición de la madre de los hijos de Zebedeo. Los
discípulos no sólo no entendían, sino que seguían con sus ambiciones
personales. La madre de los hijos de Zebedeo, como portavoz de sus dos hijos,
Santiago y Juan, llega cerca de Jesús para pedirle un favor: "Manda que
estos dos hijos míos, se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu
Reino". Ellos no habían entendido la propuesta de Jesús. Estaban
preocupados sólo con sus propios intereses. Esto refleja las tensiones en las
comunidades, tanto en el tiempo de Jesús como en el tiempo de Mateo, como hoy
en nuestras comunidades.
• Mateo 20,22-23: La respuesta de Jesús. Jesús reacciona con firmeza.
Responde a los hijos y no a la madre: "«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis
beber la copa que yo voy a beber?» " Se trata del cáliz del sufrimiento.
Jesús quiere saber si ellos, en vez del lugar de honor, aceptan entregar su
vida hasta la muerte. Los dos responden: “¡Podemos!” Era una respuesta sincera
y Jesús confirma: "Mi copa sí la beberéis”. Al mismo tiempo, parece una
respuesta precipitada, pues pocos días después, abandonaron a Jesús y lo
dejaron solo en la hora del sufrimiento (Mt 26,51). Ellos no tenían mucha
conciencia crítica, ni tampoco perciben su realidad personal. Y Jesús completa:
“pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino
que es para quienes está preparado por mi Padre.» Lo que él Jesús puede ofrecer,
es el cáliz del sufrimiento de la cruz.
• Mateo 20,24-27: Entre ustedes no sea así. “Al oír esto los otros
diez, se indignaron contra los dos hermanos”. La demanda que la madre hace en
nombre de los dos produce enfrentamiento y discusión en el grupo. Jesús los
llama y habla sobre el ejercicio del poder: "«Sabéis que los jefes de las
naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su
poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser
grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero
entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre
no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por
muchos.»
En aquel tiempo, los que detenían el poder no tenían en cuenta a la
gente. Actuaban según como les parecía (cf. Mc 14,3-12). El imperio romano
controlaba el mundo y lo mantenía sometido por la fuerza de las armas y, así, a
través de tributos, tasas e impuestos, conseguía concentrar la riqueza de la
gente en mano de unos pocos allí en Roma. La sociedad estaba caracterizada por
el ejercicio represivo y abusivo del poder. Jesús tenía otra propuesta. El
enseña contra los privilegios y contra la rivalidad. Invierte el sistema e
insiste en la actitud de servicio como remedio contra la ambición personal. La
comunidad tiene que preparar una alternativa. Cuando el imperio romano quiere
desintegrar, víctima de sus propias contradicciones internas, las comunidades
deberían estar preparadas para ofrecer a la gente un modelo alternativo de
convivencia social.
• Mateo 20,28: El resumen de la vida de Jesús. Jesús define su vida y
su misión: “El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir,
y para dar la vida en rescate de muchos”. En esta autodefinición de Jesús están
implicados tres títulos que lo definen y que eran para los primeros cristianos
el inicio de la Cristología: Hijo del Hombre, Siervo de Yahvé y Hermano mayor
(Pariente próximo o Goel). Jesús es el Mesías Servidor, anunciado por el
profeta Isaías (cf. Is 42,1-9; 49,1-6; 50,4-9; 52,13-53,12). Aprendió de su
madre quien dijo: “¡He aquí la esclava del Señor!”(Lc 1,38). Propuesta
totalmente nueva para la sociedad de aquel tiempo.
4) Para la reflexión personal
• Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, ¿qué
busco en mi relación con Dios y qué pido en la oración? ¿Cómo acojo el
sufrimiento que se da en la vida y que es contrario a aquello que pido en la
oración?
• Jesús dice: “¡No ha de ser así entre vosotros!” Nuestra manera de
vivir en la comunidad y en la iglesia ¿está de acuerdo con este consejo de
Jesús?
5) Oración final
Los paganos decían: ¡Grandes cosas
ha hecho el Señor en su favor!
¡Sí, grandes cosas ha hecho por nosotros
Señor, y estamos alegres! (Sal 126,2-3)
ha hecho el Señor en su favor!
¡Sí, grandes cosas ha hecho por nosotros
Señor, y estamos alegres! (Sal 126,2-3)
Orden de los Carmelitas