¡Amor y paz!
Los endemoniados son
personas en las cuales actúa lo contrario de la voluntad de Dios, el mal, la
muerte. Jesús, en cambio, se manifiesta como el que viene a hacer el bien, a
reunir al pueblo disperso, a enfrentar todo lo que es manifiestamente contrario
a la voluntad de Dios, su reino. Dios es evidentemente “más fuerte” que el
diablo, y éste no puede resistirlo. Para el reino de Dios, siempre la vida es
más fuerte que la muerte, la paz que la violencia, la libertad que la opresión.
Como hijos del reino,
discípulos de Jesús, también nosotros estamos llamados a expulsar a todo lo que
se oponga al reino de la justicia y la vida, la libertad y la paz de nuestro
ambiente. Contamos a nuestro lado con el que es “más fuerte”, y ese reino ya
está presente allí donde sabemos enfrentarnos contra la opresión y la violencia
buscando que reinen la justicia y la paz, dejando que triunfe la vida (Servicio
Bíblico Latinoamericano).
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y
el comentario, en este jueves de la 3ª. Semana de Cuaresma.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 11,14-23.
Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo. Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Comentario
Jesús
pasa haciendo el bien, curando a los enfermos, liberando al ser humano de esos
"demonios" que le oprimen. Y esa expulsión del demonio es para él un
signo de la presencia de Dios, de su Reinado: donde Dios comienza a reinar, no
hay sitio para los "demonios", desaparece toda opresión. Jesús lo
dejó claramente dicho: traer el Reino (¡su misión!) es traer la liberación del
ser humano, y viceversa.
Nuestra misión como cristianos -y como simples seres humanos- es ésa pues: pasar, como Jesús, haciendo el bien, curando y sanando, expulsando todo tipo de demonio que oprima a nuestros hermanos. Y eso es hacer presente a Dios, eso es implantar su Reino aquí en el mundo. Si expulsamos los demonios, hacemos realidad el máximo sueño de Jesús: "Venga Tu Reino"... Es la gran misión del ser humano, la misión que Dios nos ha revelado en Jesús, la que con otras palabras Dios ha revelado también a todos los hombres y mujeres que lo escuchan con corazón sincero.
Pero
allí ocurrió algo importante: los enemigos "reinterpretaron" esa
acción sanadora de Jesús. Dijeron: "Jesús expulsa los demonios por arte de
Belzebú...". De golpe, con esa "reinterpretación", ocultaban esa
curación que Jesús hacía reduciéndola a un simple acto de magia diabólica...
Estaban adjudicando al diablo la acción misma de Jesús. Lo que para él era un
síntoma o señal de la acción de Dios, sus enemigos lo presentan como indicio de
la acción del demonio. Nos dicen otros evangelistas que Jesús se irritó y dijo
que eso era un "pecado contra el Espíritu Santo", cuya suma gravedad
expresó diciendo que "no se perdona ni en este mundo ni en el
otro"...
"Que venga tu Reino", rezamos todos los días; no sería responsable esa petición si no expresara simultáneamente nuestra voluntad de poner de nuestra parte lo que hace falta para que sean expulsados todos esos "demonios" que oprimen.
"Que venga tu Reino", rezamos todos los días; no sería responsable esa petición si no expresara simultáneamente nuestra voluntad de poner de nuestra parte lo que hace falta para que sean expulsados todos esos "demonios" que oprimen.
Diario
Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)
www.mercaba.org