miércoles, 23 de mayo de 2018

Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este jueves de la séptima semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice...

LECTIO DIVINA: MARCOS 9,41-50

Lectio:  Jueves, 24 mayo, 2018

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Marcos 9,41-50
«Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. «Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros.»

3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta algunos consejos de Jesús sobre la relación de los adultos con los pequeños y excluidos. En aquel tiempo, mucha gente pequeña era excluida y marginada. No podía participar. Muchos perdían la fe. El texto que vamos a meditar tiene algunas afirmaciones extrañas que si se toman al pie de la letra causan perplejidad en la gente.
• Marcos 9,41: Un vaso de agua es recompensado. Aquí se inserta una frase suelta de Jesús: En verdad os digo: Cualquiera que os dé de beber un vaso de agua porque sois de Cristo y lleváis su nombre, os aseguro que no quedará sin recompensa. Dos pensamientos: a) “Cualquier que os dé un vaso de agua”: Jesús está yendo a Jerusalén para entregar su vida. ¡Gesto de gran entrega! Pero no olvida los gestos pequeños de entrega del diario vivir: un vaso de agua, una acogida, una limosna, tantos gestos. Quien desprecia el ladrillo, ¡no construye nunca una casa! b) “Porque sois de Cristo”: Jesús se identifica con nosotros que queremos pertenecer a El. Esto significa que, para El, tenemos mucho valor.

• Marcos 9,42: Escándalo para los pequeños. Escándalo, literalmente, es la piedra por el camino, piedra en el zapato; es aquello que desvía a una persona del buen camino. Escandalizar a los pequeños es ser motivo por el cual los pequeños se desvían del camino y pierden la fe en Dios. Quien hace esto recibe la siguiente sentencia: “¡Al cuello una piedra de molino y ser echado al mar!” ¿Por qué tanta severidad? ¿Porque Jesús se identifica con los pequeños? (Mt 25,40.45). ¡Quien hace algo a ellos, lo hace a Jesús! Hoy, en el mundo entero, los pequeños, los pobres, muchos de ellos se están yendo de las iglesias tradicionales. Cada año, solamente en América Latina, casi unos tres millones de personas migran hacia otras iglesias. ¡No consiguen creer en lo que profesamos en nuestra iglesia! ¿Por qué será? ¿Hasta dónde tenemos la culpa? ¿Merecemos al cuello la piedra de molino?
• Marcos 9,43-48: Cortar la mano y el pie, arrancar el ojo. Jesús manda a la persona que se arranque la mano, el pie y el ojo, en caso de que fueran motivo de escándalo. Dice: “Es mejor entrar en la vida o en el Reino con un pie (mano, ojo) que entrar en el infierno con dos pies (manos, ojos)”. Estas frases no pueden tomarse al pie de la letra. Significan que una persona tiene que ser radical en la opción por Dios y por el Evangelio. La expresión ”geena (infierno) donde su gusano no muere y el fuego no se apaga”, es una imagen para indicar la situawción de la persona que queda sin Dios. La geena era el nombre de un valle cerca de Jerusalén, donde se tiraba la basura de la ciudad y donde siempre había un fuego que quemaba la basura. Este lugar era nauseabundo y para la gente era símbolo de la situación de una persona que dejaba de participar en el Reino de Dios.
• Marcos 9,49-50: Sal e Paz. Estos dos versículos ayudan a entender las palabras severas sobre el escándalo. Jesús dice: “¡Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros!” Una comunidad en la cual se vive en paz, unos con otros, es como un poco de sal que da gusto a toda la comida. La convivencia pacífica y fraterna en la comunidad es la sal que da gusto a la vida del la gente en el barrio. Es un signo del Reino, una revelación de la Buena Noticia de Dios. ¿Estamos siendo sal? Sal que no da gusto, ¡no sirve para nada!
• Jesús acoge y defiende la vida de los pequeños. Varias veces, Jesús insiste en la acogida que hay que dar a los pequeños. “Quien acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, a mí me acoge” (Mc 9,37). Quien da un vaso de agua a uno de estos pequeños no perderá su recompensa (Mt 10,42). El pide que no se desprecien los pequeños (Mt 18,10). Y en el juicio final los justos serán recibidos porque dieron de comer “a uno de estos pequeñuelos” (Mt 25,40). Si Jesús insiste tanto en la acogida que hay que dar a los pequeños, es porque había probablemente mucha gente pequeña ¡que no era acogida! De hecho, muchas mujeres, muchos niños no contaban (Mt 14,21; 15,38), eran despreciados (Mt 18,10) y silenciados (Mt 21,15-16). Hasta los apóstoles impedían que llegasen cerca de Jesús (Mt 19,13; Mc 10,13-14). En nombre de la ley de Dios, mal interpretada por las autoridades de la época, mucha buena gente era excluida. En vez de acoger a los excluidos, la ley era usada para legitimar la exclusión. En los evangelios, la expresión “pequeños” (en griego se dice elachistoi, mikroi o nepioi), a veces indica “niños”, otras veces, indica los sectores excluidos de la sociedad. No es fácil discernir. A veces lo que es “pequeño” en un evangelio, es “niños” en otro. Porque los niños pertenecían a la categoría de los “pequeños”, de los excluidos. Además de esto, no siempre es fácil discernir entre lo que viene del tiempo de Jesús y lo que viene del tiempo de las comunidades para las cuales los evangelios fueron escritos. Aún así, lo que resulta claro es el contexto de exclusión que estaba presente en la época y la imagen que las primeras comunidades conservaron de Jesús: Jesús se pone del lado de los pequeños, de los excluidos, y asume su defensa.

4) Para la reflexión personal
• En nuestra sociedad y en nuestra comunidad, ¿quiénes son hoy los pequeños y los excluidos? ¿Cómo está siendo la acogida que les damos?
• “Cuerda al cuello”. Mi comportamiento ¿merece una cuerda o una cuerdecilla al cuello? ¿Y el comportamiento de nuestra comunidad: qué se merece?

5) Oración final
El Señor, que tus culpas perdona,
que cura todas tus dolencias,
rescata tu vida de la fosa,
te corona de amor y ternura. (Sal 103,3-4)

Orden de los Carmelitas

El que no está contra nosotros está a favor nuestro

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este miércoles de la 7ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice…

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (4,13-17):

Vosotros decís: «Mañana o pasado iremos a esa ciudad y pasaremos allí el año negociando y ganando dinero». Y ni siquiera sabéis qué pasará mañana. Pues, ¿qué es vuestra vida? Una nube que aparece un momento y en seguida desaparece. Debéis decir así: «Si el Señor lo quiere y vivimos, haremos esto o lo otro.» En vez de eso, no paráis de hacer grandes proyectos, fanfarroneando; y toda jactancia de ese estilo es mala cosa. Al fin y al cabo, quien conoce el bien que debe hacer y no lo hace es culpable.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 48,2-3.6-7.8-10.11

R/.
 Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos


Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres. R/.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas? R/.

Si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate.
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa. R/.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40):

En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

Palabra del Señor

Comentario

 ¡Pobres discípulos (y pobre Jesús)!  Es que no dan una. Para una vez que Juan, el hijo del Trueno, abre la boca en este Evangelio, es para desencadenar un chaparrón. Es la vieja pretensión-tentación de tener la verdad en exclusiva y sentirse con el «poder» de controlar a todos los demás, repartiendo patentes de ortodoxia, de pertenencia... 

     Era la vieja mentalidad de tener una serie de códigos, pistas y condiciones para definir correctamente quiénes estaban a un lado de una línea (con Dios de su parte) y los que estaban -¡pobrecillos!- dejados de la mano de Dios, perdidos, confundidos. Pero la novedad del Reino de Jesús no va por ahí.  Fuera de la Iglesia sí hay salvación, y hay Espíritu, y gentes buenas de las que tenemos que aprender mucho. 

     «En la Iglesia Católica -escribía San Agustín- hay quienes no son católicos. Pero también se pueden encontrar católicos fuera de la Iglesia.  Muchos que parecen estar fuera, están dentro; muchos de lo que parecen estar dentro están fuera».  

     El católico es aquel que tiene un espíritu universal, que eso es lo que significa esta palabra, y sabe descubrir lo valioso en los otros, el que se sabe siempre en búsqueda de la Verdad, y los otros tienen mucho que enseñarle. 

+  ¿Tú verdad? no, la verdad;  y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela. (A Machado)

+   La verdad no está de parte de quién grite más (R Tagore)

+  Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado (André Gide)

+ No poseemos la verdad ni el bien nada más que en parte, y mezclados con la falsedad y con el mal (B Pascal)

     El buscador y defensor de la verdad no le cierra la boca al que tiene otras ideas, ni lo trata como enemigo, ni le prohíbe seguir pensando, investigando o expresándose.  No convierte al distinto en enemigo, sino que hace mucha mayor gala de los principios del diálogo, entre los cuales no está el creerse ya, como punto de partida, con toda la razón. Es verdad que en tiempos de relativismo, de fuertes cambios, y de confusión hay la fuerte tentación de subrayar lo propio, cerrar filas, acallar disonancias, estar muy pendientes de los posibles errores y abusos, y encontrar donde sea enemigos para plantarles cara.

     Pues no va con el estilo de Jesús ese empeño de algunos grupos, movimientos y personas que pretenden tener la exclusiva de la verdad, de la salvación, de la fe, de la revelación divina e imponérsela a los otros. No va con Jesús lo de excluir, precisamente él que fue un excluido por la ortodoxia judía, y que fue durante toda su vida rodeándose de excluidos, heterodoxos y personas de mala fama.  Sino más bien, buscar puntos de encuentro, tender la mano a todos los colaboradores que quieran luchar contra los demonios de nuestro mundo, reconocer la bondad ajena, tener mucha paciencia...

     No encontramos en ningún lugar del Evangelio una preocupación o intención por parte de Jesús por ser muchos, ni por mostrar el poder de los números de la gente que le seguía, ni siquiera puso las cosas fáciles para que «se le apuntaran» más. Pocos, pero levadura. Pocos, pero sal. Poca llama, pero iluminando desde el candelero. Pocas ramas en el árbol, pero con capacidad para acoger a las aves que quieran anidar en él.

Con palabras del entonces Cardenal Joseph Ratzinger:

Cada empresa tiene el derecho de promocionar su producto.  Pero la Iglesia no es una empresa. Sólo debe anunciar a Cristo.  No debe atraer hacia sí, ni engrandecer su rebaño, ni procurarse clientes, sino mostrar el rostro de Jesús.  La fe no es una mercancía, ni propiedad de un grupo en expansión.  Nosotros no poseemos nada. La Iglesia anuncia a Cristo, no busca consenso. No se puede presentar como misión lo que no es otra cosa que burda propaganda sectaria o parcial.
El mensaje de Cristo debe ser anunciado incluso allí donde no gusta.  La Iglesia es Iglesia de mártires, no Iglesia que martiriza. Una Iglesia tolerante, que no persigue a sus adversarios.
     
Cuando los grupos se miran a sí mismos... acaban ocupados exclusivamente de sí mismos. Cuando los grupos se miran de frente unos a otros... acaban enfrentados. El asunto es que donde hay que mirar es... al mundo, al sufrimiento de las gentes, a la defensa de lo humano... y encontrarnos allí con cualquiera que se sienta llamado a hacer el bien. No es tarea de la Iglesia hacer aceptos, ni tampoco adoctrinar... sino ser testigo del Evangelio, salir al encuentro del hombre siendo cauce del amor, la acogida y la misericordia de Dios. Con aquellos que ni siquiera mencionen a Dios, o tengan «otro Dios». 

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf