sábado, 28 de febrero de 2015

Si no somos capaces de amar a quien no nos ama, no somos cristianos

¡Amor y paz!

El cristianismo nos hace una exigencia muy grande, porque supera de lejos lo que es habitual en cualquier ser humano. Por eso, el modelo de esta conducta no es un hombre, sino el mismo Dios. 

Jesús nos hace caer en la cuenta acerca de qué mérito puede tener amar a quien nos ama, si eso –agregamos nosotros-- lo hace la inmensa mayoría y no requiere ningún esfuerzo. 

De tal manera que el reto que nos hace el Señor en el Evangelio es verdaderamente extraordinario: ¡Amar a los enemigos y rogar por quienes nos persiguen y calumnian!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 1ª. Semana de Cuaresma.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 5,43-48. 
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. 

Comentario


Ama a tu enemigo: así separarás a tu enemigo de su enemigo, que es también tu enemigo, y se llama pecado.

Ama a tu enemigo: construye con él una historia que les permita mirar en la misma dirección y decir un día: "eso" pretendía destruirnos, pero "nosotros" vencimos.

Ama a tu enemigo: es muy feo que las garras peludas del demonio te muevan como se mueve un peón en el ajedrez. No des espacio al odio.

Ama a tu enemigo: muestra que eres mayor y mejor que lo que se dice de ti. Y luego, guarda silencio para que la Verdad grite la verdad.

http://fraynelson.com/homilias.html. 

viernes, 27 de febrero de 2015

No me puedo reconciliar con Dios, si antes no me reconcilio con mi hermano

¡Amor y paz!

¿Aceptaría un padre de familia que hiciéramos las paces con él mientras estamos de pelea con su hijo? Es muy improbable. De seguro, nos diría: “Lo que es con él, es conmigo”. En el panorama espiritual, ocurre algo similar: no puede haber reconciliación con Dios si no hay reconciliación con el hermano. Así de sencillo.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la 1ª. Semana de Cuaresma.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 5,20-26. 
Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.  Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. 

Comentario


En realidad Jesús hace dos cosas con la Ley: por una parte, la lleva al interior del hombre. No es ya una ley de lo observable, y por tanto de las apariencias, sino de la sinceridad, de la intención, de la verdad del corazón. Por otro lado, Jesús une indisolublemente la Ley que nos une a Dios con la Ley que nos une a los hermanos. No caben ya, entonces, esos modelos de supuesta "santidad" que creen que van a sobresalir más cuanto más abajen al resto del universo.

La religión de la sinceridad y del corazón es también la religión de la comprensión y de la reconciliación. O dicho de otro modo: la religión de la VERDAD es también la religión de la MISERICORDIA. ¡Eso es fantástico! Y por eso es más perfecto este nuevo esquema, esta nueva "justicia". En el esquema farisaico ser "de verdad" justo implicaba endurecerse contra el que no lo era; y ser "compasivo" quedaba relegado para lo que no eran "verdaderos" fieles.

Ahora con Jesús se han hermanado la verdad y la misericordia; ahora es posible encontrar al Señor allí donde están los rostros de todos esos pobres y pequeños que son como yo: se llaman mis hermanos.

http://fraynelson.com/homilias.html. 

jueves, 26 de febrero de 2015

“Pidan y se les dará”

¡Amor y paz!

A lo largo de las lecturas de Cuaresma, la iglesia vuelve una y otra vez sobre el tema de la oración. La plegaria del hombre a su Padre celestial se apoya en la bondad y la voluntad amorosa de Dios. Podemos estar seguros de ser escuchados, siempre que aquello que pidamos esté en la línea del plan salvador de Dios (Misa Dominical 1990/05).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la 1ª. Semana de Cuaresma.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 7,7-12. 
Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan! Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. 
Comentario

Tal vez la frase más alentadora de la Biblia entera es la que escuchamos en el evangelio de hoy: "pidan y se les dará".

Es una frase que rompió para siempre el muro de miedo y prejuicio que había creado el pecado. Del lado de acá de ese muro, el hombre asustado y aislado termina por abalanzarse sobre las cosas, queriendo exprimir en ellas una felicidad infinita que no pueden darle. Del lado de allá del muro, un Dios que parece inaccesible, un Dios sospechosamente inteligente y fisgón que no tiene otro objetivo sino cazar los errores de su creatura para precipitarla cuanto antes al infierno.

¡Oh muro de maldición, que pretendía robarnos la verdad más entrañable: "Dios es bueno". No es un monstruo; no es un espía; no es un témpano de ciencia inalcanzable; no es una energía sin nombre: es mi Padre; es nuestro Padre, y como Padre y Papá es mejor que todo lo que podemos aprender de nuestros papás en la tierra. Cristo, Cristo Jesús: ¡GRACIAS!

Siendo malos, saben dar cosas buenas

Cristo nos invita a reconocer la bondad de Dios a partir de las imágenes de bondad que nos brinda la experiencia de cada día. Los papás son buenos con sus hijos, hablando en general. Pero el Señor hace más que una comparación en este texto, porque nos conduce a una cuestión de fondo: ¿cómo es que en una humanidad donde hay tanta maldad aún es posible encontrar alguna imagen válida del amor divino?

Esta bella pregunta me hace recordar uno de las bendiciones que nuestra Iglesia Católica tiene para el matrimonio. Se dice después del Padrenuestro y va así: "Oh Dios, que unes la mujer al varón y otorgas a esta unión, establecida desde el principio, la única bendición que no fue abolida ni por la pena del pecado original, ni por el castigo del diluvio".

¿Sabes lo que eso significa? Implica que hay algo del paraíso que, por voluntad divina y como principio de victoria sobre la serpiente enemiga, ha permanecido en el hecho y acto de dar vida. Los papás conservan algo del paraíso original cuando sienten que son buenos con los hijos más allá de sus propias fuerzas y de sus propias convicciones. .

Esa capacidad de "dar cosas buenas" a los hijos no es un puro accidente sociológico o un puro impulso biológico: es parte del plan por el que Dios vence sobre las fuerzas de la muerte; es sabiduría suya con la que ya desde antes de la primera alianza preparaba terreno para fundar esta última y definitiva alianza en Cristo. ¡Alabanza a su Nombre!

miércoles, 25 de febrero de 2015

La penitencia, gimnasio en el que logramos belleza para la eternidad

¡Amor y paz!

En el evangelio de hoy, Jesús invita a sus oyentes a «convertirse» y a "hacer penitencia". Les pone como ejemplo la ciudad pagana de Nínive, que se convirtió al escuchar la predicación de Jonás.

El libro de Jonás es una "parábola", un género literario que vemos usado frecuentemente por Jesús: se narra una historia ficticia para ilustrar una lección.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este miércoles de la 1ª. Semana de Cuaresma.

Dos nos bendice….

Evangelio según San Lucas 11,29-32.
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.  

Comentario


La penitencia es uno de los conceptos de más difícil comprensión para nuestra época. Habla tú de penitencia y la gente creerá que estás contando historias de mentes enfermizas, almas masoquistas o clérigos de oscuras tendencias sádicas. La morbosidad ronda al tema de la penitencia y crea una nube pegajosa que no nos deja reconocer la belleza que también tiene este aspecto de la vida cristiana.

Hacer penitencia es al alma lo que un gimnasio es para el cuerpo. ¿Has visto la cara que hace la gente mientras levanta pesas o estira durísimos resortes? No son rostros sonrientes y tranquilos, sino imágenes de un esfuerzo tenaz y a veces incluso de dolor. Pero ese dolor tiene un sentido, que es la reforma del cuerpo. Después de esas "torturas" repetidas durante días o semanas, van desapareciendo las formas indeseables y el cuerpo adquiere el perfil que se quería.

Algo así es la penitencia para el alma: a través del dominio de nosotros mismos nos volvemos escultores de nuestra vida y recuperamos posesión de nuestros sentidos y emociones. El ayuno, así como otras formas de penitencia, son un verdadero gimnasio en el que alcanzamos belleza no para este mundo sino para la eternidad.

http://fraynelson.com/homilias.html.

martes, 24 de febrero de 2015

Padre nuestro que estás en el cielo…

¡Amor y paz!

El Padrenuestro se contrapone a las largas plegarias de los paganos, que basaban su eficacia en las palabras que pronunciaba el hombre. La plegaria cristiana, en cambio, recibe su eficacia del Padre celestial, ya que es una respuesta amorosa que acepta la voluntad salvífica de Dios sobre sí mismo y sobre la historia. Una respuesta que quiere también actuar como Dios actúa en nosotros.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la 1ª. Semana de Cuaresma.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 6,7-15. 

Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes. 
Comentario

El catecismo de Juan Pablo II nos ofrece una preciosa reflexión sobre el Padrenuestro. Leemos textos tomados de los números 2765 a 2772.

La oración al Padre nos la enseñó y nos la dio el Señor Jesús. Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única; es la oración "del Señor". Por una parte, en efecto, por las palabras de esta oración el Hijo único nos da las palabras que el Padre le ha dado: El es el Maestro de nuestra oración. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazón de hombre las necesidades de sus hermanos y hermanas los hombres, y nos las revela: es el Modelo de nuestra oración.

Pero Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico. Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de la oración filial, sino que nos da también el Espíritu por el que éstas se hacen en nosotros "espíritu y vida" (Jn 6,63). Más todavía: la prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre "ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!" (Ga 4,6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también "el que escruta los corazones", el Padre, quien "conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es según Dios" (Rm 8,27 ). La oración al Padre se inserta en 
la misión misteriosa del Hijo y del Espíritu.

Este don indisociable de las palabras del Señor y del Espíritu Santo que les da vida en el corazón de los creyentes ha sido recibido y vivido por la Iglesia desde los comienzos. Las primeras comunidades recitan la Oración del Señor "tres veces al día", en lugar de las Dieciocho Bendiciones de la piedad judía. Según la Tradición apostólica, la Oración del Señor está arraigada esencialmente en la oración litúrgica. En todas las tradiciones litúrgicas, la Oración del Señor es parte integrante de las principales Horas del Oficio divino. Este carácter eclesial aparece con evidencia, sobre todo, en los tres sacramentos de la iniciación cristiana.

En la Liturgia eucarística, la Oración del Señor aparece como la oración de toda la Iglesia. Allí se revela su sentido pleno y su eficacia. Situada entre la Anáfora (Oración eucarística) y la liturgia de la Comunión, recapitula, por una parte, todas las peticiones e intercesiones expresadas en el movimiento de la epíclesis, y, por otra parte, llama a la puerta del Festín del Reino que la comunión sacramental va a anticipar.

En la Eucaristía, la Oración del Señor manifiesta también el carácter escatológico de sus peticiones. Es la oración propia de los "últimos tiempos", tiempos de salvación que han comenzado con la efusión del Espíritu Santo y que terminarán con la Vuelta del Señor. Las peticiones al Padre, a diferencia de las oraciones de la Antigua Alianza, se apoyan en el misterio de salvación ya realizado, de una vez por todas, en Cristo crucificado y resucitado.

De esta fe inquebrantable brota la esperanza que suscita cada una de las siete peticiones. Estas expresan los gemidos del tiempo presente, este tiempo de paciencia y de espera durante el cual "aún no se ha manifestado lo que seremos" (1Jn 3,2). La Eucaristía y el Padre Nuestro están orientados hacia la venida del Señor, "¡hasta que venga!" (1Co 11,26 ).


http://fraynelson.com/homilias.html.

lunes, 23 de febrero de 2015

Al final seremos juzgados en el amor

¡Amor y paz!

El Evangelio de hoy es la conclusión de las tres parábolas precedentes. Con este episodio concluye el ministerio público de Jesús. La venida de Jesús será como un acto de discernimiento. Entonces aparecerá con claridad la distinción entre el trigo y la cizaña, los peces buenos y malos, entre el criado fiel y el malo y entre las jóvenes previsoras y descuidadas. Y entre los criados leales a su Señor y los que no lo fueron.

Lo decisivo será la actitud de amor o de indiferencia que hayamos tenido con los hermanos más pequeños; hambrientos, sedientos, enfermos, encarcelados, inmigrantes, solitarios, desplazados....

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la 1ª.  Semana de Cuaresma.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 25,31-46. 
Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.  Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna". 

Comentario

Ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación. Mientras aún es tiempo volvamos al Señor. Él no ha venido a condenarnos, sino a salvarnos. Cuando Él vuelva glorioso, al final del tiempo, se nos habrán terminado todas las oportunidades. Contemplemos a Cristo que se encuentra también presente en nuestro prójimo, especialmente en los pobres y desprotegidos. Asistamos amorosamente, en ellos, a Cristo. Si lo hacemos habremos sido un auténtico signo del Hijo Amado del Padre en nuestro mundo. Entonces podremos ir a la vida eterna y no seremos condenados.

Al final seremos juzgados en el amor, y sólo el amor que hayamos tenido a los demás, sin distinción de personas, será lo que tenga la última palabra ante Dios. No amemos sólo a los que nos hacen el bien, o a los que son de nuestra familia o de nuestro agrado.

El Señor, que salió al encuentro de los pobres y de los pecadores, nos pide ir tras sus huellas cargando nuestra propia cruz, para colaborar en la redención de nuestro mundo, liberándolo de las diversas esclavitudes que le agobian. Cumplamos, con amor, esta misión que Dios ha confiado a su Iglesia.

El Señor nos convoca a la Eucaristía, no para juzgarnos, pero sí para recordarnos que frente a su entrega hasta la muerte, por amor a nosotros, no debemos negar nuestra verdad respecto a nuestra relación con Dios y con el prójimo. La Eucaristía no es sólo un acto de culto a Dios. Es un compromiso de vivir nuestra comunión con el Señor y de manifestarla, mediante nuestras obras, en nuestro trato con los demás. Así nuestro amor a Dios ha de llegar hasta sus últimas consecuencias, identificándonos con Cristo para que, como Él, hagamos el bien a los demás durante toda nuestra vida terrena. Esto, por tanto, nos debe llevar a dejar a un lado nuestros caminos de maldad y de muerte; nuestras divisiones causadas por el egoísmo y nuestros odios y rencores, pues Dios nos quiere misericordiosos en todos los sentidos, como Él lo ha sido para con nosotros. Así nuestra Eucaristía no sólo se ha de vivir en el templo, sino que se ha de prolongar en nuestra vida diaria, en la que hemos de estar dispuestos, incluso, a dar nuestra vida, para que los demás tengan vida, la Vida que Dios ofrece a todos.

Sólo a la luz del juicio final, cuando el Reino de Dios llegue a su plenitud, entenderemos el camino que hayamos recorrido, tal vez en medio de persecuciones y muerte, tras las huellas del Redentor. Entonces aparecerá, de un modo desnudo, la verdad de todo hombre en la medida de Dios. Entonces conoceremos a Aquel que es el Amor y la Misericordia. Entonces sabremos si en verdad caminamos por este mundo como hijos suyos. Entonces seremos acogidos o rechazados conforme al trato que hayamos dado a los pequeños, con los que se identificó Jesús.

Por eso, mientras caminamos por este mundo, Dios nos concede este tiempo favorable de su gracia para que reflexionemos con toda lealtad acerca de nuestra vida de fe. No podemos vivir esta cuaresma sólo como un tiempo de una conversión aparente. Si no caminamos hacia nuestra propia Pascua, hacia nuestra renovación interior, hacia la muerte a nuestro pecado y hacia la resurrección a una vida renovada en Cristo, habremos perdido el tiempo. Dios quiere que su Iglesia inicie, ya desde ahora, la realización de su Reino mediante la renovación de sus miembros, a través de los cuales se manifieste, a la medida de la Gracia recibida, el amor misericordioso del mismo Dios a favor de todos.

Roguémosle al Señor que nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de vivir nuestra fe en Cristo con un compromiso total, de manera que no sólo lo amemos interiormente, sino que lo amemos preocupándonos de hacer el bien a todos, especialmente a los pobres, a los pecadores y a los desprotegidos, para poder, así, ser dignos de ser recibidos, como hijos amados, en las moradas eternas. Amén.

www.homiliacatolica.com
 

domingo, 22 de febrero de 2015

Dios quiere renovar su Alianza con nosotros

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este 1er Domingo de Cuaresma.

Dios nos bendice….

Libro de Génesis 9,8-15.
Y Dios siguió diciendo a Noé y a sus hijos: "Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra". Dios añadió: "Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra. Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas, me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales. 

Salmo 25(24),4bc-5ab.6-7bc.8-9. 

Enséñame tus senderos.

Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad.

El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.

Epístola I de San Pedro 3,18-22. 
Cristo murió una vez por nuestros pecados -siendo justo, padeció por los injustos- para llevarnos a Dios. Entregado a la muerte en su carne, fue vivificado en el Espíritu. Y entonces fue a hacer su anuncio a los espíritus que estaban prisioneros, a los que se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos -ocho en total- se salvaron a través del agua. Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora ustedes son salvados, el cual no consiste en la supresión de una mancha corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios, después de subir al cielo y de habérsele sometido los Ángeles, las Dominaciones y las Potestades. 
Evangelio según San Marcos 1,12-15. 
En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían. Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".  
Comentario

Al comienzo de esta Cuaresma Dios quiere renovar con nosotros su Alianza. Como lo hizo con la familia de Noé: después del diluvio, como hemos leído en la primera lectura, Dios le dijo: "Yo hago un pacto con vosotros".

Esta Alianza era renovación de la primitiva que ya había hecho Dios con Adán. Ahora era como una re-fundación de la humanidad, después de la catástrofe purificadora del diluvio. Más tarde volverá a sellar su Alianza con Moisés y el pueblo de Israel, tras los años de la esclavitud de Egipto.

En verdad, como nos ha invitado a cantar el salmo, "el Señor es bueno y recto", es nuestro "Dios y salvador", "su ternura y misericordia son eternas".

En una Plegaria Eucarística le decimos agradecidos: "Cuando el hombre, por desobediencia, perdió tu amistad, tú no le abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca, y reiteraste tu alianza a los hombres."

Cristo en la cruz: el verdadero arcoíris

A los contemporáneos de Noé Dios le indicó un signo muy sencillo y fácil de aplicar: cuando vieran el arco iris, que sale después de la tormenta, les invitó a que recordaran su indestructible bondad.

A nosotros, los cristianos, es Cristo Jesús, con su Muerte y Resurrección, o sea, con su Pascua, el que mejor nos recuerda este amor de Dios. Ha sido Él, Jesús el Salvador, el que "murió por los pecados una vez para siempre, el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios" (lo hemos leído así en la lectura de san Pedro).

La Alianza ahora es "la Nueva Alianza en la sangre de Cristo". Ha habido algo más que un diluvio o un período de esclavitud: Cristo, nuestro Hermano, se ha entregado hasta la muerte, por solidaridad, y ha restablecido de una vez por todas la alianza entre Dios y la humanidad. Es lo que vamos a celebrar en todo este tiempo de Cuaresma/Pascua.

El día de nuestro Bautismo entramos cada uno de nosotros en el ámbito de esta Alianza. Como nos ha dicho san Pedro, el diluvio fue como símbolo del bautismo: por medio del signo del agua Dios nos salvó y nos introdujo en la nueva humanidad.

Cuando celebramos la Eucaristía, haciendo el memorial de la Muerte de Cristo, participamos de su Cuerpo y su Sangre, la "Sangre de la Nueva Alianza". Siempre es El, Cristo Jesús, ahora en su existencia gloriosa, quien nos hace partícipes de la fuerza salvadora de su Muerte pascual. Y de una manera especial en la Pascua de cada año.

Cuaresma: renovación de la alianza

Este tiempo de Cuaresma nos invita a renovar nuestro compromiso con Dios. Alianza es amistad, fidelidad y compromiso. Por las dos partes. De la fidelidad de Dios no podemos dudar. El es siempre fiel. Nos lo ha demostrado de una vez por todas en la Pascua de su Hijo. Pero nosotros estamos siempre tentados de infidelidad. Todos tenemos experiencia de ello.

Tenemos experiencia de que vivir en cristiano -o sea, según el plan de vida que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús- es difícil, y supone lucha ante las tentaciones de este mundo. Como también lo experimentó Jesús, en sus tentaciones del desierto, que recordamos cada año en este primer domingo de Cuaresma, para mostrarnos el ejemplo de su fidelidad a Dios.

Tenemos experiencia del pecado, y por eso, además de los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, necesitamos también el de la Reconciliación o Penitencia, que en este tiempo tendrá especial significado. Sólo podemos celebrar la Pascua con Cristo si nos dejamos purificar por El y reconciliar con Dios. Las primeras palabras de Jesús, por tierras de Galilea, fueron: "está cerca el Reino de Dios, convertíos y creed en la Buena Noticia".

Hermanos y hermanas. Inauguramos un tiempo importante: tres meses de primavera espiritual para cada uno y para la comunidad. Cuaresma y Pascua. En este tiempo Dios nos quiere curar de nuestros males, nos quiere comunicar la energía y la vida nueva de Cristo Jesús. Quiere renovar su Alianza con nosotros. Nos tiende una vez más su mano. Y una Alianza renovada es una Alianza purificada y reorientada claramente hacia Dios.

Dejémonos convencer y aceptemos esa mano tendida. Miremos el ejemplo de ese Cristo que empieza su camino, cargado de dificultades y también de tentaciones, hasta llegar hasta la obediencia total de la Cruz y luego la alegría de la Pascua.

De momento, seis semanas de Cuaresma. Iniciando ya lo que será la Pascua: paso de lo viejo a lo nuevo, de la oscuridad a la luz, de la enfermedad a la fortaleza, de la muerte a la vida.

Dejemos a Cristo que actúe en nosotros y nos prepare a celebrar con Él su Pascua.

J. ALDAZABAL
MISA DOMINICAL 1991/04
 

sábado, 21 de febrero de 2015

Demostrémosle al mundo que Dios tiene un proyecto de amor para todos


¡Amor y paz!

El proyecto que Jesús de Nazaret ha planteado es el mismo proyecto de Dios, ahora encarnado -hecho carne- en la historia de los seres humanos. En este nuevo proyecto, la "religión", es decir, la práctica de ritos externos, ya no es la intermediaria necesaria para el cumplimiento de la voluntad de Dios; ahora la mediación necesaria y directa es la "misericordia", que compendia el amor y la justicia.

Dios ha tenido misericordia de todo el género humano y ha llamado a hombres y mujeres sin distinción, para que le ayudemos en la obra misericordiosa de la implantación del Reino del Dios-misericordia.

Los invito, hermanos, a leer y meditar leer Evangelio y el comentario, en este sábado después de Ceniza.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?". Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan". 


Comentario

Jesús ha llamado a su seguimiento a Leví recaudador de impuestos, quien era ilegal según lo prescribía la Ley de los judíos. Dios muestra su misericordia a este hombre y lo invita a que lo siga. Seguir a Jesús y aceptar su proyecto, es aceptar la invitación que el Padre nos hace a través de su Hijo, el amado. El Padre en su plan amoroso continúa mostrando su amor misericordioso por todos los hombres y mujeres de la tierra.

Jesús no ha venido por los sanos; ha venido por los enfermos. Él invita a todos aquellos que de una u otra manera desconfían del plan misericordioso del Padre. Jesús le propone a Leví que se deje amar por Dios. Que deje que el Padre bueno le muestre su amor y su voluntad. Pero es necesario que frente al derramamiento del amor en él, Leví dé muestras de cambio, de conversión, para empezar a vivir una nueva vida. La historia de los regenerados por pura misericordia.

La Iglesia tiene que continuar siendo un espacio de misericordia dentro del ámbito mundial. Necesitamos transformar el mundo, y sólo demostrando con la práctica de la misericordia en nuestra propia vida que Dios tiene un proyecto de amor para todos, sólo de esa forma podremos hacer que haya cambios cualitativos en la vida de la gente. Si la Iglesia perdiera su realidad de misericordia habría perdido también su misión en la historia.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)