viernes, 2 de octubre de 2009

LOS MÁS GRANDES EN EL REINO DE LOS CIELOS

¡Amor y paz!

La Iglesia celebra, hermanos, la fiesta de los ángeles custodios. Esta celebración tiene raíces bíblicas y hondo calado popular y poco a poco alcanzó el rango litúrgico de fiesta.

Primero, el ángel custodio, como mensajero de Dios y providencia cariñosa, fue un amigo cuya presencia se celebraba casi en privado o familiarmente. Suele decirse que donde tuvo especial acogida fue en los fieles de Francia y España.

El papa san Pío V (1566-72) no incluyó esta fiesta en el calendario universal, pero, en cambio, Paulo V en 1607, y luego Clemente X (1670-1676) les señalaron este día 2 de octubre como fecha conmemorativa.

Los invito a leer y meditar el Evangelio y el comentario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 18,1-5.10.

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.

COMENTARIO

En el texto del Evangelio encontramos dos motivos de reflexión.

Primero: quien acoge a un niño por amor de Dios, acoge a Dios.

Así es de grande nuestra religión. Tanto ama Dios a sus criaturas, a sus hijos, desde la más tierna infancia, que en el rostro de su vida puede y debe descubrirse el rostro del Creador y Padre; y en el vaso de agua o caridad que repartimos debe ponerse toda la delicadeza y ternura de devolver a Dios una gota de su agua o una flor de su jardín.

Segundo: no despreciemos a los pequeños, pues sus ángeles ven a Dios.

Es bello esto, pero ¿es suficiente? Ese giro literario es una forma indirecta de decirnos que respetemos, amemos y sirvamos a los niños y a los mayores porque su dignidad es tan grande –por ser personas, hijos de Dios- que tienen ángeles asistentes al trono del Señor que se cuidan de ellos. Bendito sea Dios.

Pero preguntémonos:

¿No está toda la Biblia impregnada por el aroma de que cada uno de nosotros está llamado a ser ‘ángel custodio’ del hermano que está a su lado?
¿No somos todos ‘mensajeros de Dios’ en el servicio al Reino que a todos nos hace hijos y hermanos?

A Dios no lo vemos; a los ángeles-espíritus no los vemos; pero mutuamente podemos los hombres ser ‘custodios, amigos, ángeles de los demás’.

3 DOMINICOS 2003
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