¡Amor y paz!
Los invito a leer y meditar el Evangelio según San Mateo
11,16-19., en este viernes II de Adviento, Ciclo B.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para
ponerme en presencia de Dios)
Permíteme escucharte, Señor. Forma dentro de mí un corazón como el de
María: atento a tu Palabra, dócil a tu voluntad, disponible para servir por
amor.
¡Santa María, ruega por mí y hazme hijo semejante a ti!
Evangelio del día (para
orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 11,16-19
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿Con qué podré comparar a esta
gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus
compañeros para gritarles: 'Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos
canciones tristes y no han llorado'.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: 'Tiene un
demonio'. Vino el Hijo del hombre, y dicen: 'Éste es un glotón y un borracho,
amigo de publicanos y gente de mal vivir'. Pero la sabiduría de Dios se
justifica a sí misma por sus obras".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Se acerca la Navidad, tiempo de música y de cantos. Por las calles, y
dentro de las casas, se escucharán de modo constante, como un trasfondo de luz
y color, villancicos de todo tipo. Algo parecido sucederá espiritualmente: con
la venida de Cristo viene todo un "ambiente musical" para el alma que
hay que aprender a reconocer.
Cuando Jesús nació en Belén, pasó desapercibido. Sólo los pastores
fueron capaces de escuchar los cantos de los ángeles, y sólo unos reyes
extranjeros soportaron las penas de un largo viaje para adorar al Rey de reyes.
¡Jesús pasó muy solo esa primera Navidad! Cada año podemos afinar el oído,
escuchar el gozo de un Dios que se hace hombre, o la lamentación de un Amor
inmenso que no es correspondido… Si percibimos estas melodías, no podremos
vivir una Navidad como las demás…
¿Cómo podemos adquirir esta actitud de escucha? A Dios no lo vemos,
sus palabras y sus melodías no se perciben con los oídos materiales. Se trata
más bien de abrir el corazón hacia aquellos que sí vemos. Sólo quien sabe
escuchar a su hermano y a su hermana será capaz de escuchar a Dios. ¡Vivamos
hoy con el corazón abierto para los demás, y veremos cómo poco a poco
percibiremos la dulzura de esa melodía de Dios!
Cuando nosotros llegamos a este estado de servicio libre, de hijos,
con el Padre, podemos decir: "somos buenos siervos del Señor". Más
bien hay que decir simplemente "siervos inútiles". Expresión que
indica la inutilidad de nuestro trabajo: solos no podemos. Por ello debemos
solamente pedir y dejar espacio para que Dios nos transforme en siervos libres,
en hijos, no en esclavos. Que el Señor nos ayude a abrir el corazón y a dejar
trabajar al Espíritu Santo, para que nos quite estos obstáculos, sobre todo las
ganas de poder que hacen tanto daño, y la deslealtad, la doble cara, y nos dé
esta serenidad, esta paz para poderle servir como hijo libre que al final, con
mucho amor, dice al Señor: "Padre, gracias, pero tú sabes: soy un siervo
inútil".
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de noviembre de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a hablar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado…
o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a
continuación.
Hoy haré un esfuerzo especial por escuchar a alguien con mucho
interés, dándole el tiempo y servicio que necesita.
Despedida
Te damos
gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
Amén.
Amén.
¡Cristo,
Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
¡Venga tu Reino!
Virgen
prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
Ruega por nosotros.
En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Amén.
Por: H. Javier Castellanos, L.C.
Publicado por Catholic.net
http://es.catholic.net/op/articulos/67681/cat/504/sintonizar-el-oido.html