¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el
Evangelio, a la manera de la lectio divina, en este miércoles de 7ª semana de
Pascua, ciclo A.
Dios nos benduce...
Lectio Divina: Juan
17,11b-19
Lectio
Miércoles, 27 de mayo de 2020
Tiempo de Pascua
1) Oración inicial
Padre lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu
Santo, dedicarse plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu
voluntad. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Juan 17,11b-19
Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre santo, cuida en tu
nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo
con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por
ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se
cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo
para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu palabra, y
el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No
te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no
son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra
es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo.
Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados
en la verdad.
3) Reflexión
• Estamos en la novena de Pentecostés, esperando la venida del
Espíritu Santo. Jesús dice que el don del Espíritu Santo se da sólo a quien lo
pide en la oración (Lc 11,13). En el cenáculo, durante nueve días, desde la
ascensión hasta Pentecostés, los apóstoles perseveraron en la oración junto con
María la madre de Jesús (He 1,14). Por esto conseguirán en abundancia el don
del Espíritu Santo (He 2,4). El evangelio de hoy continúa colocando ante
nosotros la Oración Sacerdotal de Jesús. Es un texto muy bien apto para
prepararnos en estos días a la venida del Espíritu Santo en nuestras vidas.
• Juan 17, 11b-12: Cuídalos en tu nombre. Jesús transforma su
preocupación en plegaria: “¡Cuídalos en tu nombre, el nombre que tu me diste,
para que sean uno como nosotros!" Todo lo que Jesús hizo en su vida, lo
hizo en Nombre de Dios. Jesús es la manifestación del Nombre de Dios. El Nombre
de Dios es Yavé, JHWH. En el tiempo de Jesús, este Nombre era pronunciado como
Adonai, Kyrios, Señor. En el sermón de Pentecostés, Pedro dice que Jesús, por
su resurrección, fue constituido Señor: “Sepa, entonces, con seguridad toda la
gente de Israel que Dios ha hecho Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros
crucificasteis”. (Hec 2,36). Y Pablo dice que esto se hizo: “para que toda
lengua proclame, para gloria de Dios Padre: ¡Jesús Cristo es el Señor!” (Fil
2,11). Es el “Nombre sobre todo nombre” (Fil 2,9), JHWH o Yavé, el Nombre de
Dios, recibió un rostro concreto en Jesús de Nazaret. Y es entorno a este
nombre que hay que construir la unidad: Guárdalos en tu nombre, el nombre que
tú me diste, para que sean uno como nosotros. Jesús quiere la unidad de las
comunidades, para que puedan resistir frente al mundo que las odia y persigue.
El pueblo unido alrededor del Nombre de Jesús ¡jamás será vencido!
• Juan 17,13-16: Que en sí mismos mi alegría sea colmada. Jesús se
está despidiendo. Dentro de poco se irá. Los discípulos continúan en el mundo,
serán perseguidos, tendrán aflicciones. Por esto están tristes. Jesús quiere
que tengan alegría plena. Ellos tendrán que continuar en el mundo sin formar
parte del mundo. Esto significa, bien concretamente, vivir en el sistema del
imperio, sea romano o neoliberal, sin dejarse contaminar por él. Al igual que
Jesús y con Jesús, deben vivir en el mundo sin ser del mundo.
• Juan 17,17-19: Como tú me enviaste, yo los envío al mundo. Jesús
pide que sean consagrados en la verdad. Esto es, que sean capaces de dedicar
toda su vida para testimoniar sus convicciones respecto de Jesús y de Dios
Padre. Jesús se santificó en la medida en que, en su vida, fue revelando al
Padre. Pide que sus discípulos entren en el mismo proceso de santificación. Su
misión es la misma que la de Jesús. Ellos se santifican en la misma medida en que,
viviendo el amor, revelan a Jesús y al Padre. Santificarse significa volverse
humano, como lo fue Jesús. Decía el Papa León Magno: “Jesús fue tan humano,
pero tan humano, como sólo Dios puede ser humano”. Por esto debemos vivir en el
mundo, sin ser del mundo, pues el sistema deshumaniza la vida humana y la
vuelve contraria a las intenciones del Creador.
4) Para la reflexión personal
• Jesús vivió en el mundo, pero no era del mundo. Vivió en el
sistema sin seguir el sistema, y por esto fue perseguido y condenado a muerte.
¿Yo? ¿Vivo hoy como Jesús lo hizo en su tiempo, o adapto mi fe al sistema?
• Preparación para Pentecostés. Invocar el don del Espíritu Santo, el Espíritu
que animó a Jesús. En esta novena de preparación a Pentecostés es bueno sacar
un tiempo para pedir el don del Espíritu de Jesús.
5) Oración final
Bendigo al Señor que me aconseja;
aun de noche me instruye la conciencia;
tengo siempre presente ,
con él a mi derecha no vacilo. (Sal 16,7-
aun de noche me instruye la conciencia;
tengo siempre presente ,
con él a mi derecha no vacilo. (Sal 16,7-
Orden de los Carmelitas