lunes, 6 de julio de 2015

Gracias a Cristo, la muerte no es el final

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la XIV Semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 9,18-26. 
Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: "Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá". Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada". Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la mujer quedó curada. Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: "Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme". Y se reían de él. Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región. 
Comentario


Nuestro Señor ve más allá, y quien ve más allá encuentra paz, porque sabe o presiente que el desenlace va más allá de lo inmediato y lo obvio. Para nosotros es en cierto modo más sencillo esto de ver "más allá" porque el corazón de nuestra fe está proclamando precisamente que Jesús ha vencido la muerte.

Una perspectiva apropiada sobre la muerte da una perspectiva apropiada sobre la vida: no el desprecio pero tampoco la idolatría. Somos más de lo que se ve, pero ello mismo hace digno y sagrado lo que se ve: el tiempo presente es como sacramento de la eternidad que nos aguarda, y el cuerpo, señal del alma.

http://fraynelson.com/homilias.html.