¡Amor y paz!
Los invito, hermanos,
a leer y meditar el Evangelio, en este XIV domingo del Tiempo Ordinario, ciclo
C.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: 14º Domingo del tiempo ordinario (C)
Lectio
Domingo, 7 Julio ,
2019
El envío de los 72 discípulos
Reconstruir la vida comunitaria
Lucas 10,1-12.17-20
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu
Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual
Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la
Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios
en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que
parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida
y resurrección.
Crea en nosotros el
silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que
sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los
discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y
testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de
fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María,
que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a)
Clave de lectura:
La predicación de
Jesús atrae a mucha gente (Mc 3,7-8). En torno a Él comienza a nacer una
pequeña comunidad. Primero, dos personas (Mc 1,16-18); después otras dos (Mc
1,19-20); después, doce (Mc 3,13-19); y ahora, en nuestro texto, más de setenta
y dos personas (Lc 10,1). La comunidad va creciendo. Una de las cosas en las
que Jesús mayormente insiste es la vida comunitaria. Él mismo ha dado el
ejemplo. No quiere ya trabajar solo. Lo primero que hace al comienzo de su
predicación en Galilea es llamar a la gente para que esté con Él y le ayude en
su misión (Mc 1,16-20; 3,14). El ambiente de fraternidad que nace alrededor de
Jesús es un ensayo del Reino, una prueba de la nueva experiencia de Dios como
Padre. Y por tanto si Dios es Padre y Madre, entonces somos todos una familia,
hermanos y hermanas. Así nace la comunidad, la nueva familia (cf. Mc 3,34-35).
El Evangelio de este domingo nos señala normas prácticas para orientar a los
setenta y dos discípulos en el anuncio de la Buena Nueva del Reino y en la
reconstrucción de la vida comunitaria.
Anunciar la Buena
Nueva del Reino y reconstruir la comunidad son dos caras de la misma medalla.
La una sin la otra no existe y no se entiende. En el curso de la lectura del
texto trata de descubrir este lazo que hay entre la vida en comunidad y el
anuncio del Reino de Dios.
b)
Una división del texto para ayudarnos en la lectura:
Lucas 10,1: La Misión
Lucas 10,2-3: La
Corresponsabilidad
Lucas 10, 4-6: La
Hospitalidad
Lucas 10,7: El
compartir
Lucas 10,8: La
comunión en torno a la mesa
Lucas 10,9a: La
acogida de los excluidos
Lucas 10,9b: La venida
del Reino
Lucas 10,10-12:
Sacudir el polvo de las sandalias
Lucas 10,17-20: El
nombre escrito en el cielo
c) Texto:
1 Después de esto, designó el Señor a otros
setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y
sitios adonde él había de ir.2 Y les dijo:
«La mies es mucha y
los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su
mies. 3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de
lobos. 4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no
saludéis a nadie en el camino. 5En la casa en que
entréis, decid primero: `Paz a esta casa.' 6 Y si
hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a
vosotros.7Permaneced en la misma casa, comed y bebed lo que
tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. 8En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; 9curad los enfermos que haya en ella, y decidles: `El Reino de Dios está
cerca de vosotros.' 10 En la ciudad en que
entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: 11 `Sacudimos sobre vosotros hasta el polvo de vuestra ciudad que se
nos ha pegado a los pies. Sabed, de todas formas, que el Reino de Dios está
cerca.' 12 Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para
Sodoma que para aquella ciudad.
17 Regresaron los setenta y dos, y dijeron alegres:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.» 18 Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones
y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; 20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos
de que vuestros nombres estén escritos en los cielos.»
3. Un momento de
silencio orante
para que la Palabra de
Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la
meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es punto de
este texto que más te ha gustado o que ha llamado más tu atención?
b)¿Cuáles son, una por
una, las cosas que Jesús ordena hacer y cuáles ordena evitar?
c)¿Qué quiere aclarar
Jesús con cada una de estas recomendaciones tan diferentes de la cultura de
hoy?
d) ¿Cómo realizar hoy
lo que el Señor pide: “no llevéis alforja”, “no vayáis de casa en casa”, “no
saludad a ninguno por el camino”, “sacudir el polvo de las sandalias”?
e) ¿Por qué todas
estas formas de comportarse recomendados por el Señor son una señal de la
venida del Reino de Dios?
f) Jesús pide prestar
atención a lo que es más importante y dice:”Vuestros nombres están escritos en
los cielos” ¿Qué significa esto para nosotros?
5. Para los que
desean profundizar en el tema
a) Contexto literario e histórico
Un poco antes de
nuestro texto, en Lucas 9,51, empieza la segunda etapa de la actividad de
Jesús, a saber, un largo camino a Jerusalén (Lc 9,51 a 19,29). La primera etapa
tuvo lugar en Galilea y comenzó con la presentación del programa de Jesús en la
sinagoga de Nazaret (Lc 4,14-21). En la segunda etapa, entra en Samaría, envía
mensajeros delante de Él (Lc 9,52), y consigue nuevos discípulos (Lc 9,57-62).
La segunda etapa comienza con la designación de otros 72 discípulos y con la
presentación del programa que debe orientarlos en la acción misionera (Lc
10,1-16). Lucas sugiere así que estos nuevos discípulos no son ya galileos,
sino samaritanos, el territorio de los excluidos. El objetivo de la misión que
los discípulos reciben es la reconstrucción de la vida comunitaria. En tiempos
de Jesús existían varios movimientos que, como Jesús, intentaban un nuevo modo
de vivir y convivir: Fariseos, esenios, zelotas, Juan Bautista y otros. Muchos
de ellos formaban una comunidad de discípulos (Jn 1,35; Lc 11,1; Act 19, 3) y
tenían sus misioneros (Mc 23,15). Pero había una gran diferencia. Las
comunidades de los fariseos, por ejemplo, vivían separados de las gentes. Las
comunidades que seguían a Jesús vivían en medio de la gente. La propuesta de
Jesús para los 72 discípulos rescata los antiguos valores comunitarios que se
estaban perdiendo, como por ejemplo, la hospitalidad, la acogida, el compartir,
la comunión alrededor de la mesas, la acogida de los marginados. Jesús intenta
renovar y reorganizar las comunidades, de modo que sean de nuevo una expresión
de la Alianza, una expresión del Reino de Dios.
b)
Comentario del texto:
Lucas 10,1: La Misión
Jesús envía a los
discípulos a lugares donde precisamente Él debe ir. El discípulo es el altavoz
de Jesús. No es el dueño de la Buena Noticia. Jesús los envía de dos en dos. Así favorece la ayuda mutua, y así la misión no es
individual, sino comunitaria. Dos personas representan mejor a la comunidad.
Lucas 10,2-3: La corresponsabilidad
El primer deber es el
de orar para que Dios envíe operarios. Todos los discípulos de Jesús deben
sentirse responsables de la misión. Por esto deben orar al Padre, por la
continuidad de la misión. Jesús envía a sus discípulos como corderos en medio
de lobos. La misión es una tarea difícil y peligrosa. Y el sistema en el que
vivían y en el que todavía vivimos era y continúa siendo contrario a la
reorganización de la gente en comunidades vivas. Quien, como Jesús, anuncia el
amor de una sociedad organizada a partir del egoísmo individual y colectivo,
será cordero en medio de lobos, será crucificado.
Lucas 10,4-6: La hospitalidad
Los discípulos de
Jesús no pueden llevar nada, ni bolsa, ni sandalias.
Sólo deben llevar la paz. Esto significa que deben confiar en la hospitalidad de la gente. Así el discípulo que va sin nada
llevando apenas la paz, muestra que tiene confianza en la gente. Piensa que
será recibido y la gente se siente respetada y confirmada. Por medio de esta
práctica los discípulos criticaban las leyes de la exclusión y rescataban los
antiguos valores de la convivencia comunitaria del pueblo de Dios. No saludar a ninguno por el camino significa que no se debe perder tiempo con las
cosas que pertenecen a la misión. Es posible que sea una evocación del episodio
de la muerte del hijo de la sunamita, donde Eliseo dice a su criado: “¡Parte!
Si alguno te saluda, no le responda!” (2Re 4,29), porque se trataba de un caso
de muerte. ¡Anunciar la Buena Nueva de Dios es un caso de vida o muerte!
Lucas 10,7: El compartir
Los discípulos no
deben andar de
casa en casa, sino permanecer en la
misma casa. Esto es, deben convivir de modo estable, participar en la vida y en
trabajo de la gente del lugar y vivir de aquello que reciben en cambio, porque
el operario merece
su salario. Esto significa que deben
tener confianza en el
compartir. Y así, por medio de esta nueva
práctica, ellos rescatan una de las más antiguas tradiciones del pueblo de
Dios, criticando una cultura de acumulación que marcaba la política del Imperio
Romano y anunciaban un nuevo modelo de convivencia humana.
Lucas 10,8: La comunión en torno a la mesa
Los discípulos
deben comer lo que
la gente les ofrece. Cuando los fariseos
iban de misión, iban preparados. Portaban alforjas y dinero para poder
procurarse la propia comida. Sostenían que no podían confiar en la comida de la
gente, porque no siempre era ritualmente “pura”. Así las observancias de la Ley
sobre la pureza legal, en vez de ayudar a superar las divisiones, debilitaban
el vivir los valores comunitarios. Los discípulos de Jesús no debían separarse
de las gentes, sino al contrario, debían aceptar lacomunión en torno a la mesa. En el contacto de la gente, no podían tener
miedo de perder la pureza legal. El valor comunitario de la convivencia
fraterna prevalece sobre las normas rituales. Obrando así, criticaban las leyes
de la pureza que estaban en vigor, y anunciaban un nuevo acceso a la pureza, a
la intimidad con Dios.
Lucas 10,9a: La acogida a los excluidos
Los discípulos deben
ocuparse de los enfermos, curar los leprosos y echar los demonios (cf. Mt
10,8). Esto significa que deben acoger para el interior de la comunidad a los
que de ella fueron excluidos. La práctica de la solidaridad critica la sociedad
que excluye una persona del resto de la comunidad. Y así se recupera la antigua
tradición profética del goêl. Desde los
tiempos más antiguos o la fuerza del clan o de la comunidad se revelaba en la
defensa de los valores de la persona, de la familia y de la posesión de la
tierra, y concretamente se manifestaba cada “siete veces siete años” en la
celebración del año jubilar (Lv 25,8-55; Dt 15,1-18).
Lucas 10,9b: La venida del Reino
Hospitalidad,
compartir, comunión en torno a la mesa, acogida de los marginados (goêl) eran
las cuatro columnas que debían sostener la vida comunitaria. Pero a causa de la
situación difícil de la pobreza, de la falta de trabajo, de la persecución o de
la represión por parte de los romanos, estas columnas se habían roto. Jesús
quiere reconstruirlas y afirma que si se vuelve a estas cuatro exigencias, los
discípulos pueden anunciar a los cuatro vientos: ¡El Reino de los cielos está aquí! Anunciar el Reino no es en primer lugar enseñar
verdades o doctrinas, sino llevar a las personas a un nuevo modo de vivir y
convivir, a un nuevo modo de pensar y obrar, partiendo de la Buena Nueva que
Jesús nos anuncia: Dios es Padre, y, por tanto, nosotros somos hermanos y
hermanas los unos de los otros.
Lucas 10,10-12: Sacudir el polvo de las sandalias
¿Cómo entender esta
amenaza tan severa? Jesús no ha venido a traer una cosa totalmente nueva. Ha
venido a rescatar los valores comunitarios del pasado: la hospitalidad, el
compartir, la comunión en torno a la mesa, la acogida a los marginados. Esto
explica la severidad contra aquellos que rechazan el mensaje. Pero ellos no
rechazan una cosa nueva, sino su pasado, la propia cultura y sabiduría. El
programa de Jesús a los 72 discípulos tenía la finalidad de excavar en la
memoria, de rescatar los valores comunitarios de la más antigua tradición, de
reconstruir la comunidad y de renovar la alianza, de rehacer la vida y así
hacer de modo que Dios se convierta de nuevo en la gran Buena Noticia para la
vida humana.
Lucas 10,17-20: El nombre escrito en el cielo
Los discípulos vuelven
de la misión y se reúnen con Jesús para evaluar todo lo que han hecho.
Comienzan a contar. Informan con mucha alegría que, usando el nombre de Jesús,
han conseguido expulsar a los demonios. Jesús les ayuda en el discernimiento.
Si ellos han conseguido echar a los demonios, ha sido precisamente porque Jesús
les ha dado poder. Estando con Jesús no les podrá suceder a ellos nada malo. Y
Jesús dice que la cosa más importante no es expulsar a los demonios, sino tener
sus nombres escrito en el cielo. Tener el propio nombre escrito en el cielo
quiere decir la certeza de ser conocidos y amados del Padre. Poco antes
Santiago y Juan habían pedido hacer caer fuego del cielo para matar a los
samaritanos (Lc 9,54). Ahora, por el anuncio de la Buena Nueva, Satanás cae del
cielo (Lc 10,18) y los nombres de los discípulos samaritanos entran en el
cielo. En aquel tiempo muchos pensaban que lo que era samaritano era cosa del
demonio, cosa de Satanás (Jn 8,48), ¡Jesús lo cambia todo!
c)
Ampliando conocimientos
Las pequeñas
comunidades que se van formando, tanto en Galilea como en Samaria, son en
primer lugar “ ensayo del Reino”. La comunidad en torno a Jesús es como el
rostro de Dios, transformado en Buena Nueva para la gente, sobre todo para los
pobres. ¿Es así nuestra comunidad? He aquí algunas señas de la comunidad que se
formó en torno a Jesús. Son rasgos del rostro de Dios que se revelan en ella.
Sirven de espejo para la revisión de nuestra comunidad:
i) “Uno sólo es el
Maestro y vosotros todos sois hermanos” (Mt 23,8). La base de la comunidad no
es el saber, ni siquiera el poder, sino la igualdad entre todos: hermanos y
hermanas. Es lafraternidad.
ii) Jesús insiste en
igualdad entre hombre y mujer (Mt 19,7-12) y da órdenes tanto a los hombres
como a las mujeres (Mt 28,10; Mc 16,9-10; Jn 20,17). Todos ellos “siguen” a
Jesús, desde la Galilea (Mc 15,41; Lc 8,2-3).
iii) Había una caja
común que se compartía con los pobres (Jn 13,29). Este compartir debe alcanzar
al alma y al corazón (Act 1,14; 4,32). Debe llegar hasta el punto que no haya
secretos entre ellos (Jn 15,15).
iv) El poder es servicio. “Quién quiera ser el primero de entre vosotros, será
el siervo de todos” (Mc 10,44). Jesús da el ejemplo (Jn 13,15). “No he venido
para ser servido, sino para servir” (Mt 20,28). “Estoy en medio de vosotros
como quien sirve” (Lc 22,27). “¡Siervos inútiles somos!” (Lc 17,10).
v) A causa de los
muchos conflictos y divisiones, Jesús insiste para que la comunidad sea un
lugar de perdón y de reconciliación. No de condena recíproca (Mt 18,21-22; Lc
17,3-4). El poder de perdonar le fue dado a Pedro (Mt 16,19), a los apóstoles
(Jn 20,23) y a las comunidades (Mt 18,18). El perdón de Dios pasa por la
comunidad.
vi) Rezaban juntos en
el templo (Jn 2,13; 7,14; 10,22-23). A veces Jesús forma grupos menores (Lc
9,28; Mt 26,36-37). Rezan antes de comer (Mc 6,41; Lc 24,30) y frecuentan las
sinagogas (Lc 4,16).
vii) Alegría que ninguno
puede quitar (Jn 16,20-22). “Dichosos vosotros”. Vuestro nombre está escrito en
el cielo (Lc 10,20). Sus ojos verán las promesas (Lc 10,23-24). ¡El Reino es
vuestro! (Lc 6,20). La comunidad en torno a Jesús sirve de modelo a nuestros
primeros cristianos después de la resurrección (Act 2,42-47). La comunidad es
como el rostro de Dios transformado en Buena Nueva para la gente.
6. Oración del Salmo
146 (145)
El
Rostro de Dios confirmado por Jesús
¡Aleluya!
¡Alaba, alma mía, al
Señor!
Al Señor, mientras
viva, alabaré,
mientras exista tañeré
para mi Dios.
No pongáis la
confianza en los nobles,
en un ser humano,
incapaz de salvar;
exhala su aliento,
retorna a su barro,
ese mismo día se
acaban sus planes.
Feliz quien se apoya
en el Dios de Jacob,
quien tiene su
esperanza en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la
tierra,
el mar y cuanto hay en
ellos;
que guarda por siempre
su lealtad,
que hace justicia a
los oprimidos,
que da pan a los
hambrientos.
El Señor libera a los
condenados.
El Señor abre los ojos
a los ciegos,
El Señor endereza a
los encorvados,
El Señor protege al
forastero,
sostiene al huérfano y
a la viuda.
El Señor ama a los
honrados,
y tuerce el camino del
malvado.
Yahvé reina para
siempre,
tu Dios, Sión, de edad en
edad.
7. Oración final
Señor Jesús, te damos
gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que
tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo
que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos
no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y
reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los
siglos. Amén.
Orden
de los Carmelitas