martes, 21 de diciembre de 2010

¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!

¡Amor y paz!


Hoy se nos presenta la escena de "la visitación" de María a su prima Isabel. Lo que más cuenta son las palabras con que Isabel saluda a María, llena del Espíritu Santo: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!", palabras que millones y millones de cristianos repetimos en todas las lenguas del mundo para saludar diariamente a la madre de nuestro Señor. 

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la 4a. semana de Adviento.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 1,39-45.

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". 

Comentario

María, por la encarnación de Jesús en su vientre, quedó convertida en arca de la alianza, es decir, en portadora de la presencia de Dios en su hijo Jesús. Este es el simbolismo que Lucas le da a la visitación. Por eso María hace el mismo recorrido que realizaba el Arca de la Alianza en el Antiguo Testamento: las altas montañas de Judá. La presencia del Arca le daba confianza al pueblo. Por eso, cuando sus enemigos se la arrebataban, el pueblo lloraba, porque lo llenaba de temor el abandono de Dios. Prácticamente llegaron a identificar el Arca con la presencia de Yavé. Y esta presencia de Dios era vivida por el pueblo con tanto respeto y veneración, que el Arca sólo podía ser tocada por sacerdotes que estuvieran protegidos por la pureza ritual. Desde luego, una mujer nunca la podía tocar, precisamente por eso: por no ser hombre, por no ser varón, por no ser sacerdote, y porque su condición de mujer la exponía a impureza legal casi permanente.

Por eso llama la atención que Lucas proponga su modelo de nueva Arca de la Alianza rodeado de mujeres en estado de gestación, manejado sólo por mujeres, sin sacerdotes, sin Templo, sin rituales de pureza legal... El lenguaje de estas mujeres es el lenguaje cotidiano de la vida del pueblo que no busca finuras, ni elegancias, ni frases de pureza legal. Ellas hablan de lo ordinario de toda mujer, de la vida que sienten crecer en su propio cuerpo, del niño que salta en el vientre de Isabel, de bendiciones para el fruto del vientre de María, de voz de mujer gestante que conmueve el vientre de otra gestante... Pero de este lenguaje femenino, tan profano, tan aparentemente lejano de las grandes fórmulas teológicas y cristológicas, emergen confesiones de humildad y de fe en Jesús ("¿quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?"), lo mismo que nuevas fórmulas de bienaventuranzas ("bienaventurada tú que has creído") y confesiones de confianza en Dios ("lo que te ha dicho el Señor se cumplirá")...

Lo que prácticamente Lucas nos está describiendo en esta perícopa es una verdadera liturgia. No se trata de una liturgia oficial veterotestamentaria(*), celebrada dentro de la sacralidad del Templo, por oficiantes estudiados y consagrados para ello, dentro de las normas de la pureza ritual y conforme al ceremonial aprobado... Lucas en su narración nos deja entrever la nueva era que nace con Jesús y el Nuevo Testamento: la sacramentalidad de Dios acontece fuera de la oficialidad templaria y sacerdotal. Es decir, el concepto de templo y de sacerdocio ya es otro. El ser humano ya no debe estar esclavo de la ritualidad, sino que debe hacer que nazca una nueva ritualidad desde su propia vida. Lugar, tiempo y agentes litúrgicos deben ser relativizados. El único absoluto, que es Dios, en Lucas aparece relacionándose familiarmente con las proverbialmente excluidas del culto. ¿No nos dirá todo esto muchas cosas nuevas, tanto a nuestra conducta personal como grupal y a la conducta oficial de nuestra Iglesia?

(*) Veterotestamentaria: del Antiguo Testamento.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)
www.mercaba.org