¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este martes de la sexta semana de Pascua,
ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Juan 16,5-11
Lectio
Martes,
19 de mayo de 2020
Tiempo
de Pascua
1)
Oración inicial
Te
pedimos, Señor de misericordia, que los dones recibidos en esta Pascua den
fruto abundante en toda nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor.
2)
Lectura
Del
santo Evangelio según Juan 16,5-11
Ahora
me voy a aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿A dónde
vas?' Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de
tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no
me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré; y
cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente
a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no
creen en mí; en lo referente a la justicia, porque me voy al Padre, y ya no me
veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está
juzgado.
3)
Reflexión
•
Juan 16,5-7: Tristeza de los discípulos. Jesús, a partir de la comunicación
artificiosa de su separación, provoca que la tristeza que los discípulos
guardaban en el corazón aflore en ellos: “Ahora voy a aquel que me ha enviado y
ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?”. Es evidente que separarse del
estilo de vida aprendido junto a Jesús comporta para los discípulos un
sufrimiento. Jesús insiste: “Es más, porque os he dicho esto, vuestro corazón
se ha llenado de tristeza” (v.6). San Agustín explica así este sentimiento de
abandono que invadía a los discípulos: “Les daba miedo el pensamiento de perder
la presencia visible de Jesús… Su afecto humano se entristecía al pensar que
sus ojos no experimentarían más el consuelo de verlo” (Comentario al evangelio
de Juan, XCIV, 4). Jesús intenta disipar esta tristeza, causada por la
disminución de su presencia, al revelar la finalidad de su marcha. Es decir,
que si él no parte, el Paráclito no vendrá a ellos; pero si él muere para
retornar al Padre, lo podrá enviar a los discípulos. La partida y la separación
son condición previa para la venida del Paráclito: “pues si no me voy, no
vendrá a vosotros el Consolador…” (v.7).
•
Juan 16,8-11: Misión del Paráclito. Jesús continúa describiendo la misión del
Paráclito. El término “Paráclito” significa “abogado”, es decir, apoyo,
asistente. Aquí el Paráclito viene indicado como el acusador en un proceso que
se realiza ante Dios, en el cual el imputado es el mundo, culpable de condenar
a Jesús: “demostrará la culpa del mundo referente al pecado, a la justicia y al
juicio” (v.8). El texto de la CEI (1967) traduce: “él convencerá al mundo”; el
verbo griego elègkein significa que investigará, interrogará, pondrá a prueba:
sacará a la luz la realidad, ofrecerá la prueba de la culpabilidad.
El
objeto de la demostración es el pecado: él ofrecerá al mundo la prueba del
pecado que ha cometido en lo que se refiere a Jesús y se lo manifestará. ¿De
qué pecado se trata? El de la incredulidad (Jn 5,44ss; 6,36; 8,21.24.26;
10,31ss). Además, el haber pensado el mundo que Jesús es un pecador (Jn 9,24;
18,30) resulta ser una culpa inexcusable (Jn 15,21ss).
En
segundo lugar, “demostrará” la culpabilidad del mundo ”respecto a la justicia”.
En el plano jurídico, la noción de justicia que más concuerda con el texto es
la que conlleva una declaración de culpabilidad o de inocencia en un juicio. En
nuestro contexto, es la única vez que en el evangelio de Juan aparece el
término “justicia”, en otros lugares aparece el de “justo”. En Jn 16,8 la
justicia está unida a cuanto Jesús ha afirmado de sí mismo, es decir, a la
finalidad por la que va al Padre. Con esta exposición explica su glorificación:
Jesús va al Padre, está a punto de eclipsarse, y por tanto, los discípulos no
podrán verlo más; está a punto de entregarse y de sumergirse totalmente en la
voluntad del Padre. La glorificación de Jesús confirma su filiación divina y la
aprobación por parte del Padre de la misión llevada a cabo por Jesús. Por
tanto, el Espíritu demostrará directamente la justicia de Cristo (Jn 14,26;
15,26) al proteger a los discípulos y a la comunidad eclesial.
El
mundo, que pensaba haber juzgado a Jesús condenándolo, ahora es condenado por
“el príncipe de este mundo”, porque es el responsable de su crucifixión
(13,2.27). Jesús, muriendo en la cruz, ha sido levantado (12,31) y ha vencido a
Satanás. Ahora el Espíritu testificará a todos el sentido de la muerte de
Jesús, que coincide con la caída de Satanás (Jn 12,32; 14,30; 16,33)
4)
Para la reflexión personal
•
¿Tenemos el mismo miedo y preocupación de perder a Jesús que tenían los
discípulos?
•
¿Te dejas conducir por el Espíritu Paráclito que te lleva a identificar con
verdad el error del mundo, te ayuda a adherirte a Jesús y te conduce a conocer
la verdad sobre tí mismo?
5)
Oración final
Te
doy gracias, Señor, de todo corazón,
por haber escuchado las palabras de mi boca.
En presencia de los ángeles tañeré en tu honor,
me postraré en dirección a tu santo Templo. (Sal 138,1-2)
por haber escuchado las palabras de mi boca.
En presencia de los ángeles tañeré en tu honor,
me postraré en dirección a tu santo Templo. (Sal 138,1-2)
Orden de los Carmelitas