¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar del Evangelio, en este lunes de la
XVIII Semana del Tiempo Ordinario, ciclo
C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Mateo 14,13-21
Lectio
Lunes, 5 Agosto ,
2019
Tiempo
Ordinario
1) Oración
inicial
Ven,
Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te
suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te
alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 14,13-21
Al
oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En
cuanto lo supieron las gentes, le siguieron a pie de las ciudades. Al
desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos.
Al
atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está deshabitado,
y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos
y se compren comida.» Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles
vosotros de comer.» Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos
peces.» Él dijo: «Traédmelos acá.» Y ordenó a la gente reclinarse sobre la
hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al
cielo, pronunció la bendición y, partiéndolos, dio los panes a los discípulos y
los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los
trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos cinco
mil hombres, sin contar mujeres y niños.
3) Reflexión
•
El cap. 14 de Mateo, que incluye el relato de la multiplicación de los panes,
propone un itinerario que conduce al lector al descubrimiento progresivo de la
fe en Jesús: va desde la falta de fe por parte de los paisanos de Jesús al
reconocimiento del Hijo de Dios pasando por el don del pan. Los conciudadanos
de Jesús están maravillados por su sabiduría, pero no comprenden que ésta actúa
a través de sus obras. Teniendo incluso un conocimiento directo de la familia
de Jesús, de su madre, hermanos y hermanas, no acaban de aceptar en Jesús sino
su condición humana solamente: es el hijo del carpintero. Incomprendido en su
patria, de ahora en adelante Jesús vivirá en medio de su pueblo al que dedicará
toda su atención y solidaridad, curando y alimentando a las multitudes.
•
Dinámica de la narración. Mateo narra fielmente el episodio de la
multiplicación del pan. El episodio está recluido entre dos expresiones de
transición en las que se dice que Jesús se retira “aparte” de las muchedumbres,
de los discípulos, de la barca (vv.13-14; vv.22-23). El v.13 no sólo sirve como
transición sino que ofrece el motivo por el que Jesús se halla en un lugar
desierto. Esta estrategia sirve para concretar el ambiente en el que tiene
lugar el milagro. El evangelista centra el relato en la muchedumbre y en la
actitud de Jesús respecto a la misma.
•
Jesús se conmueve en su interior. En el momento en que llega, Jesús se
encuentra con una muchedumbre que lo espera; al ver a las muchedumbres se
conmueve y cura a sus enfermos. Es una muchedumbre “cansaba y abatida como
ovejas sin pastor” (9,36; 20,34) El verbo que expresa la compasión de Jesús es
verdaderamente expresivo: a Jesús “se le hace pedazos el corazón”; corresponde
al verbo hebreo que expresa el amor visceral de la madre. Es el mismo
sentimiento que tuvo Jesús ante la tumba de Lázaro (Jn 11,38). La compasión es
el aspecto subjetivo de la experiencia de Jesús, que se hace efectiva con el
don del pan.
•
El don del pan. El relato de la multiplicación de los panes se abre con una
expresión, “al atardecer” (v.15) que también introduce el relato de la última
cena (Mt 26,20) y el de la sepultura de Jesús (Mt 27,57). Por la tarde, pues,
invita Jesús a los apóstoles a dar de comer a la multitud. En medio del
desierto lejano de las aldeas y de las ciudades. Jesús y los discípulos se
hallan ante un problema humano muy fuerte: dar de comer a la numerosa multitud
que sigue a Jesús. Pero ellos no pueden abastecer las necesidades materiales de
la muchedumbre sin el poder de Jesús. Su inmediata respuesta es mandarlos a
casa. Ante los límites humanos, Jesús interviene y realiza el milagro saciando
a todos los que lo siguen. Dar de comer es aquí la respuesta de Jesús, de su
corazón que se hace pedazos ante una necesidad humana muy concreta. El don del
pan no sólo es suficiente para saciar a la multitud, sino que es tan abundante
que hay que recoger las sobras. En el v.19b aparece que Mateo dio un
significado eucarístico al episodio de la multiplicación de los panes: “y
levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se
los dio a los discípulos”; el papel de los discípulos también queda muy
evidente en la función de mediación entre Jesús y la multitud: “y los
discípulos lo distribuyeron a la gente” (v.19c). Los gestos que acompañan al
milagro son idénticos a los que Jesús adoptará más tarde en la “noche en que
fue entregado”: levanta los ojos, bendice el pan, lo parte. De aquí se deduce
el valor simbólico del milagro: puede considerarse una anticipación de la
eucaristía. Además, dar de comer a la multitud por parte de Jesús es un “signo”
de que él es el mesías y de que prepara un banquete de fiesta para toda la
humanidad. De Jesús, que distribuye los panes, aprenden los discípulos el valor
del compartir. Es un gesto simbólico que contiene un hecho real que va más allá
del episodio mismo y se proyecta hacia el futuro: el don de nuestra eucaristía
diaria, en la que revivimos aquel gesto del pan partido, es necesario que sea
reiterado a lo largo de la jornada.
4) Para la reflexión
personal
•
¿Te esfuerzas por realizar gestos de solidaridad hacia los que están cerca de
tí compartiendo el camino de la vida? Ante los problemas concretos de tus
amigos o parientes, ¿sabes ofrecer tu ayuda y tu disponibilidad a colaborar
para encontrar vías de solución?
•
Jesús, antes de partir el pan, eleva los ojos al cielo: ¿sabes tú dar gracias
al Señor por el don diario del pan? ¿Sabes compartir tus bienes con los demás,
especialmente con los pobres?
5) Oración final
Aléjame
del camino de la mentira
y
dame la gracia de tu ley.
No
apartes de mi boca la palabra veraz,
pues
tengo esperanza en tus mandamientos. (Sal 119,29.43)
Orden de los Carmelitas