miércoles, 26 de octubre de 2011

El Reino es exigente: no se gana cómodamente

¡Amor y paz!

Camino de Jerusalén, Jesús enseña cuál es el camino que sus seguidores deben recorrer.  La pregunta de alguien es la misma de los interesados de ahora: ¿Serán pocos los que se salvan? La respuesta demuestra que acceder al Reino de Dios no es fácil; hay que entrar por la puerta estrecha.  

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la XXX Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 13,22-30.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.  Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió:  "Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'. Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'. Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos". 
Comentario

-Camino de Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas que iba atravesando. Jesús está en camino, "viaja".

Es uno de los términos preferidos por Lucas, lo utiliza ochenta y ocho veces, sobre las ciento cincuenta empleado en todo el Nuevo Testamento. Pablo, del que Lucas será el compañero, es, también, como Jesús un gran viajero. Este término expresa la condición de los Apóstoles: son unos itinerantes, personas llenas de dinamismo apostólico, que se desplazan, visitan a las familias en sus casas y de ciudad en ciudad. Y yo, ¿soy un "instalado"? o ¿un activo?
-Uno le preguntó: "Señor, ¿son pocos los que se salvan?" Jesús dio esta respuesta: "Esforzaos para abriros paso por la puerta estrecha..." Ser activo. Esforzarse.

Efectivamente, ser cristiano, no supone reposo.

-Porque, muchos intentarán entrar y no podrán.

Se apretujan ante la puerta. Sólo podrá entrar el que se decida a empujar ¡y a dar codazos! El que quiere ganar una competición deportiva, concentra todas sus energías, en los últimos minutos, para llegar el primero a la meta.
Jesús nos invita a hacer el máximo esfuerzo, a concentrar todas nuestras fuerzas para "salvarnos".

Condena pues la molicie y la pereza.

Señor, líbrame de mis entorpecimientos, de ese volumen de inercia que pesa sobre mí.

No se entra por la puerta de la salvación eterna sin empeño y a ciegas.

-Una vez que el dueño de la casa, cierre la puerta...

Existe un tiempo favorable para la "salvación"... Jesús ha abierto la puerta del cielo. Pero un día, el plazo que se nos ha dado para esforzarnos a entrar, se acabará.

Jesús quiere invitarnos a la "decisión": no hay que dejarlo para después. ¿Cuánto tiempo me queda a mi? Vivir cada día como si fuera el día del Juicio. Vivir en plenitud cada día como si fuera el último. Esta era la divisa del P. 
Carlos de Foucauld.

-El dueño de la casa os dirá: "No sé quién sois". Y si replicáis: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras calles". Responderá: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí los que practicáis el mal".

Es en vano llamar a esa puerta cuando ha pasado el plazo.
De nada sirve creer que se tienen privilegios.

Incluso la convivencia a la mesa de Jesús, ¡no es un "seguro"! Haber comido y bebido en Presencia de Jesús no basta.

Haber "comido su carne y bebido su sangre" no basta. San Pablo llegará a decir 
que eso puede ser una razón suplementaria de condenación. (1 Co 10, 1-11) Señor, ayúdanos a tomar en serio esa decisión que esperas de nosotros.

-Seréis echados fuera. Entonces vendrán de oriente y de occidente, del Norte y del Sur a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.

Nadie podrá acusar a Dios, si no entra a sentarse en el banquete eterno... porque tienen entrada aun los paganos de todos los puntos cardinales del mundo, según las innumerables profecías que se hicieron es ese sentido (Is 25, 6.8; Sal 106, 3).

El pertenecer a una u otra raza no determina la entrada al Banquete escatológico: judíos y paganos se sentarán a la misma mesa... Abraham, Isaac, Jacob, los Profetas, y los paganos venidos de todos los diversos países. Una sola condición es necesaria: haber reconocido a Jesús y haber tomado la decisión de seguirle por la Fe.

¿Serán pocos los que se salvarán? Jesús no quiso contestar a esa pregunta que podría ocultar fácilmente una "buena conciencia": si toda la humanidad está salvada, se puede estar tranquilo... si sólo se salvan unos pocos... "a qué esforzarse...? Jesús nos deja en la incertidumbre: para El sólo cuenta la decisión personal que cada uno tome.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTES A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 252 s.