sábado, 22 de enero de 2011

Jesús fue incomprendido hasta por sus parientes

¡Amor y paz!

Un profeta, que tiene la misión de anunciar y denunciar, es muchas veces incomprendido, perseguido y martirizado. Para cumplir su tarea, un enviado de Dios debe nadar contra la corriente, decirle la verdad a los poderosos. El falso profeta, en cambio, les lleva la idea a todos y no profetiza a su propio pueblo y no lo exhorta a cambiar de vida. Jesús tampoco fue comprendido, ni siquiera por sus parientes.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 2ª. Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Marcos 3,20-21.

Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: "Es un exaltado". 

Comentario

Los santos a veces parece que no están en sus cabales

Todas las frases del fragmento tomado del Evangelio de Marcos en este día están llenas de contenido realista y aleccionador.

Jesús, cansado en su cuerpo por las correrías apostólicas, necesita descanso, y lo busca. Pero nunca cierra del todo la puerta de su retiro, por si la caridad le llama y le urge.

El pueblo, por su parte, trata de premiar a Jesús cargando sobre sus hombros mayor fatiga, aunque parezca cansado. Es lección de vida: Al que ama se le pide más amor; al caritativo, más caridad; al buen servidor, más servicios. Esa es la realidad humana, que sólo Dios sabrá premiar de verdad.

Y los familiares, que no vislumbran la grandeza escondida en el amor de Jesús, lo miran con desprecio, como a un loco que los deshonra con su palabra, mensajes, viajes, milagros, enfrentamiento con los sacerdotes, escribas, fariseos... 

Haznos, Señor, fuertes en la lucha de la verdad, del bien, del amor. Danos entrañas de misericordia, aunque a veces parezcamos ilusos, locos, enfermos de amor. Al final, sólo Tú serás el fiel premiador de nuestra voluntad de servicio. 

Dominicos 2004