¡Amor y paz!
En el pasaje del Evangelio
que leeremos hoy, se destacan dos virtudes fundamentales de todo buen
cristiano. De una parte, la humildad; de otra, la fe. Sólo que no es un discípulo
de Jesús el que lo testimonia, sino un pagano, y con unas palabras tan significativas,
que la Iglesia no ha encontrado mejores para que la asamblea pronuncie antes de
la comunión: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra
tuya bastará para sanarme”.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la XXIV Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 7,1-10.
Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: "El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga". Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: 'Ve', él va; y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: '¡Tienes que hacer esto!', él lo hace". Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe". Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.
Comentario
En este pasaje Lucas nos
muestra cómo Jesús es acogido por un pagano que cree. La característica lucana
que emerge con más fuerza es la humildad del personaje (v.6: "Señor, no te
molestes más, porque soy bien poca cosa para recibirte en mi casa"). De
este modo se hace hincapié en una actitud típicamente cristiana, frecuente en
el evangelio de Lucas: (1,48.51-53) María: "porque se fijó en la condición
humilde de su esclava"; 14,11, "porque el que se eleva será humillado
y el que se humilla será elevado"; 18,9-14, "El publicano, quedaba
atrás y no se atrevía levantar los ojos al cielo"; 20,46, Desconfíen de
los maestros de la ley que les gusta pasearse con largas vestiduras y ser
saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos..).
La fe del centurión pagano
(que aprecia y respeta las tradiciones judía), es puesta en evidencia en
contraposición a la poca fe de Israel. Esto despierta la admiración de Jesús.
De este modo, introduce Lucas un tema que es a su vez una constante en su
evangelio: la universalidad de la salvación. La fe no se limita a un pueblo, a
una cultura, a una raza. La humanidad (todas las buenas obras) y humildad del
centurión, constituyen un auténtico comienzo en el caminar de la salvación.
Lo
más significativo de todo el relato, es la insistencia, la itinerancia del
centurión que revela la profundidad de su fe. No se queda en buenas obras, como
los judíos. Este pagano avanza hasta introducirse en la intimidad de la fe y
acepta a Jesús como aquel que viene de Dios y tiene poder para lograr que el
mundo encuentre la salvación (simbolizada en la curación del enfermo).
Diario
Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)