¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este martes de la 23ª semana del tiempo ordinario.
Dios nos bendice...
Evangelio según San
Lucas 6,12-19.
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Comentario
En estas duras circunstancias de confrontación
entre Jesús y los fariseos y letrados, aquél sube al monte, lugar por
excelencia de encuentro del hombre con Dios para orar durante toda la noche,
como Moisés lo hizo en su día (Éx 34,2). Una larga noche de reflexión en
presencia de Dios antes de tomar la decisión de elegir a los doce, a la vista
de la obcecación de fariseos y letrados, que no aceptan su mensaje liberador.
Jesús, con esta elección, sienta las bases para la constitución del nuevo
Israel o pueblo de Dios, cimentado sobre doce discípulos, como el antiguo lo
estaba sobre los doce patriarcas. En este momento crucial de la historia de la
salvación, Jesús entra en comunión con Dios.
Estos doce son elegidos por Jesús, en primer lugar,
como discípulos, que tienen que aprender el modo de vida de su maestro y darle
su adhesión, o lo que es igual, creer en él. Después serán apóstoles o enviados
para continuar su misión liberadora. De la lista de doce resalta el primero,
Simón, al que Jesús le pone el sobrenombre de Pedro (=Piedra), por su
obstinación y su especial dificultad para entender el camino de servicio hasta
la muerte emprendido por Jesús, y el último, Judas Iscariote (nombre de difícil
interpretación: “hombre de falsedad”, “hombre de la aldea de Kariot” o sicario,
perteneciente a un grupo de zelotes que llevaban una daga o cuchillo con el que
realizaban asesinatos selectivos de los colaboracionistas con el pueblo romano).
Este Judas, el traidor, se distingue del otro discípulo llamado también Judas,
y que representa a la parte de Israel fiel a Jesús. De los demás discípulos
poco más sabe Lucas; entre ellos se encuentra Simón, apellidado el fanático,
probablemente del grupo de los zelotes, grupo que pretendía implantar una
teocracia en Israel acabando con la dominación romana. Entre los doce hay dos
parejas de hermanos: Simón y Andrés, Santiago y Juan; a estos últimos el
evangelista Marcos los llama “Boanerges” o “truenos”, por su celo desmedido y
su espíritu autoritario, unido a la ambición de poder. La labor de Jesús para
con este grupo tan heterogéneo será difícil y dura hasta hacerles comprender su
camino de mesías que, para comunicar la vida definitiva, se entrega hasta la
muerte.
No serán éstos los únicos discípulos, pues, al
bajar del monte con los doce, Jesús se encuentra con otros muchos e incluso con
una gran muchedumbre venida no sólo del país judío y de Jerusalén, la capital,
centro de la institución, sino también de la diáspora (Tiro y Sidón). El nuevo
pueblo de Dios no estará formado ya por sólo judíos; también los paganos
formarán parte de él.
Servicio Bíblico Latinoamericano 2004