¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y
meditar el Evangelio, en este viernes de la XXIV Semana del Tiempo Ordinario,
Ciclo C.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Lucas 8,1-3
Lectio
Viernes, 20 septiembre, 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, creador y dueño de todas
las cosas, míranos; y, para que sintamos el efecto de tu amor, concédenos
servirte de todo corazón. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según
Lucas 8,1-3
Recorrió a continuación ciudades y
pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le
acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus
malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido
siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y
otras muchas que les servían con sus bienes.
3) Reflexión
• El evangelio de hoy continúa el
episodio de ayer, que hablaba de la actitud sorprendente de Jesús para con las
mujeres, cuando defendió a una mujer, conocida en la ciudad como pecadora,
contra las críticas de un fariseo. Ahora, en el comienzo del capítulo VIII,
Lucas describe como Jesús iba por los poblados y por las ciudades de Galilea, y
la novedad es que iba acompañado no sólo por los discípulos, sino que también
por las discípulas.
• Lucas 8,1: Los doce que siguen a
Jesús. En una única frase Lucas describe la situación: Jesús anda por todas
partes, por los poblados y ciudades de Galilea, anunciando la Buena Nueva de
Dios y los doce están con él. La expresión “seguir a Jesús” (cf. Mc 1,18;
15,41) indica la condición del discípulo que sigue al Maestro, veinte y cuatro
horas por día, procurando imitar su ejemplo y participar de su destino.
• Lucas 8,2-3: Las mujeres siguen a
Jesús. Lo sorprendente es que, al lado de los hombres, hay también mujeres
“junto a Jesús”. Lucas coloca a los discípulos y a las discípulas en pie de
igualdad, pues ambos siguen a Jesús. Lucas también conservó los nombres de
algunas de estas discípulas: María Magdalena, nacida en la ciudad de Mágdala.
Había sido curada de siete demonios. Juana, mujer de Cuza, procurador de
Herodes Antipas, que era gobernador de Galilea. Susana y varias otras. De ellas
se afirma que “sirven a Jesús con sus bienes”. Jesús permitía que un grupo de
mujeres le “siguiera” (Lc 8,2-3; 23,49; Mc 15,41). El evangelio de Marcos,
hablando de las mujeres en el momento de la muerte de Jesús, informa: “Unas
mujeres miraban de lejos. Entre ellas, María Magdalena, María, madre de
Santiago, el menor, y de José, y Salomé. Ellas habían seguido y servido a
Jesús, desde cuando él estaba en Galilea. Junto con ellas había otras más, que
habían subido con Jesús a Jerusalén” (Mc 15,40-41). Marcos define su actitud
con tres palabras: seguir, servir, subir hasta Jerusalén. Los primeros
cristianos no llegaron a elaborar una lista de estas discípulas que seguían a
Jesús como hicieron los doce discípulos. Pero en las páginas del evangelio de
Lucas aparecen los nombres de siete discípulas: María Magdalena, Juana, mujer
de Cuza, Susana (Lc 8,3), Marta y María (Lc 10,38), María, madre de Santiago
(Lc 24,10) y Ana, la profetisa (Lc 2,36), de ochenta y cuatro de edad. El
número de ochenta y cuatro es doce veces siete. ¡La edad perfecta! La tradición
eclesiástica posterior no valoró este dado del discipulado de las mujeres con
el mismo peso con que valoró el seguimiento de Jesús por parte de los hombres.
¡Es una lástima!
• El Evangelio de Lucas fue
considerado siempre el evangelio de las mujeres. De hecho, Lucas es lo que trae
el mayor número de episodios en que se destaca la relación de Jesús con las
mujeres. Y la novedad no está sólo en la presencia de las mujeres alrededor de
Jesús, pero también y sobre todo en la actitud de de Jesús con relación de
Jesús con las mujeres. Jesús las toca y se deja tocar por las mujeres, sin
miedo a contaminarse (Lc 7,39; 8,44-45.54). A diferencia de los maestros de la
época, Jesús acepta a las mujeres como seguidoras y discípulas (Lc 8,2-3;
10,39). La fuerza libertadora de Dios, actuante en Jesús, hace que la mujer se
levante y asuma su dignidad (Lc 13,13). Jesús es sensible al sufrimiento de la
viuda y se solidariza con su dolor (Lc 7,13). El trabajo de la mujer preparando
alimento está considerado por Jesús como señal del Reino (Lc 13,20-21). La
viuda persistente que lucha por sus derechos es colocada como modelo de oración
(Lc 18,1-8), y la viuda pobre que comparte sus pocos bienes con los demás como
modelo de entrega y de don (Lc 21,1-4). En una época en que el testimonio de
las mujeres no era considerado como válido, Jesús acoge a las mujeres como
testigos de su muerte (Lc 23,49), sepultura (Lc 23,55-56) y resurrección (Lc
24,1-11.22-24)
4) Para la reflexión
personal
• En su comunidad, en su país, en su
Iglesia, ¿cómo se le valora a la mujer?
• Compare la actitud de nuestra
Iglesia con la actitud de Jesús.
5) Oración final
Sondéame, oh Dios, conoce mi corazón,
examíname, conoce mis desvelos.
Que mi camino no acabe mal,
guíame por el camino eterno. (Sal
139,23-24)
Orden de los
Carmelitas