martes, 26 de agosto de 2014

Jesús critica a quienes privilegian los ritos, pero descuidan la misericordia

¡Amor y paz!

Jesús se enfrentó abiertamente con las autoridades judías. Les criticaba la falta de responsabilidad para con el pueblo de Dios. El sanedrín, los sacerdotes y otros dignatarios estaban más comprometidos con el Imperio Romano, para asegurar sus intereses, que con el Dios al que rendían culto.

Pero la acción profética de Jesús iba más allá. Confrontaba también a los muchos grupos y partidos que se hacían pasar por guías del pueblo. Les criticaba su falsedad, pues, a nombre del bien común únicamente perseguían intereses partidistas, sectarios e individuales.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 23,23-26.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera. 
Comentario

El de los fariseos era uno de estos grupos de fanáticos religiosos que prometían el cielo y la tierra al pueblo de Israel. Durante mucho tiempo consiguieron el apoyo popular haciéndose pasar por hombres justos y piadosos. Jesús con un marcado estilo profético, desenmascara el oportunismo y las verdaderas intenciones de estos grupos. Bajo el manto de corderos escondían una voracidad de lobos.

Las comparaciones que hace Jesús ponen en evidencia la mentira con la que se encubren los fariseos. Estos se muestran como hombres extremadamente cumplidores de la Ley, pero no les importa la justicia ni la fidelidad a Dios. Ante la gente son hombres puros, pero en su interior sólo acumulan codicia y estafas. Se exhiben como hombres religiosos para ocultar la corrupción y la maldad.

Hoy las comunidades cristianas están llamadas a continuar la acción profética de Jesús. Deben descubrir a todos aquellos que con piel de cordero se mezclan entre la gente para satisfacer mezquinos intereses personales. La comunidad no puede guardar silencio ante líderes populistas e inescrupulosos que embaucan al pueblo con mentiras y proyectos fantasiosos. Es hora de que la comunidad cristiana recupere su talante profético y enfrente, desde su insignificancia y debilidad, a los falsos líderes y pastores.

Servicio Bíblico Latinoamericano