lunes, 17 de marzo de 2014

Jesús nos pide ser misericordiosos ‘a la medida de Dios’


¡Amor y paz!

Una vez más, y reiteradamente durante más de 20 siglos, el Señor Jesús nos llama a ser misericordiosos. Y no con una ‘misericordia’ como la que da el mundo; no, porque no es interesada, ni es destinada sólo a quien también es misericordioso con nosotros. No. Porque debe ser a la ‘medida de Dios’.

Los invito, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la 2ª. Semana de Cuaresma.

Dios los bendiga..

Evangelio según San Lucas 6,36-38
Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».

Comentario

Ser bueno "sin medida", como Dios.

-Sean misericordiosos...

Es una palabra intraducible que hoy corre el riesgo de ser mal comprendida. Que cada uno según su modo de ser se ejercite en encontrarle sinónimos.

--Compartan las penas de los demás...
--Sean indulgentes...
--Déjense conmover...
--Excusen...
--Participen en las tribulaciones de sus hermanos...
--Olviden las injurias.. .
--Sean sensibles...
--No guarden rencor...
--Tengan buen corazón...

-Así como también su Padre es misericordioso.

La moral cristiana, a menudo tan próxima a una simple moral humana, se caracteriza por el hecho de que es, habitualmente, una imitación de Dios.

San Juan dirá "Dios es amor", Lucas dice: "Dios es misericordia." Jesús ha insistido a menudo sobre este punto. El mismo era una perfecta "imagen de Dios", que modelaba su comportamiento según el del Padre.

En mi oración, evoco las escenas en las que Jesús ha mostrado especialmente su misericordia...

¿Y yo? A menudo, por desgracia, no me asemejo ni al Padre, ni a Jesús. Desfiguro la imagen de Dios en mí. Doy una mala idea de ti, Señor, cada vez que falto al amor. Cada una de mis palabras duras, de mis acritudes, de mis malas intenciones... cada una de mis indiferencias a las preocupaciones de mis hermanos... ¡es lo contrario de Dios!

Perdón, oh Padre, por deformar, a veces, el espejo que yo debería ser de ti.

Y me dejo captar por este pensamiento: Tú esperas, Señor, que yo me parezca a ti, que sea el representante de tu amor cerca de mis hermanos. Ser el corazón de Dios, ser la mano de Dios... ser "como si" estuviese Dios presente cerca de un tal... o un cual... Cada una de mis tareas humanas de hoy tiene un valor infinito, un peso de eternidad: es Dios mismo el que actúa en y por mí, en mis afectos.

¡Sean como Dios!
-No juzguen, y no serán juzgados...
No condenen, y no serán condenados...
Perdonen, y serán perdonados.
Den y se les dará...

Hay que dejarse interpelar e interrogar por estas frases.
Hay que escucharlas de la boca misma de Jesús, como si hubiéramos estado presentes en su auditorio cuando él las pronunciaba.

¿A propósito de qué detalles concretos de mi vida, de qué personas... Jesús me repite esto, a mí:
No juzgue a un tal... un cual...
No condene a un tal... una cual...
Perdone a... a...
Dé...

Y todo ello no es propio en primer lugar de la "Moral": es hacer como Dios.
Jesús nos dice que Dios es así.
-Una buena medida, llena, apretada, colmada.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 1
EVANG. DE ADVIENTO A PENTECOSTES
EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pág. 118 s.