viernes, 1 de julio de 2016

Jesús come con pecadores… ´No necesitan de médico los sanos’

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario en este viernes de la XIII Semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 9,9-13. 
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". 
Comentario

La elección de Mateo resulta provocativa. Este nuevo maestro, que enseña con autoridad, parece extralimitarse. Para su grupo de discípulos elige a un hombre que ejerce de recaudador de impuestos, un verdadero colaboracionista con el sistema opresor romano, diríamos hoy. Mateo trabaja en un puesto de aduanas. 
El Ministerio de Hacienda de entonces otorgaba las aduanas al mejor postor, exigiendo un determinado precio por el puesto aduanero. El recaudador de turno establecía los tributos –con frecuencia excesivos-, considerados por la gente como fruto de la codicia y del abuso.

Las gentes de bien de entonces colocaban a los recaudadores entre los pecadores, las prostitutas y los ladrones. Sin embargo, Jesús invita a Mateo a formar parte de un grupo que no sólo no robará, sino que tendrá la capacidad de entregarse por entero a los demás, a cambio de nada, por amor.

El recaudador Mateo oye la llamada de Jesús y abandona su profesión, tal vez sin saber, a dónde le llevaría el nuevo camino. Pero Jesús no sólo elige a Mateo, sino que se sienta a la mesa con recaudadores y descreídos provocando el escándalo de los fariseos: “dime con quién andas y te diré quién eres”. Estos, no atreviéndose a encararse con Jesús, piden explicación a los discípulos: “¿Se puede saber por qué come su maestro con los recaudadores y descreídos?”. Y Jesús, que se da cuenta, sale al paso con ironía: “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos”.

¿Quiénes son los sanos? ¿Quiénes los enfermos? Los fariseos, que se creen sanos, tal vez no lo sean tanto: centrada su vida en cumplir escrupulosamente la ley se han separado del trato y del contacto con el pueblo sencillo al que consideran impuro; girando su vida en torno al culto, se han separado de quienes más necesitan de su amor y de su solidaridad, los enfermos. Y Jesús les recuerda la frase de Isaías: “corazón quiero, y no sacrificios”, esto es, amor y no ayunos, amor antes que culto, o culto, en todo caso, que sea expresión del amor. [Tal vez los fariseos y los que entienden la religión como una relación directa con Dios que no pasa por la vida ni por el prójimo, sean los enfermos, los más necesitados de salvación. Los pecadores, los recaudadores, prostitutas y ladrones, que se sientan a la mesa de Jesús, formando comunidad de vida, tal vez estén ya salvados o en el camino de la salvación...]

Servicio Bíblico Latinoamericano