¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este sábado
de la 26a semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Lucas 10,17-24
Lectio
Sábado, 5 octubre de 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración
inicial
¡Oh
Dios!, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia;
derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos
prometes, consigamos los bienes del cielo. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Lucas 10,17-24
Regresaron los setenta
y dos, y dijeron alegres: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu
nombre.» Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os
he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo poder del
enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus
se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos.»
En aquel momento, se
llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e
inteligentes y se las has revelado a ingenuos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu
beneplácito. Mi Padre me lo ha entregado todo, y nadie conoce quién es el Hijo
sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo
quiera revelar.»
Volviéndose a los
discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os
digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo
vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.»
3) Reflexión
•
El contexto. Anteriormente, Jesús había enviado a setenta y dos discípulos,
ahora éstos vuelven y se explican. Puede constatarse que el éxito de la misión
se debe a la experiencia de la superioridad, o mejor, de la supremacía del
nombre de Jesús respecto a las potencias del mal. La caída de Satanás coincide
con la llegada del Reino: los discípulos lo han visto al realizar la misión.
Las fuerzas demoníacas han quedado debilitadas: los demonios se someten al
poder del nombre de Jesús. Pero este convencimiento no puede ser el fundamento
de su alegría y del entusiasmo de su testimonio misionero; la alegría tiene sus
raíces profundas en el hecho de ser conocidos y amados por Dios. Esto no quiere
decir que la protección de Dios y la relación con él nos sitúen siempre en
ventaja ante las fuerzas demoníacas. Aquí se pone la mediación de Jesús entre
Dios y nosotros: “Mirad, os he dado el poder” (v.19). El poder de Jesús es un
poder que nos hace experimentar el éxito ante el poder diabólico y nos protege.
Un poder que sólo puede ser transmitido cuando Satanás es derrotado. Jesús ha
asistido a la caída de Satanás, aunque aún no ha sido derrotado
definitivamente; los cristianos están llamados a impedir este poder de Satanás
sobre la tierra. Ellos están seguros de su victoria, aunque vivan en situación
crítica: participan de la victoria en la comunión de amor con Cristo aunque son
probados en el sufrimiento y el la muerte. Sin embargo, el motivo de la alegría
no está en la seguridad de salir indemnes, sino en el hecho de ser amados por
Dios. La expresión de Jesús “vuestros nombres están escritos en el cielo”
atestigua que el estar presente en el corazón de Dios (la memoria) garantiza la
prolongación de nuestra vida en la dimensión de la eternidad. El éxito de la
misión de los discípulos es consecuencia de la caída de Satanás, pero por otra
parte muestra la benevolencia del Padre (vv.21-22): el éxito de la Palabra de
Gracia en la misión de los setenta y dos, vivida como designio del Padre y en
comunión con la resurrección del Hijo, es desde ahora revelación de la bondad
del Padre; la misión se convierte en un espacio para revelar la voluntad de
Dios en el tiempo humano. Esta experiencia la transmite Lucas en un contexto de
oración: Muestra la reacción en el cielo (“te doy gracias”, v.21) y también en
la tierra (vv.23-24).
•
La oración de júbilo. En la oración que Jesús dirige al Padre guiado por la
acción del Espíritu, se especifica que “se llenó de gozo”, expresando la
apertura al gozo mesiánico y proclamando la benevolencia del Padre. Se hace
evidente en los pequeños, en los pobres y en los que no cuenta para nada,
porque ellos han escuchado la palabra anunciada por los enviados y de esta
manera acceden a la relación entre las personas divinas de la Trinidad. Sin
embargo, los sabios y doctos, en su seguridad, se complacen en su competencia
intelectual y teológica. Esta actitud les impide entrar en el dinamismo dado
por Jesús a la salvación. La enseñanza que Lucas pretende transmitir a cada
creyente, e igualmente a las comunidades eclesiales, se podría sintetizar así: la
humildad abre a la fe; la suficiencia de las propias seguridades cierra al
perdón, a la luz, a la benevolencia de Dios. La oración de Jesús tiene sus
efectos sobre todos los que acogen la benevolencia del Padre y se dejan
envolver por ella.
4) Para la reflexión
personal
•
La misión de ser portadores de la vida de Dios a los demás comporta un estilo
pobre y humilde. ¿Está tu vida atravesada por la vida de Dios, de la Palabra de
gracia que viene de Jesús?
•
¿Tienes confianza en la llamada de Dios y en su poder, que busca manifestarse a
través de la simplicidad, de la pobreza y de la humildad?
5) Oración final
Tú,
Señor, eres bueno e indulgente,
rico
en amor con los que te invocan;
El
Señor presta oído a mi plegaria,
atiende
a la voz de mi súplica. (Sal 86,5-6)
Orden de los Carmelitas