¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este sábado dela 4ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Juan
14,7-14
Lectio
Sábado, 9 de mayo de 2020
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, concédenos vivir siempre en plenitud el
misterio pascual, para que, renacidos en el bautismo, demos fruto abundante de
vida cristiana y alcancemos, finalmente, las alegrías eternas. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 14,7-14
Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y
lo habéis visto.» Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le
dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe?
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al
Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras
que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que
realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al
menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí,
hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al
Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
3) Reflexión
• Juan 14,7: Conocer a Jesús es conocer al Padre. El texto del
evangelio de hoy es una continuación del de ayer. Tomás había preguntado:
"Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?" Jesús
respondió: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino
por mí. Y añadió: “Si me conocéis a mí, conoceréis también al Padre. Desde
ahora lo conocéis y lo habéis visto". Esta es la primera frase del
evangelio de hoy. Jesús habla siempre del Padre, pues todo lo que hablaba y
hacía era transparencia de la vida del Padre. Esta referencia constante al
Padre provoca la pregunta de Felipe.
• Juan 14,8-11: Felipe pregunta: "¡Muéstranos al Padre y nos basta!” Era el deseo de los discípulos, el deseo de mucha gente en las comunidades del Discípulo Amado y es el deseo de muchos de nosotros hoy: ¿cómo hace la gente para ver al Padre del que Jesús habla tanto? La respuesta de Jesús es muy bonita y vale hasta hoy: "¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y aún no me conoces, Felipe? ¡El que me ha visto a mí ha visto al Padre!" La gente no debe pensar que Dios está lejos de nosotros, como alguien distante y desconocido. Quien quiere saber cómo es y quién es Dios, basta que le mire a Jesús. El lo ha revelado en las palabras y en los gestos de su vida. "¡El Padre está en mí y yo estoy en el Padre!" A través de su obediencia, Jesús está totalmente identificado con el Padre. En cada momento hacía lo que el Padre mostraba que había que hacer (Jn 5,30; 8,28-29.38). Por esto, en Jesús, ¡todo es revelación del Padre! Y las señales o las obras de Jesús ¡son obras del Padre! Como dice la gente: "¡Este hijo le ha cortado la cara a su padre!" Por esto, en Jesús y por Jesús, Dios está en medio de nosotros.
• Juan 14,12-14: Promesa de Jesús. Jesús hace una promesa para decir
que la intimidad que él tiene con el Padre no es un privilegio que sólo le
pertenece a él, sino que es posible para todos aquellos que creen en él.
Nosotros también, a través de Jesús, podemos llegar a hacer cosas bonitas para
los demás como Jesús hacía para la gente de su tiempo. El va a interceder por
nosotros. Todo lo que la gente le pide, él lo va a pedir al Padre y lo va a
conseguir, con tal que sea para servir. Jesús es nuestro defensor. El se va,
pero no nos deja sin defensa. Promete que va a pedir al Padre que envíe a otro
defensor o consolador, el Espíritu Santo. Jesús llega a decir que precisa irse ahora,
porque, de lo contrario, el Espíritu Santo no podrá venir (Jn 16,7). Es el
Espíritu Santo el que realizará las cosas de Jesús en nosotros, si actuamos en
nombre de Jesús y observamos el gran mandamiento de la práctica del amor.
4) Para la reflexión personal
• Conocer a Jesús es conocer al Padre. En la Biblia “conocer a una
persona” no es una compensación intelectual, sino que implica también una
profunda experiencia de la presencia de esta persona en la vida. ¿Conozco a
Jesús?
• ¿Conozco al Padre?
5) Oración final
Los confines de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.
¡Aclama al Señor, tierra entera,
gritad alegres, gozosos, cantad! (Sal 98,3-4)
la salvación de nuestro Dios.
¡Aclama al Señor, tierra entera,
gritad alegres, gozosos, cantad! (Sal 98,3-4)
Orden
de los Carmelitas