¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este
viernes de la 3ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Juan 6,52-59
Lectio
Viernes,
1 de mayo de 2020
1) Oración inicial
Te
pedimos, Señor, que ya que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de
tu Hijo, nos concedas también que el Espíritu Santo, con su amor, nos haga
resucitar a una vida nueva. Por nuestro Señor.
Del
Evangelio según Juan 6,52-59
Discutían
entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús
les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del
hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne
y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque
mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne
y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive,
me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y
murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.» Esto lo dijo enseñando en
la sinagoga, en Cafarnaún.
3)
Reflexión
•
Estamos llegando casi al final del Discurso del Pan de Vida. Aquí empieza la
parte más polémica. Los judíos se encierran en sí mismos y empiezan a
cuestionar las afirmaciones de Jesús.
•
Juan 6,52-55: Carne y sangre: expresión de vida y de entrega total. Los judíos
reaccionan "¿Cómo este hombre puede darnos su carne para comer?" Era
cerca de la fiesta de Pascua. Dentro de unos pocos días, iban a comer la carne
del cordero pascual en la celebración de la noche de pascua. Ellos no entendían
las palabras de Jesús, porque tomaron todo al pie de la letra. Pero Jesús no
disminuyó las exigencias, ni tampoco retira nada de lo que había dicho, e
insiste: "«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo
del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi
carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come
mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”.
(a) Comer la carne de Jesús significa aceptar
a Jesús como el nuevo Cordero Pascual, cuya sangre nos libera de la esclavitud.
La ley del Antiguo Testamento, respecto a la vida, prohibía comer sangre (Dt
12,16.23; He 15.29). La sangre era la señal de la vida.
(b) Beber la sangre de Jesús significa
asimilar la misma manera de vivir que marcó la vida de Jesús. Lo que trae vida
no es celebrar el maná del pasado, sino comer este nuevo pan que es Jesús, su
carne y su sangre. Participando en la Cena Eucarística, asimilamos su vida, su
donación y su entrega. “Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis
su sangre, no tenéis vida en vosotros.” Deben aceptar a Jesús como mesías
crucificado, cuya sangre será derramada.
•
Juan 6,56-58: Quien me come, vivirá por mí. Las últimas frases son de gran
profundidad y tratan de resumir todo lo que se dijo. Evocan la dimensión
mística que envuelve toda la participación en la eucaristía. Expresan lo que
Pablo dice en la carta a los Gálatas: “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en
mí (Gál 2,20). Es lo que dice el Apocalipsis de Juan: “Si uno me oye y me abre,
entraré en su casa y comeremos juntos” (Ap 3,20). Y Juan mismo en el Evangelio:
“Si alguien me ama guardará mi palabra y mi Padre le amará y los dos nos
vendremos con él y en él haremos nuestra morada” (Jn 14,23). Y termina con la
promesa de vida que marca la diferencia con el antiguo éxodo: “Este es el pan
bajado del cielo. No es como el pan que comieron vuestros padres y después
murieron. Quien come de este pan vivirá por siempre."
•
Juan 6,59: Termina el discurso en la sinagoga. Hasta aquí la conversación entre
Jesús, la gente y los judíos en la sinagoga de Cafarnaún. Como aludimos
anteriormente, el Discurso del Pan de Vida nos ofrece una imagen de cómo era la
catequesis en aquel final del siglo primero en las comunidades cristianas de
Asia Menor. Las preguntas de la gente y de los judíos reflejan las dificultades
de los miembros de las comunidades. Y las respuestas de Jesús representan las
aclaraciones para ayudarlos a superar las dificultades, a profundizar en su fe
y a vivir más intensamente la eucaristía que se celebraba sobre todo en las
noches del sábado al domingo, el Día del Señor.
4)
Para la reflexión personal
•
A partir del Discurso del Pan de Vida, la celebración de la Eucaristía recibe
una luz muy fuerte y una enorme profundización. ¿Cuál es la luz que estoy
percibiendo y que me ayuda a da un paso?
•
Comer la carne y la sangre de Jesús, es el mandamiento que él nos da. ¿Cómo
vivo la eucaristía en mi vida? Aunque no pueda ir a misa todos los días o los
domingos, mi vida debe ser eucaristía. ¿Cómo alcanzar este objetivo?
5)
Oración final
¡Alabad
al Señor, todas las naciones,
ensalzadlo, pueblos todos!
Pues sólido es su amor hacia nosotros,
la lealtad del Señor dura para siempre. (Sal 117,1-2)
ensalzadlo, pueblos todos!
Pues sólido es su amor hacia nosotros,
la lealtad del Señor dura para siempre. (Sal 117,1-2)
Orden
de los Carmelitas