miércoles, 19 de enero de 2022

¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal?

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este miércoles de la 2ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del primer libro de Samuel 17, 1a.2a.4a. 8.32 – 33.37.40-51

 

Los filisteos reunieron sus fuerzas para el combate. También Saúl y los hombres de Israel  se reunieron y se dispusieron en orden de batalla frente a los filisteos.

Entonces salió del campo filisteo un luchador llamado Goliat. Se detuvo y gritó a las filas de Israel: «Para que salen a presentar batalla? ¿No soy yo el filisteo y ustedes los esclavos de Saúl? Elijan un hombre, y que baje a enfrentarme».

David dijo a Saúl: «No hay que desanimarse a causa de ese; tu servidor irá a luchar contra el filisteo».

Pero Saúl respondió a David: «Tú no puedes batirte con ese filisteo, porque no eres más que un muchacho, y él es un hombre de guerra desde su juventud».

Y David añadió: «El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, también me librará de la mano de ese filisteo».

Entonces Saúl dijo a David: «Ve, y que el Señor esté contigo».

Luego tomó en la mano su bastón, eligió en el torrente cinco piedras bien lisas, las puso en su bolsa de pastor, en la mochila, y con la honda en la mano avanzó hacia el filisteo.

El filisteo se fue acercando poco a poco a David, precedido de su escudero. Y al fijar sus ojos en David, el filisteo lo despreció, porque vio que era apenas un muchacho, de tez clara y de buena presencia. Entonces dijo a David: « ¿Soy yo un perro para que vengas a mí armado de palos?» Y maldijo a David invocando a sus dioses.

Luego le dijo: «Ven aquí, y daré tu carne a los pájaros del cielo y a los animales del campo».

David replicó al filisteo: «Tú avanzas contra mí armado de espada, lanza y jabalina, pero yo voy hacia ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de las huestes de Israel, a quien tú has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; yo te derrotaré, te cortaré la cabeza, y daré tu cadáver y los cadáveres del ejército filisteo a los pájaros del cielo y a los animales del campo. Así toda la tierra sabrá que hay un Dios para Israel. Y toda esta asamblea reconocerá que el Señor da la victoria sin espada ni lanza. Porque esta es una guerra del Señor, y él los entregará en nuestras manos».

Cuando el filisteo se puso en movimiento y se acercó cada vez más para enfrentar a David, este enfiló velozmente en dirección al filisteo. En seguida metió la mano en su bolsa, sacó de ella una piedra y la arrojó con la honda, hiriendo al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente, y él cayó de bruces contra el suelo. Así venció David al filisteo con la honda y una piedra; le asestó un golpe mortal, sin tener una espada en su mano.

David fue corriendo y se paró junto al filisteo; le agarró la espada, se la sacó de la vaina y lo mató, cortándole la cabeza.

Al ver que su héroe estaba muerto, los filisteos huyeron.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO

 

Sal 143, 1. 2. 9-10 (R.: 1a)

 

R.        Bendito sea el Señor, mi Roca.

 

Bendito sea el Señor, mi Roca,

el que adiestra mis brazos para el combate

y mis manos para la lucha.  R.

 

Él es mi bienhechor y mi fortaleza,

mi baluarte y mi libertador;

él es el escudo con que me resguardo,

y el que somete los pueblos a mis pies.  R.

 

Dios mío, yo quiero cantarte un canto nuevo

y tocar para ti con el arpa de diez cuerdas,

porque tú das la victoria a los reyes

y libras a David, tu servidor.  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 1- 6

 

Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.

Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante.» Y les dijo: « ¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?» Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió y su mano quedó curada.

Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Después de haber sido «ungido» como rey en secreto en la granja de su padre Jesé, parece que David fue puesto al servicio de Saúl, «el rechazado por Dios», pero todavía a cargo del trono. En un estilo muy popular se presentan las hazañas de David como jefe de banda en el combate contra los filisteos.
  • Todo está colocado para poner de relieve las cualidades de David y a la vez el sostén excepcional que Dios le concede.
  • El enfrentamiento de David con el gigante Goliat, es todo el símbolo de la debilidad, frente a la fuerza.
  • El relato cuenta primero como desconfiaron del posible triunfo de David y trataron de protegerlo con la armadura de Saúl; pero era demasiado grande y David no podía caminar. Con «los medios humanos» para vencer al gigante, David no pudo avanzar. Dios será su fuerza.
  • La debilidad del muchacho David no era más que una imagen para mostrar que la fuerza y la victoria vienen de Dios.
  • Si Dios lo quiere, un muchacho como David, una mujer como Judit o un pequeño ejército como el de los Macabeos, pueden vencer a fuerzas mucho más numerosas.
  • Dios no se deja impresionar por el aspecto ni por la gran estatura de las personas. Él nos salva sin usar armas hechas por nuestras manos. Él sólo quiere que confiemos en Él y, en ese momento, su victoria será nuestra victoria.

***

  • En esta escena se vuelve a cuestionar a los que consideraban la ley como «centro» de fe judía. Si ayer decía Jesús que el sábado es para el hombre, hoy aplica el principio en un caso concreto.
    • Siendo sábado, con libertad absoluta cura a  un hombre que tiene la mano paralizada en la mismísima sinagoga; delante de todos, especialmente de aquellos que más tarde lo acusarán.
    • Pero antes de hacerlo confronta a los presentes preguntándoles si se puede curar a un hombre en sábado. Jesús se indigna ante el silencio de todos, porque estas personas, encerradas en su interpretación estricta de la ley, se refugian en la excusa del descanso sabático para no hacer nada, ni siquiera por el que lo necesita. La reacción de Jesús es doble; si bien siente ira por el daño que hacen al pueblo, al mismo tiempo siente pena por el que se hacen a sí mis­mos, con su ceguera voluntaria; son dos expresiones de su amor al hom­bre.
    • En el camino del anuncio del Reino, Jesús constata que el primer enemigo de este Reino, es la ley tenida como valor supremo, incuestionable, absoluto. La ley es un valor y una necesidad. Pero detrás de cada ley, hay una intención que debe respirar respeto, amor y cuidado al hombre concreto. Una ley que no es vivida de esta manera, oprime tanto al hombre que termina por destruirlo.
    • Para aquel “que pasó haciendo el bien” «dejar de hacer el bien» en sábado, negando una curación a un pobre enfermo que la necesita, es pecar.
    • En la vida del Reino, si no construimos y damos vida, estamos colaborando con la destrucción y la muerte.  El discípulo del Reino,  no puede limitarse a «no hacer el mal» y cumplir con determinadas normas, creyendo que es suficiente. El Reino exige trabajo para que la vida nueva llegue y se realice concreta y visiblemente, tanto en el plano individual como social.
    • Los problemas que descubrió Jesús en su sociedad no se acabaron, también hoy están entre nosotros. En nuestra sociedad, hay también principios o «valores» que se constituyen en ley, y se los considera también como algo supremo, absoluto, aunque se sacrifique el bien de las personas, tanto de individuos como de grandes mayorías. Son como una nueva «ley» que se va infiltrando y termina siendo aceptada como un fundamento incuestionable de vida, ocultando muchas veces lo intereses particulares o de grupo a los que sirve.
    • Criterios, filosofías o modas por el uso común quedan muchas veces “legalizadas o estatizadas”, y no son más que perversiones de la realidad o de las personas. Lamentablemente, muchísimas veces, al acatarlas el hombre termina actuando en contra del hombre, sobre todo contra el más débil, y en contra de sí mismo.
    • A la luz de esta Palabra es bueno preguntamos: ¿Qué quedará, al final de todos nuestros esfuerzos, cumplimientos y trabajos en nuestra vida de hijos de Dios? ¿Qué permanecerá de consistente, de hermoso, y dichoso, de todo lo que hayamos dicho y hecho?
    • En el mensaje de Jesús, la respuesta es clara. De todo lo que tenemos, sólo quedará lo que hayamos sabido realizar por y desde el amor. De todo lo que hayamos vivido, sólo permanecerá lo que hayamos vivido para los demás, para el amor, para la solidaridad, para el bien y la felicidad de la humanidad.
    • El mundo dice que, hacer el bien y ayudar al hermano es algo que va contra nuestro propio ser y que nos limita. Pero la vida, pasión y resurrección de Jesús nos muestra que crear vida, regalar esperanza, ofrecer ayuda y consuelo, estar cerca de quien sufre, dar lo que otros puedan necesitar de nosotros, es precisamente lo que nos conduce a la plenitud.
    • En Jesucristo, el sábado se abre ya al don del domingo de vida nueva.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué partido tomamos entre el cumplir y el amar?
  • ¿Qué lugar ocupa la vida del hombre y sus necesidades?
  • ¿Cómo construyo mi fidelidad cristiana?

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral