¡Amor y paz!
Hoy Lucas nos muestra la
intervención de Jesús en el Templo. Es una llamada de atención a recolocar
nuestra actitud religiosa en un plano de autenticidad y sinceridad. El espacio
y el tiempo sagrado deben adquirir su verdadero sentido como forma de encuentro
con Dios. Es el encuentro que le da sentido a nuestra existencia.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el evangelio y el comentario, en este viernes de la XXXIII
Semana del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 19,45-48.
Y al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones". Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo. Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.
Comentario
Observo perplejo cómo se le abren cada vez más espacios en los medios de comunicación a los
horóscopos, los tarots y muchas formas de adivinación, mientras simultáneamente
disminuyen y desaparecen los espacios para la Palabra de Dios.
Esa es una de las más
preocupantes demostraciones de la desacralización de la sociedad y, por lo
tanto, de su gran deterioro. Y esto, porque a lo ´mágico’ se unen otros dos
elementos que constituyen el coctel predilecto que permite a los medios o a través de ellos idiotizar a la
gente, sobre todo la menos culta, pero no exclusivamente ella: el sexo y la
violencia.
De aquí que, en todos los
medios, a través de telenovelas y ‘realities’, los periódicos, la radio, la
internet, incluyendo las redes sociales, se incrementan los espacios mediante los cuales se busca llegar a las
vísceras, exacerbar el morbo, hacerle eco a lo ‘light’, pero nunca despertar la
razón y la crítica y mucho menos cultivar los valores del espíritu.
Es así como en los periódicos y noticieros han venido aumentando las informaciones de lo que se llama la 'crónica roja': las páginas y pantallas se llenan de sangre, pero por ninguna parte o muy poco aparece la defensa de la vida o la crítica de los hechos que ocasionaron las muertes y tragedias o la manera de evitarlas. Explotar ese gusto por lo morboso, por lo violento y por lo misterioso les produce muchas ganancias a los medios.
Traigo todo esto a cuento
hoy, cuando Lucas nos presenta a Jesús en el templo, el corazón mismo de Jerusalén, la
ciudad ante la cual el Señor lloró ayer. Es el centro de la
religiosidad judía, el lugar sagrado por excelencia.
¿Tenemos hoy lugares
sagrados? ¿O los convertimos en museos? ¿Los frecuentamos? ¿Cómo nos comportamos en ellos? O ¿por qué clase
de lugares hemos cambiado los templos? ¿Por qué tipo de actos y ceremonias hemos trocado el culto a Dios vivo y verdadero? Tal vez, como advertía san José
María Escrivá de Balaguer (Camino), no tenemos fe, pero sí supersticiones.
En otras palabras, ¿Hemos cambiado lo sagrado por lo profano? ¿Nos hemos dejado llevar de quienes nos imponen modas y costumbres que nos alejan de Dios, como ahora en que se acerca la Navidad, pero todo nos habla de comercio y de ganancias, pero menos de Él?
En otras palabras, ¿Hemos cambiado lo sagrado por lo profano? ¿Nos hemos dejado llevar de quienes nos imponen modas y costumbres que nos alejan de Dios, como ahora en que se acerca la Navidad, pero todo nos habla de comercio y de ganancias, pero menos de Él?
L. F. Salamanca.