¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en
este jueves
de la 2ª semana de Cuaresma.
Dios
nos bendice...
Primera lectura
Lectura del libro de
Jeremías (17,5-10):
Esto dice el Señor:
ESTO dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre,
y busca el apoyo de las criaturas,
apartando su corazón del Señor.
Será como cardo en la estepa,
que nunca recibe la lluvia;
habitará en un árido desierto,
tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor
y pone en el Señor su confianza.
Será un árbol plantado junto al agua,
que alarga a la corriente sus raíces;
no teme la llegada del estío,
su follaje siempre está verde;
en año de sequía no se inquieta,
ni dejará por eso de dar fruto.
Nada hay más falso y enfermo
que el corazón: ¿quién lo conoce?
Yo, el Señor, examino el corazón,
sondeo el corazón de los hombres
para pagar a cada cual su conducta
según el fruto de sus acciones».
Palabra de Dios
Esto dice el Señor:
ESTO dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre,
y busca el apoyo de las criaturas,
apartando su corazón del Señor.
Será como cardo en la estepa,
que nunca recibe la lluvia;
habitará en un árido desierto,
tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor
y pone en el Señor su confianza.
Será un árbol plantado junto al agua,
que alarga a la corriente sus raíces;
no teme la llegada del estío,
su follaje siempre está verde;
en año de sequía no se inquieta,
ni dejará por eso de dar fruto.
Nada hay más falso y enfermo
que el corazón: ¿quién lo conoce?
Yo, el Señor, examino el corazón,
sondeo el corazón de los hombres
para pagar a cada cual su conducta
según el fruto de sus acciones».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 1,1-2.3.4.6
R/. Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor
V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
R/. Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor
V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Lucas (16,19-31):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le dijo:
“Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.
Él dijo:
“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”.
Abrahán le dice:
“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”.
Pero él le dijo:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.
Abrahán le dijo:
“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».
Palabra del Señor
EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le dijo:
“Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.
Él dijo:
“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”.
Abrahán le dice:
“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”.
Pero él le dijo:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.
Abrahán le dijo:
“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».
Palabra del Señor
Comentario
1.1 Creo
yo que fue el doctor Alexis Carrel, premio Nobel de medicina en 1912, quien en
tiempos recientes dirigió de modo más resuelto nuestra atención hacia ese
misterio que reposa en el fondo de cada uno de nosotros. Marcó una época con su
obra "La incógnita del hombre". Es bueno partir de ese punto: nuestra
existencia tiene un borde misterio y una hondura de trascendencia. Vivir no es
transcurrir.
1.2 Hay
varios pasajes en la Escritura que dan testimonio de este misterio que somos. Y
la primera lectura de hoy va en esa dirección. "¿quién entenderá el
corazón del hombre?". Es la pregunta que puede hacerse todo aquel que mire
con atención las incoherencias y desgarrones íntimos de la vida propia o ajena.
El Concilio Vaticano II expuso este drama de modo preciso y elocuente,
especialmente en su Constitución Apostólica "Gaudium et Spes", número
4, de donde tomamos algunas líneas.
1.3
"El género humano se halla actualmente en una nueva era de su historia,
caracterizada por rápidos y profundos cambios que progresivamente se extienden
al mundo entero. Debidos a la inteligencia y a la actividad creadora del
hombre, recaen luego sobre éste, sobre sus juicios y deseos individuales y
colectivos, sobre su modo de pensar y obrar, tanto sobre los hombres como sobre
las cosas. Cabe, por lo tanto, hablar de una verdadera transformación social y
cultural que redunda aun en la misma vida religiosa.
1.4 Como
sucede en toda crisis de crecimiento, esta transformación lleva consigo no
leves dificultades. El hombre extiende en grandes proporciones su poderío,
aunque no siempre logra someterlo a su servicio. Pero, cuando trata de penetrar
en el conocimiento más íntimo de su propio espíritu, con frecuencia aparece aún
más inseguro de sí mismo. Y, cuando progresivamente va descubriendo con mayor
claridad las leyes de la vida social, permanece perplejo sobre la dirección que
se le debe imprimir.
1.5
"Nunca el género humano tuvo a disposición suya tantas riquezas, tantas
posibilidades y tanto poder económico. Sin embargo, una gran parte de la
humanidad sufre aún hambre y miseria, mientras inmensas multitudes no saben
leer ni escribir. Nunca como hoy ha tenido el hombre sentido tan agudo de su
libertad, mas al mismo tiempo surgen nuevas formas de esclavitud social y
psíquica. Mientras el mundo siente tan clara su propia unidad y la mutua
interdependencia de todos en una ineludible solidaridad, se ve, sin embargo,
gravísimamente dividido en direcciones opuestas, a causa de fuerzas que luchan
entre sí: de hecho, subsisten todavía muy graves las diferencias políticas,
sociales, económicas, raciales e ideológicas; y ni siquiera ha desaparecido el
peligro de una guerra que está llamada a aniquilarlo todo. Aumenta intensamente
el intercambio de ideas, pero las palabras mismas correspondientes a los más
importantes conceptos, reciben significados muy distintos, según las diversas
ideologías. Y, mientras con todo ahínco se busca un ordenamiento temporal más
perfecto, no se avanza paralelamente en el progreso espiritual.
1.6
"Entre tan contradictorias situaciones, la mayoría de nuestros
contemporáneos no llegan a conocer bien los valores perennes ni pueden
armonizarlos con los nuevamente descubiertos. Por ello, con gran inquietud se
preguntan, sufriendo entre la esperanza y la angustia, sobre la actual
evolución del mundo. Esta evolución desafía a los hombres -más aún, les obliga-
a dar una respuesta".
2. Un
Hombre sin Rostro
2.1 El
filósofo judío Emmanuel Levinás ha desarrollado de modo extenso y hondo el tema
del "rostro" en la filosofía, precisamente como una "examen de
conciencia" a la misma filosofía. La ética, por ejemplo, no ha de ser
tratada, según él, en términos de "lo bueno", así en abstracto, sino
sólo en cuanto acontece en el encuentro con el otro. El rostro del otro, el
rostro del pobre, singularmente, es la exigencia más "objetiva" de
bien que puede sentir el ser humano.
2.2 Esta
remembranza viene al caso porque para el rico del evangelio Lázaro no existía.
Era invisible, era parte de un paisaje; era un fondo de escenario sobre el que
el rico quería escribir su propia comedia de diversión sin límites y de poder
sin amenazas. Lázaro no tenía rostro para el rico, y así el rico podía ser feliz
y seguramente sentirse bueno.
2.3 Es
interesante en este orden de ideas que el nombre del rico no aparece por
ninguna parte. Para él Lázaro no existía, pero ante Dios es Lázaro el que tiene
nombre. Su historia y su dolor son preciosos ante los ojos de Dios, mientras
que la comedia de placer del ricachón no tiene valor ni nombre en los cielos.
2.4 Ante Dios, pues, tenemos rostro en cuanto tenemos necesidad. Los
rasgos de nuestra necesidad son los rasgos de nuestro rostro en el Cielo. Un
hipotético ser "carente de necesidades" es un ser carente de Dios y
es irreconocible para Dios, porque es un ser que niega su propia condición de
dependencia creatural con el Dios único que a todos da el ser y lo conserva.
Este tiempo de cuaresma, pues, nos invita con fuerza a reconocernos en la
hondura de nuestras necesidades y carencias, como camino de encuentro con el
Dios vivo.
http://fraynelson.com/homilias.html.