¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este miércoles de
la 28ª semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice....
LECTIO DIVINA: LUCAS
11,42-46
Lectio:
Miércoles, 17 octubre,
2018
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Te pedimos, Señor, que tu
gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera que estemos dispuestos a
obrar siempre el bien. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas
11,42-46
Pero, ¡ay de vosotros, los
fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y
dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que
practicar, aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis
el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de
vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los
hombres sin saberlo!»
Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas también nos injurias a nosotros!» Pero él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!
Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas también nos injurias a nosotros!» Pero él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!
3) Reflexión
• En el Evangelio de hoy
sigue la relación conflictiva entre Jesús y las autoridades religiosas de la
época. Hoy, en la Iglesia, se vive el mismo conflicto. En una determinada
diócesis, el obispo convocó a los pobres a que participaran activamente. Ellos
escucharon las peticiones y muchos de ellos empezaron a participar. Surgió un
serio conflicto. Los ricos decían que habían sido excluidos y algunos
sacerdotes empezaron a decir: “¡El obispo hace política y olvida el evangelio!”
• Lucas 11,42: “Pero, ¡ay
de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de
toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que
había que practicar, aunque sin omitir aquello.”. Esta crítica de Jesús contra
los líderes religiosos de aquella época puede ser repetido contra muchos
líderes religiosos de los siglos siguientes, hasta hoy. Muchas veces, en nombre
de Dios, insistimos en detalles y olvidamos la justicia y el amor. Por ejemplo,
el jansenismo volvió árida la vivencia de la fe, insistiendo en observancias y
penitencias que desviaban a la gente del camino de amor. La hermana carmelita
Santa Teresa de Lisieux se crió en ese ambiente jansenista que caracterizaba a
Francia hacia los finales del siglo XIX. Fue a partir de una dolorosa
experiencia personal, que ella supo recuperar la gratuidad del amor de Dios
como una fuerza que tiene que animar por dentro la observancia de las normas.
Pues, sin la experiencia del amor, las observancias hacen de Dios un ídolo.
La observación final de
Jesús decía: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Os lo aseguro: mientras duren el
cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i ni una tilde de la ley
sin que todo se cumpla. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos
más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de
los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el
Reino de los Cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la
de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos”. Jesús
llama la atención de los discípulos sobre el comportamiento hipócrita de
algunos fariseos. A ellos les gustaba circular por las plazas con largas
túnicas, recibir el saludo de la gente, ocupar los primeros lugares en las
sinagogas y lugares de honor en los banquetes (cf. Mt 6,5; 23,5-7). ¡Marcos
añade que a ellos les gustaba entrar en las casas de las viudas y hacer largas
preces en cambio de dinero! Personas así recibirán un juicio muy severo (Mc
12,38-40). Hoy en nuestra Iglesia ocurre lo mismo.
• Lucas 11,44: Ay de
vosotros, sepulcros que no se ven. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos
hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen
hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda
inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres,
pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad” (Mt 23,27-28). La
imagen de los “sepulcros blanqueados” habla por sí sola y no necesita comentarios.
Por medio de ella, Jesús condena a los que tienen una apariencia ficticia de
persona correcta, pero cuyo interior es la negación total de aquello que
quieren hacer por fuera. Lucas, habla de sepulcros escondidos: “¡Ay de
vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los
hombres sin saberlo". Quien pisa o toca un sepulcro se vuelve impuro, lo
mismo cuando el sepulcro está escondido bajo tierra. La imagen es muy fuerte:
por fuera, el fariseo de siempre parece justo y bueno, pero ese aspecto es un
engaño, pues en su interior existe un sepulcro escondido que, si la gente no
sabe darse cuenta, difunde un veneno que mata, comunica una mentalidad que
aleja de Dios, sugiere una comprensión errada de la Buena Noticia del Reino. Una
ideología que hace del Dios vivo, ¡un ídolo muerto!
• Lucas 11,45-46: Crítica
del doctor de la ley y la respuesta de Jesús. “Uno de los legistas le
respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas también nos injurias a nosotros!” En
la respuesta Jesús no se vuelve atrás, sino que deja bien claro que la misma
crítica vale también para los escribas: "¡Ay también de vosotros, los
legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las
tocáis ni con uno de vuestros dedos!”. En el Sermón de la Montaña, Jesús
expresa la misma crítica que sirve de comentario: “En la cátedra de Moisés se
han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os
digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas
pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo
quieren moverlas” (Mt 23,2-4).
4) Para la reflexión
personal
• La hipocresía mantiene
una apariencia engañadora. ¿hasta dónde actúa en mí la hipocresía? ¿Hasta dónde
actúa en nuestra Iglesia?
• Jesús criticaba a los
escribas que insistían en la observancia disciplinar de las cosas minutas de la
ley como el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y olvidan
insistir en el objetivo de la ley que es la práctica de la justicia y del amor.
Esta crítica ¿vale también para mí?
5) Oración final
Feliz quien no sigue
consejos de malvados
ni anda mezclado con pecadores
ni en grupos de necios toma asiento,
sino que se recrea en la ley del Señor,
susurrando su ley día y noche. (Sal 1,1-2)
ni anda mezclado con pecadores
ni en grupos de necios toma asiento,
sino que se recrea en la ley del Señor,
susurrando su ley día y noche. (Sal 1,1-2)
Orden de los Carmelitas