¡Amor
y paz!
Dios nos bendice...
Hijos
míos:
Dios nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. Queridos míos, no crean a cualquiera que se considere inspirado: pongan a prueba su inspiración, para ver si procede de Dios, porque han aparecido en el mundo muchos falsos profetas. En esto reconocerán al que está inspirado por Dios: todo el que confiesa a Jesucristo manifestado en la carne, procede de Dios. Y todo el que niega a Jesús, no procede de Dios, sino que está inspirado por el Anticristo, por el que ustedes oyeron decir que vendría y ya está en el mundo. Hijos míos, ustedes son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque aquel que está en ustedes es más grande que el que está en el mundo. Ellos son del mundo, por eso hablan el lenguaje del mundo y el mundo los escucha. Nosotros, en cambio, somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha, pero el que no es de Dios no nos escucha. Y en esto distinguiremos la verdadera de la falsa inspiración.
Salmo 2,7-8.10-11.
Voy a
proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: “Tú eres mi hijo,
Yo te he engendrado hoy.
«Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra."
Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor
Evangelio según San Mateo 4,12-17.23-25.
Él me ha dicho: “Tú eres mi hijo,
Yo te he engendrado hoy.
«Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra."
Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor
Evangelio según San Mateo 4,12-17.23-25.
Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz. A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente. Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.
Comentario
1.
Discernimiento cristiano
1.1
Juan nos exhorta al discernimiento. Es una monición extraordinariamente actual,
por doble motivo: porque siempre necesitamos estar despiertos para no dejarnos
confundir, y porque el tipo de engaños que él denuncia están hoy muy vivos,
especialmente a través de esa difusa religiosidad que se denomina "Nueva
Era".
1.2
Los anticristos, los grandes enemigos que denuncia Juan, son en realidad
enemigos de la carne de Cristo. Hablarán de él como de un maestro (uno entre
muchos); dirán que es puro, bello, majestuoso, luminoso, pero callarán el
misterio que da su sentido más hondo a todos esos elogios: él es de nuestra
naturaleza; su carne es nuestra carne; ha cargado sobre sí nuestros delitos;
nos conoce por dentro; ha vencido desde dentro al enemigo que nos acechaba y
ahora nos ofrece no sólo su ejemplo sino su preciosa gracia, sin la cual es
imposible vencer.
1.3
Es sumamente valiosa por esto la síntesis que nos ofrece este capítulo tercero
de la primera carta de Juan: "éste es su mandamiento: que creamos en la
persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros" (1 Jn
3,23). Esta es la vida cristiana: creer y amar.
1.4
¿En dónde se encuentran el creer y el amar? En la carne de Jesucristo. Creemos
que su misterio no es una fábula, porque sucedió en una carne y en una historia
como nuestra carne y como nuestra historia. Amamos, porque nuestra existencia
en una carne como la suya sólo puede ser espejo de la vida nueva que hemos
recibido y que proviene de él, de su carne misma.
2.
El ministerio del Bautista y el ministerio de Jesús
2.1
El texto del evangelio de hoy nos permite articular el ministerio de Juan
Bautista y el de Jesús. Entre estos dos ministerios no hay solamente una
secuencia de tiempo; hay algo mucho más profundo, y con la ayuda del Señor
deseamos descubrirlo cuanto Dios nos lo conceda.
2.2
Jesús inicia su predicación después del arresto de Juan. No es sólo un orden
temporal de hechos; estamos ante una lectura de los signos de los tiempos
realizada por Jesús, después de superar las tentaciones del desierto, luego de
haber sido bautizado por el mismo Juan.
2.3
Jesús deja Nazaret, y con ella, a María, su Madre. Desde este momento su morada
será cada vez más incierta hasta el día en que tenga que decir que no tiene
dónde reclinar su cabeza (Mt 8,20). Por ahora, su primera escala es la ciudad
costera de Cafarnaúm, en donde habrá de realizar un magnífico ministerio pero
con frutos escasos para sus ojos ávidos de más amor y obediencia a Dios Padre
(cf. Mt 11,23). Después dejará Galilea del todo para emprender la peregrinación
final hacia Jerusalén (Lc 9,51). Y por último lo dejará todo para subir a la
Cruz.
http://fraynelson.com/homilias.html.