¡Amor
y paz!
A
todos los lectores y seguidores de este blog del Movimiento Fratres, les
deseamos muchas bendiciones, amor y paz en el año que acaba de comenzar.
Los
invito a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario en este domingo en
que celebramos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios.
Dios
nos bendice…
Libro
de los Números 6,22-27.
El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz. Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.
Salmo
67(66),2-3.5.6.8.
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga
brillar su rostro sobre nosotros,
para
que en la tierra se reconozca su dominio,
y
su victoria entre las naciones.
Que
canten de alegría las naciones,
porque
gobiernas a los pueblos con justicia
y
guías a las naciones de la tierra.
¡Que
los pueblos te den gracias, Señor,
que
todos los pueblos te den gracias!
Que
Dios nos bendiga,
y
lo teman todos los confines de la tierra.
Carta
de San Pablo a los Gálatas 4,4-7.
Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo" ¡Abba!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Evangelio
según San Lucas 2,16-21.
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Angel antes de su concepción.
Comentario:
1.
Una bendición
1.1
La primera lectura de hoy nos trae una bendición, pero sobre todo nos enseña a
bendecir. No es un acto trivial ni una simple costumbre social; es nuestro modo
de acoger en cada aspecto de la vida al Dios de la alianza. Nuestras
bendiciones mutuas son prenda de la bendición del Señor.
1.2
Podemos sintetizar los buenos deseos de esta hermosa bendición del libro de los
Números en tres aspectos, que son también los mejores deseos para el año que
empieza: protección, amistad con Dios y paz. Defendidos del mal y fortalecidos
en el bien: este es rostro de la raza bendecida.
1.3
La bendición bíblica, que han popularizado especialmente los frailes
franciscanos, no habla directamente de la amistad con Dios, sino del resplandor
de su rostro, la cercanía de su favor y benevolencia. Una vida bendecida va
acompañada del brillo del rostro de Dios y de una cálida proximidad a su amor y
su bondad. Corresponde, pues, a lo que solemos llamar "permanecer en la
gracia de Dios". El gran anhelo al bendecir es en realidad la vida de la
gracia.
2.
Nacido de mujer
2.1
La segunda lectura abre un tema distinto, relacionado con la solemnidad
litúrgica de este día. Jesús el hijo de María; María es la madre de Jesús. La
humildad del "nacido de mujer" se convierte en exaltación de la
"madre de Dios".
2.2
Jesús es el nacido en la "plenitud de los tiempos". El tiempo de
Jesús es el tiempo cumplido, o mejor: Jesús es el que da su cumplimiento, su
plenitud al tiempo; no hay tiempos plenos sin Jesús; sin el, la vida queda sin
plenitud; queda vacía.
2.3
Nació de mujer; nació bajo la ley. Las dos cosas van paralelas, en la mente del
apóstol Pablo. Y es lógico: nacer de mujer es entrar a participar de las leyes
y condiciones fundamentales de la vida humana. Nacido de mujer significa:
sometido a las leyes de nuestra existencia. En el otro sentido también hay una
semejanza. Nacer "bajo la ley" es también "al amparo, en el seno
de la ley". A su modo la ley era una madre, y alguna vida quería propagar,
o por lo menos, no dejar perder.
2.4
El paralelo continúa. El que nació de mujer trasciende esa condición a favor
nuestro, pues nos hace hijos de Dios. El que nació bajo la ley trasciende esa
condición liberándonos del dominio de la ley de Moisés, al concedernos "el
Espíritu de su hijo". Así pues, la condición humillada de Jesús, por la
que se hace "nuestro", es el punto de partida de un movimiento
trascendente que nos hace "suyos". En el corazón de esa maravillosa
transformación cósmica está
María.
3.
El Nombre de Jesús
3.1
El evangelio de hoy nos ofrece el tercer tema: el Nombre de Jesús. Antiguamente
la Iglesia celebraba el 1° de enero la fiesta de la Circuncisión del Señor. El
tema como tal queda hoy en un segundo o tercer plano, pero no deberíamos
dejarlo sepultado: por su circuncisión Jesús pertenece a la alianza que Dios
selló con Abraham, y así como interesa ver que en Cristo se cumple lo prometido
a David, así también interesa ver que la alianza con Abraham alcanza su plenitud
en la plenitud de Cristo.
3.2
En otro sentido, este es un día precioso para meditar en el significado del
nombre de nuestro Salvador. Este es el nombre que fue revelado a José (Mt 1,21)
y a María (Lc 1,31). Quiere decir: "Yahvé salva". ¡El hijo de María
lleva la salvación ya en su nombre!
3.3
Invocar a menudo el nombre de Jesús es un modo místico de acercarnos al Nombre
sobre todo nombre. No son las letras, no es magia; es la gloria de Dios hecha
próxima, es la bondad de Dios entre nosotros, es verdaderamente el
Dios-con-nosotros.
3.4
Con el nombre de Jesús sucede como con la Hostia Consagrada. Puede ser tan
grande o tan pequeña como nuestra fe o como nuestro amor. "Jesús"
puede ser el título de un recuerdo o el nombre que nos revela la más preciosa
historia de gracia y de amor de todos los tiempos.
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