viernes, 2 de septiembre de 2016

El nuevo nacimiento que propone Jesús es una renovación total del hombre

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la 22ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Lucas 5,33-39. 
En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben". Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar". Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos! Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor". 
Comentario

v. 34. El "esposo" es Jesucristo, los "compañeros" son los apóstoles, elegidos por El mismo; el tiempo que Jesús pasa en la tierra es el anuncio de las Bodas eternas del Cordero que se realizarán en su segunda venida (Apoc. 19, 6 - 9). 

v. 36. La doctrina del nuevo nacimiento que trae Jesús (Juan 3, 3 ss.) es una renovación total del hombre; no de a pedazos, como remiendo que sirve de pretexto para continuar en lo demás como antes. Toda ella tiene la unidad de un solo diamante, aunque con innumerables facetas. Es para tomarla tal como es, o dejarla. Veamos en 9, 57 ss.; 14, 25 y nota, la forma asombrosa en que El reacciona porque no quiere mezclas (Mat. 6, 24; Apoc. 3, 15; cf. Deut. 22, 11). Un día oye de Natanael una burla, y lo elogia por su sinceridad (Juan 1, 46 s.). En cambio, oye de otros alabanzas, y las desprecia porque son de los labios y no del corazón (Mat. 15, 8). Por eso dice que se perdonará la blasfemia contra El, pero no la que sea contra el Espíritu, el pecado contra la luz (Mat. 12, 31 - 33).

vv. 37 s. Como el cuero viejo no es capaz de resistir la fuerza expansiva del vino nuevo, así las almas apegadas a lo propio, sean intereses, tradiciones o rutinas, no soportan "las paradojas" de Jesús (véase 7, 23 y nota) que son "un escándalo" para los que se creen santos, y "una locura" para los que se creen sabios (I Cor. 1, 23; cf. Luc. 10, 21). Hay aquí una lección semejante a la de Mat. 7, 6 sobre los "cerdos" para que no nos empeñemos indiscretamente en forzar la siembra en una tierra que no quiere abrirse. Cf. Mat. 13, 1 ss. 

v. 39. Esta alegoría plantea al vivo el problema del "no conformismo" cristiano. Cristo, "el mayor revolucionario de la historia", no es aceptado fácilmente por los satisfechos. Si no sentimos en carne viva la miseria de lo que somos nosotros mismos en esta naturaleza caída (cf. Juan 2, 24 y nota) y de lo que es "este siglo malo" en que vivimos (Gál. 1, 4), no sentiremos la necesidad de un Libertador. Si no nos sentimos enfermos, no creeremos que necesitamos médico (v. 31 s.), ni desearemos que El venga (Apoc. 22, 20), y miraremos su doctrina como perturbadora del plácido sueño de muerte en que nos tiene narcotizados Satanás "el príncipe de este mundo" (Juan 14, 30). El que está satisfecho con el actual vino, que es el mundo, no querrá otro (cf. Mat. 6, 24 y nota) porque si uno es del mundo no puede tener el Espíritu Santo (Juan 14, 17), ni puede tener amor (I Juan 2, 15). Entonces verá pasar la Luz, que es el bien infinito, y la dejará alejarse porque amará más sus propias tinieblas (cf. 18, 22 y nota). Tal es precisamente el tremendo juicio de discernimiento que Jesús vino a hacer (Juan 3, 19). Y tal es lo que obliga al amor paternal de Dios a enviar pruebas severas a los que quiera salvar de la muerte.

ACI DIGITAL 2003