¡Amor y paz!
El Evangelio nos cuenta hoy
la visita que hace Jesús a Marta y María y la actitud que ambas asumen ante ese
visitante. Si bien Marta lo recibe en su casa, se dedica a los que quehaceres
domésticos, mientras María aprovecha que esa visita ‘no se da todos los días’ y
se sienta a escuchar al Señor.
¿Nos parecemos a Marta y
vivimos nuestro día a día haciendo
muchas cosas, pero no tenemos un tiempo para Dios? ¿O nos dedicamos a orar y
descuidamos nuestros deberes? “María eligió la mejor parte”, dice Jesús.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la XXVII Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 10,38-42.
Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".
Comentario
a) En su camino hacia
Jerusalén, Jesús se hospeda en una casa amiga: la de Marta y María. Jesús sabe
tomarse un descanso y es capaz de amistad. Las dos son seguramente las mismas
de las que habla Juan (Jn 11), las hermanas de Lázaro, a quien Jesús resucitó.
La breve escena es muy
familiar. Marta y María tienen carácter muy diferente: una, buena ama de casa,
se esmera en atender a las cosas materiales; la otra se sienta a los pies de
Jesús, en actitud de discípula, y le escucha atentamente.
Ante la queja de Marta,
Jesús, amablemente, le recuerda que "sólo una cosa es necesaria: María ha
escogido la parte mejor", porque aprovecha la ocasión de que tienen al
Maestro en casa y le escucha.
b) A veces, Jesús
recomienda claramente la caridad, el servicio a los demás, como ayer, con la
parábola del samaritano.
Otras, como hoy, destaca
la actitud de fe y de escucha. A los doce apóstoles, y luego a los setenta y
dos, les había recomendado que no tuvieran demasiadas preocupaciones
materiales, sino que se centraran en lo esencial, la predicación del Reino.
Otras veces nos dice que busquemos el Reino de Dios, que todo lo demás se nos
dará por añadidura.
Cuando quiso enseñarnos
quiénes eran ahora su madre y sus hermanos, recordamos lo que dijo: "los
que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica".
Lo cual quiere decir que
no pueden ser opuestas las dos actitudes: la de la caridad detallista y la de
la oración y la escucha. Sino complementarias. Hemos de ser hospitalarios, pero
también discípulos. Con tiempo para los demás, pero también para nosotros
mismos y para Dios. Y al revés: con oración, pero también con acción y entrega
concreta.
Cada cristiano -no sólo
los monjes o sacerdotes- debe saber conjugar las dos dimensiones: la oración y
el trabajo servicial. ¿Cuál es el aspecto que yo descuido? ¿Me refugio tal vez
en la meditación y luego no doy golpe? ¿O me dedico a un activismo ansioso y
descuido los momentos de oración? ¿Soy sólo Marta, o sólo María? ¿No debería
unir las dos cosas?
El mismo Jesús, cuyo
horario de trabajo difícilmente igualaremos, buscaba momentos de oración
personal -además de la comunitaria, en el templo o en la sinagoga- para orar a
su Padre, dejando por unas horas su dedicación explícita a los enfermos o a los
discípulos.
Nuestro trabajo no puede
ser bueno si no tiene raíces, si no estamos en contacto con Dios, si no se basa
en la escucha de su Palabra. Jesús no desautoriza el amor de Marta, pero sí le
da una lección de que no tiene que vivir en excesivo ajetreo: debe encontrar
tiempo para la escucha de la fe y la oración.
J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 19976. Págs. 145-149
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 19976. Págs. 145-149