¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer
y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 30ª semana del
Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio
según San Lucas 14,1.7-11.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: "Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Comentario
Jesús presenta
esta parábola que tiene toda la actualidad en nuestras vidas y sociedades. La
lucha por los primeros puestos es un espectáculo diario. Para tener un puesto
basta un poco de suerte o la recomendación de alguien. Suelen surgir intrigas,
chantajes, recomendaciones de niveles altos para esta clase de aspiraciones.
Nosotros,
muchas veces pensamos que el puesto hace al hombre y por eso hoy Jesús nos
recuerda que así no se mueve el Reino de Dios. El Maestro nos invita a poner en
su justo valor esa tonta carrera.
Jesús desea
que en nuestras actividades promovamos los rasgos de conducta propios del Reino
que llega y que consiste en que quien quiere entrar en él ha de hacerse
pequeño, no tener pretensiones de ser justo.
La verdadera
grandeza es la que tenemos ante Dios. Los primeros puestos se ocupan en
realidad ocupando los últimos. Nuestros deseos de grandeza y de dominio deben
transformarse en propósitos de un humilde servicio.
Pidamos al
Señor que nos motive a tener el coraje y la determinación de estar del lado de
los humildes y de los pequeños, a ejemplo de la Virgen María que fue fiel al
proyecto de Dios y así el Señor “miró la humildad de su esclava”.
¿Consideras a
la humildad un valor del Reino frente al orgullo y al interés personal?
Servicio Bíblico
Latinoamericano