jueves, 11 de junio de 2015

El dios-dinero no tiene ningún papel entre los seguidores de Jesús

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos,  leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves en que celebramos la memoria de San Bartolomé Apóstol. En algunos lugares se celebra la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, una oportunidad para pedirle al Señor por la vida y el ministerio de todos los sacerdotes y para que suscite nuevas y santas vocaciones.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 10,7-13. 
Jesús dijo a sus apóstoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente." No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.  

Comentario

Jesús acaba de elegir a doce discípulos (el número doce simboliza la unidad y totalidad del pueblo judío: doce patriarcas, doce tribus que conformaban el antiguo pueblo de Dios. El grupo de los doce representa al nuevo Israel. Como el antiguo es también muy variopinto. Forman parte de él Simón, llamado “Piedra/Pedro” por su especial dificultad para comprender el mensaje de Jesús; Santiago y Juan, denominados “hijos del trueno” por su ánimo violento y poco tolerante; Mateo, recaudador de impuestos, profesión especialmente odiada por los judíos y despreciada por su colaboracionismo con los romanos; un grupo de discípulos (seis en total) de los que nada se dice en el evangelio, ni antes ni después, y que representan al pueblo anónimo que da su adhesión a Jesús; el penúltimo de la lista, Simón, es calificado de fanático o zelote por pertenecer al círculo de los nacionalistas exaltados, marcados por su rechazo total de la dominación romana, y el último, tristemente célebre, es Judas Iscariote, el traidor.

La tarea de Jesús como pedagogo será conseguir que los valores del reino vayan prendiendo no sólo en la cabeza de los doce, sino –y principalmente- en su corazón. Por esto los envía al mundo dándoles unas recomendaciones previas: que se limiten, por el momento, a las ovejas de Israel, esto es, a remediar los males del pueblo que atraviesa una situación grave de abandono y descuido por parte de los pastores o maestros. Que ha llegado el reino de Dios debe notarse porque la gente comienza a liberarse, gracias a ellos, de la enfermedad (dolor físico), de la muerte (que acaba con toda vida), de la lepra (que separa de Dios y de los seres humamnos) y de los demonios (símbolo de la ideología opresora que esclaviza al ser humano por dentro). Es lo que ha hecho Jesús con anterioridad en el evangelio. Todo lo contrario de lo que hacen los grandes en nuestra sociedad: dar muerte en lugar de procurar vida. Un ejemplo: entre 1980 y 1993 las quinientas corporaciones más grandes del mundo suprimieron 4,4 millones de empleos, mientras multiplicaban sus ventas por 1,4, sus activos por 2,3 y los sueldos de altos ejecutivos por 6,1.

[Y ahora comienza lo más importante: lo que han recibido gratis, deben darlo gratis. El dios-dinero no tiene ningún papel que representar en la comunidad de los seguidores de Jesús. Y, por eso, Jesús les prohíbe procurarse oro, plata o monedas, esto es, dinero como base de seguridad. Ni llevar dos túnicas (imagen de riqueza), ni bastón (símbolo de violencia). Y que no anden cambiando de casa para mejorar su situación. Pobres, por elección y convicción, deben confiar en que no les faltará el sustento necesario. Será la solidaridad de los otros la que remedie su carencia. Es curioso, por lo demás, que Jesús no envíe a sus discípulos a hablar de Dios a los seres humanos, sino más bien a liberar a las personas del mal. Tal vez en esto consista la verdadera religión: en cumplir el designio de Dios sobre el mundo: que los seres humanos sean hermanos y felices. No es poca cosa, para comenzar... ]

Servicio Bíblico Latinoamericano