¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este viernes de la 1a
semana de Adviento, cuando celebramos la memoria de San Ambrosio, obispo y
doctor de la Iglesia.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: MATEO
9,27-31
Lectio:
Viernes, 7 diciembre,
2018
1) Oración inicial
Despierta tu poder y ven,
Señor; que tu brazo liberador nos salve de los peligros que nos amenazan a
causa de nuestros pecados. Tú, que vives y reinas.
2) Lectura
Del santo Evangelio según
Mateo 9,27-31
Cuando Jesús se iba de
allí, le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de
David!» Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice:
«¿Creéis que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor.» Entonces les tocó los ojos
diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra fe.» Y se abrieron sus ojos. Jesús
les ordenó severamente: «¡Mirad que nadie lo sepa!» Pero ellos, en cuanto
salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.
3) Reflexión
Otra vez, el evangelio de
hoy nos pone delante el encuentro de Jesús con la miseria humana. Jesús no se
echa atrás, no se esconde. Acoge a las personas y en su acogida entrañable
revela el amor de Dios.
• Dos ciegos siguen a
Jesús y gritan: “¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!”. A Jesús no le
gustaba mucho el título de Hijo de David. Critica la enseñanza
de los escribas que decían que el Mesías tenía que ser hijo de David: “El mismo
David lo llama su Señor: ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?” (Mc 12,37).
• Cuando Jesús llega a la
casa, pregunta a los ciegos: “¿Creen que yo puedo sanarlos?” Y ellos responden:
“¡Sí, Señor!” Una cosa es tener una correcta doctrina en la cabeza, otra cosa
es tener fe en el corazón. La doctrina de los dos ciegos no era muy correcta,
ya que llamaban a Jesús, Hijo de David. Pero a Jesús no le importa que le
llamen así, a él le importa que tengan fe.
• Entonces les toca los ojos y dice: “Reciban ustedes lo que han creído” Inmediatamente los ojos se abrieron. A pesar de no acertar en la doctrina, los dos ciegos tienen fe. Hoy en día muchas personas están más preocupadas con tener una doctrina que la fe.
• Es bueno que no olvidemos un pequeño detalle de hospitalidad. Jesús llega a casa y los dos ciegos entran ellos también en su casa, como la cosa más normal del mundo. Se sienten ‘en casa’ en la casa de Jesús. Y ¿hoy? Una religiosa decía: “¡Hoy en día la situación del mundo es tal que me siento desconfiada hasta con los pobres!” La situación ha cambiado mucho.
• Jesús pide que no
divulguen el milagro. Pero la prohibición no es respetada. Los dos ciegos salen
y difunden la Buena Noticia. Anunciar el evangelio, es decir la Buena Noticia,
quiere decir compartir con los demás el bien que Dios nos hace en la vida.
4) Para la reflexión
personal
• ¿Tengo en mi vida alguna
Buena Noticia que compartir con los demás?
• ¿Sobre qué punto insisto más: en una buena doctrina o en la fe?
• ¿Sobre qué punto insisto más: en una buena doctrina o en la fe?
5) Oración final
Cantaré por siempre el
amor del Señor,
anunciaré tu lealtad de edad en edad. (Sal 89,1)
anunciaré tu lealtad de edad en edad. (Sal 89,1)
Orden de los Carmelitas