miércoles, 18 de julio de 2012

¡Te alabamos, Padre, Señor del cielo y de la tierra!

¡Amor y paz!

A Dios no lo descubren los sabios y los poderosos, porque están llenos de sí mismos, o de su dinero o de su poder. Sólo las personas sencillas, de corazón humilde, son las que saben entender los signos con los que Él se manifiesta.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la XV Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 11,25-27.
En esa oportunidad, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Comentario

-Padre, Señor del cielo y de la tierra...

Es el único pasaje del evangelio donde Jesús utiliza estas palabras solemnes "Amo y Señor del cielo y de la tierra".

Habitualmente, Jesús habla del Padre con términos de intimidad y familiaridad. Esto subraya mucho más lo que Jesús dirá de Dios a continuación de ese pasaje del evangelio.

Sí, es verdad... nuestro Padre del cielo es el Creador Todopoderoso, el amo del mundo.

No hay otro Dios más que Él.

Y es quien dirige todo ese gran universo con sus millones de seres desde los átomos hasta las estrellas. Todo cuanto existe le está sometido. Es el "Señor~ del cielo... es el "Señor" de la tierra.

Me detengo a adorar, a reconocer la grandeza de Dios.
"Gloria a Dios en las alturas..."

-Bendito seas...

Jesús reza. Se dirige a Dios.

Es una oración de acción de gracias, una alabanza, un "te lo agradezco". Jesús es dichoso, su corazón rebosa de agradecimiento hacia el Padre. "¡Bendito seas, Padre!".

Con Jesús yo repito esa sencilla y breve oración.

-Porque lo que has escondido a los sabios y entendidos, lo has revelado a la gente sencilla.

¡Este es el objeto de su agradecimiento! Porque Dios se "esconde" a los orgullosos... y se "revela" a los humildes.

El gran Dios del Universo es desconocido de los que se creen ser más inteligentes y más sabios que los demás. No hay que pasarse de listo. Es a los pobres a quienes se da a conocer. De hecho, Jesús prefirió habitualmente visitar las gentes sencillas, hombres y mujeres de condición modesta.

Y es entre ellos que escogió sus primeros apóstoles. Se tiene la impresión que se trata de una verdadera preferencia de Dios: los que no son nada en el mundo, los que son insignificantes a los ojos de los hombres... ¡éstos son valiosos a los ojos de Dios! Señor, ayúdame a ser "uno de esos pequeños~ a quien Tú te revelas.

-Sí, Padre, bendito seas por haberte parecido eso bien. Jesús continúa su oración.

Trato de imaginarlo, escucho el timbre de su voz, cómo pronunciaba "¡Padre!". Para Jesús, Dios es ante todo "la bondad". Dios es bueno, ¿Dudo, quizá alguna vez, de la bondad de Dios? ¿Qué es lo que me hace dudar así? Y sin embargo, he recibido mucho de esta bondad. ¿Qué es lo que he recibido? 

¿Qué es lo que podría ayudarme a rezar, como Jesús, una oración de alabanza? "Gracias, oh Padre, por esto... por aquello..."

-Mi Padre me lo ha confiado todo. Al Hijo lo conoce sólo el Padre, y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiere revelar.

Sí, lo sabemos: Dios es difícil de alcanzar. Nadie lo ha visto nunca, excepto Jesús. Sí, El dice que "conoce a Dios"... ¡y que lo da a conocer a los que aceptan seguirlo y ser de su escuela! Jesús, ayúdame, todos y cada día de mi vida, a conocer mejor al Padre. ¡Que tu evangelio sea mi meditación cotidiana! 
Que trate de penetrar mejor en tu misterio... hasta el día que, por fin, te veré cara a cara.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTES A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 72 s.